Laúd de Dos Mástiles de Ozzy

Hace unos días jugando una partida con los chavales en el taller de rol que hacemos, surgió la idea de un bardo demoniaco, que portaba un instrumento mágico que mediante riff y solos, se enfrentaba a los jugadores. De esa idea finalmente surgió este objeto, con sus cualidades, para el juego de rol más famoso del mundo en su 5ª edición.

Os presento el Laúd de Dos Mástiles de Ozzy, en un claro homenaje al cantante de Black Sabbath, Ozzy Osbourne.

Laúd de Dos Mástiles de Ozzy

Laúd de los Dos Mástiles de Ozzy

Objeto mágico, raro (requiere sintonización por un bardo)

Descripción

Este laúd de doble mástil parece tallado en madera negra viva, con vetas rojas como si ardiera por dentro. Sus mástiles se curvan como cuernos de demonio, y sus cuerdas vibran con energía espectral. Un cristal verde incrustado en su cuerpo palpita como un corazón arcano. Al tocarlo, el aire se llena de notas que desgarran la realidad.

El instrumento está cubierto de filigranas espinosas, runas infernales y grabados que parecen moverse al ritmo de la música. Las cuerdas brillan con luz espectral, y el mástil izquierdo tiene grabado el nombre de su creador: Ozzy el King Sabbath, un bardo que vendió su alma por el poder de la música eterna.

Propiedades

Acorde del Caos (1 vez por descanso largo)

Como acción, puedes tocar un acorde disonante que obliga a todas las criaturas hostiles en un radio de 15 pies a realizar una tirada de salvación de Sabiduría (CD 15). En caso de fallo, quedan aturdidas hasta el final de su siguiente turno.

Grito Armónico (2 veces por descanso largo)

Puedes usar una acción para emitir una onda sonora destructiva en un cono de 15 pies. Las criaturas en el área deben hacer una tirada de salvación de Constitución (CD 15). En caso de fallo, reciben 3d6 de daño sónico; la mitad en caso de éxito.

Riff Infernal

Cuando lanzas un hechizo de encantamiento o ilusión mientras tocas el laúd, puedes añadir tu modificador de Carisma a la CD de salvación del hechizo o al daño infligido (una vez por turno).

Melodía de los Condenados (1 vez por descanso largo)

Puedes invocar 1d4 espíritus errantes durante 3 turnos. Estos aparecen en espacios desocupados a tu elección dentro de 30 pies y actúan en tu iniciativa. Son espectros menores (estadísticas de Sombras o Espíritus) que atacan a tus enemigos o te protegen.

Solo del Sacrificio

Puedes perder hasta 15 puntos de golpe para potenciar un hechizo. Por cada 5 HP sacrificados, el hechizo gana +1 al daño o +1 a la CD de salvación (máximo +3). Este efecto debe declararse antes de lanzar el hechizo.

Afinación del Plano (1 vez por semana)

Puedes tocar una melodía que abre un portal menor a otro plano durante 1 minuto (como Puerta Dimensional). El destino es aleatorio entre planos conocidos. Existe un 25% de probabilidad de atraer una criatura extraplanar hostil.

Efectos pasivos

Ritmo de la Resistencia: Tienes ventaja en tiradas de salvación contra efectos de miedo y encantamiento mientras estás sintonizado con el laúd.

Aura de Caos: Cuando tocas el laúd en combate, las criaturas hostiles a 10 pies tienen desventaja en su primera tirada de ataque contra ti ese turno.

Medio Siglo

Hoy es mi cumpleaños, y bien puedo decir que he cumplido medio siglo. Lo bueno de esto es que siempre puedes evitar decir que tienes los 50, utilizando eufemismo como este de «he llegado al medio siglo».

Iba a escribir una homilía enorme sobre mi vida y como me ha afectado el paso de los años, que he conseguido y que he fracasado, cuales han sido mis éxitos y cuales los menos exitosos, de que me arrepiento y de que estoy orgulloso, pero creo que eso lo dejaré para otro momento. Ahora me voy a ir a la playa y a celebrarlo por ahí

¡¡Salud a todos!!

La habitación de los relojes

La habitación de los relojes

Cuando Elías alquiló aquella habitación en la pensión de la calle Cuarzo, no quiso hacer preguntas. No pidió ver el contrato, ni se preocupó por conocer el nombre del dueño. Necesitaba encontrar silencio, y allí lo prometían. El edificio era vetusto, demasiado viejo, como si lo hubieran edificado anteriormente al diseño urbanístico de la ciudad. Los pasillos olían a polvo húmedo, a ropa olvidada y a madera que ya no recordaba su forma original.

La habitación era sencilla: una cama estrecha, una silla desvencijada empotrada contra un viejo escritorio, pero lo más extraño, era la pared decorada con papel pintado y cubierta por relojes fijados en ella. Docenas. Todos distintos, todos detenidos, como si se hubieran olvidado de darles cuerda. Las agujas inmóviles parecían aguardar al tiempo.

Durante la primera noche, Elías soñó con una mujer, que permanecía sentada en la silla del escritorio. No llegaba a observar su rostro, no tenía rostro, solo un contorno brumoso, pero su voz era clara, precisa, como un bisturí:

—¿Quieres que te cuide? – Él no respondió.

Se despertó empapado en sudor, con la sensación de que algo había pasado sin ocurrir. La silla, se percató, ya no apuntaba al escritorio. Estaba girada, ligeramente, en dirección a la cama.

La segunda noche, se sobresaltó, de repente todos los relojes comenzaron a funcionar. Una orquesta de engranajes asincopados. Cada manecilla se movía a su manera. Uno marcaba las 3:17, otro las 8:42, otro movía sus agujas en sentido inverso, como si rebobinara un recuerdo olvidado. Elías se sentó al borde de la cama a observarlos, fascinado. Las horas no tenían sentido, pero lo atrapaban en una somnolencia. Parpadeó.

Y la mujer estaba allí.

Se encontraba de pie junto a la pared. Vestía una bata de hospital de un todo gris, pero los bordados parecían moverse, como si contuvieran escenas de infancia. No de Elías. De alguien más. O de todos.

—¿Quieres que te recuerde quién eras?

Intentó responder, pero su garganta era un pergamino mojado. La voz se quebró antes de nacer. La mujer no sonrió. No tenía rostro. Sonrieron los relojes: todos a la vez. Todos a la misma hora.

00:00.

Un parpadeo más, y el tiempo se reinició.

La tercera noche, Elías no pudo dormir. Tenía miedo de cerrar los ojos y no despertar en el mismo mundo. Pero ya no hacía falta dormir. Ella ya no era un sueño.

Estaba sentada de espalda a los pies de la cama. Peinaba algo invisible con una delicadeza imposible, como si desenredara cabellos en el aire. Cada vez que Elías pestañeaba, su rostro cambiaba: era su madre. Luego su abuela. Después una niña con los ojos llenos de lágrimas mudas.

—¿Quieres que te ame?

Elías sintió cómo algo dentro de él se deshacía, pausado, como azúcar bajo la lluvia. No era miedo. Era otro sentimiento. Una nostalgia sin origen. Una pena por algo que nunca vivió, pero que aún dolía. Como si alguna vez, en algún pliegue olvidado del universo, hubiera sido amado por algo que jamás debió amarlo.

La habitación se distorsionó. Las paredes respiraron. Los relojes flotaron como medusas en un océano sin tiempo. El suelo se volvió líquido. El aire tenía sabor a infancia rancia.

Y Mamá Loca lo abrazó.

En ese abrazo, Elías entendió que ella no era una entidad. Era una dimensión. Un error dulce en la arquitectura del cosmos. Una falla donde el consuelo se confundía con la geometría imposible. Donde el afecto tomaba la forma de una devoración silenciosa, irreversible.

Años posteriores, demolieron la pensión. Dijeron que no cumplía con los estándares de seguridad. Nadie recuerda a Elías. Nadie preguntó por él, nadie lo buscó. Pero hay habitaciones, en sueños ajenos, donde el tiempo no avanza. Donde una silla permanece girada hacia la cama. Y una voz, apenas un susurro tras la pared del mundo, murmura con ternura monstruosa:

—¿Quieres que te cuide?

Breve Historia Desconocida: Maksim, el Último Gato de Leningrado.

Maksim, el Último Gato de Leningrado.

Durante la Segunda Guerra Mundial o Gran Guerra Patria, en el corazón helado del invierno de 1941, cuando la ciudad de Leningrado (actual San Petersburgo) se convirtió en una prisión de hielo, hambre y muerte, el destino de un pequeño gato llamado Maksim emergió como símbolo inesperado de resistencia y ternura.

Mientras los proyectiles caían, la gente moría de inanición y los animales desaparecían del paisaje urbano, el pequeño Maksim sobrevivía. Este gato, delgado y gris, no sólo vivió el asedio más largo y mortal de la historia moderna, sino que lo hizo ofreciendo a sus humanos algo más valioso que comida: esperanza.

El sitio de Leningrado, comenzó el 8 de septiembre de 1941 y el 27 enero de 1944, lo que suponen 2 años, 4 meses y 19 días, fue una de las operaciones más brutales de la Segunda Guerra Mundial. Las fuerzas de la alemana nazi, con apoyo finlandés, rodearon completamente la ciudad, cortando todos los suministros de alimentos, energía y medicinas. Casi tres millones de personas quedaron atrapadas, incluyendo más de 400.000 niños.

Breve Historia Desconocida: Maksim, el Último Gato de Leningrado.
Ciudadanos de Leningrado abandonando sus hogares drestrozado por los bombardeos Nazi
RIA Novosti archive CC BY-SA 3.0

A medida que avanzaba el bloqueo, los alimentos se iban agotando. Las raciones diarias bajaron a niveles inhumanos: 125 gramos de pan al día para los trabajadores no manuales. Se fabricaba pan con serrín y celulosa. La gente comía pegamento, cuero hervido, pasta de papel. La muerte por inanición era constante, y el canibalismo dejó de ser un tabú para convertirse en una pesadilla inevitable.

Cuando comenzó el asedio la población no estaba dispuesta a comerse a los gatos, pero según pasaban los meses y el hambre se hacía más atroz, se comenzaren a cazar los gatos. En medio de este infierno, los gatos —fuente potencial de carne— desaparecieron de la ciudad, convirtiéndose con el tiempo en un apreciado manjar.

Los gatos, antaño omnipresentes en los callejones y patios de Leningrado, fueron poco a poco cazados y comidos, por pura necesidad. El resultado fue una segunda tragedia para los sitiados: sin gatos, la ciudad cayó bajo el dominio de las ratas. Estas hordas de roedores, sin depredadores naturales, se multiplicaron descontroladamente, infestando almacenes, hogares y hospitales. Comían lo poco que quedaba de alimento humano, pero también invadían ataúdes y contaminaban reservas de grano. Atacaban a las personas mientras dormían mordisqueándoles la cara y hasta arrancando parte de la carne, convirtiéndose en un problema de salud pública tan grave como la hambruna misma provocada por los nazis.

En este contexto desesperado, aparece la figura de Maksim, un gato doméstico que, de algún modo, sobrevivió al sitio. La historia fue registrada por Vera Vologdina, quien vivió junto a su madre y su tío en Leningrado durante el asedio. El gato Maksim nació en 1937 en la familia de Vera Nikoláyevna Vologdina en la calle Bolshaya Podyacheskaya, era el gato de la familia, y su supervivencia fue casi milagrosa. En lugar de vivir la vida despreocupada y bien alimentada de un gato doméstico, Maksim tenía hambre y estaba desnutrido, y pasaba mucho tiempo en una habitación con poca calefacción. No se le permitió salir para protegerlo de miradas codiciosas y hambrientas de los vecinos. Además, lo encerraron bajo llave, para evitar que el tío de Vera accediera al animal, quien todos los días casi con los puños exigía que se comieran al gato. Su historia fue recuperada en los años posteriores como una rareza: una anomalía afectiva en medio del desastre.

Allí, en una cámara fría, un loro llamado Jaconya pasó sus días difíciles con él, quien se alejó completamente del hambre y se quedó callado. Para alimentar al pájaro, Vologda cambió un arma por un puñado de semillas de girasol. El gato Maksim, cuyo pelaje se le había caído a mechones y no le habían quitaron las garras, una vez subió a la jaula del loro, pero no para comer, sino para calentar al pájaro moribundo con su calidez. Esta imagen impresionó tanto a todos que tuvo tal efecto en mi tío que dejó de acosar al gato. El loro Jaconya no pudo sobrevivir a la hambruna. Murió unos días después. Y el gato Maksim sobrevivió, convirtiéndose en un símbolo y parte de la historia de la ciudad sitiada.

Breve Historia Desconocida: Maksim, el Último Gato de Leningrado.
Vera Vologdina con Maksim.

Lo que salvó a Maksim no fue la suerte, sino el amor. Según el testimonio de Vera, su tío, al borde del hambre, propuso comerse al gato más de una ocasión. La madre se negó. Lo protegieron. Maksim era mantenido en una habitación cerrada cuando salían, lo alimentaban como podían y lo trataban como un miembro más de la familia.

El caso de Maksim fue una excepción. La mayoría de gatos perecieron o desaparecieron. Cuando terminó el sitio, Maksim se convirtió en una celebridad local, cuando la vida empezó a mejorar, la leyenda de Maksim se extendió por toda la ciudad. ¡Los habitantes de Leningrado fueron a presenciar el extravagante milagro de un gato vivo!

Pero tras la liberación parcial de Leningrado en 1943, las autoridades soviéticas entendieron que la falta de gatos era un problema real. Las ratas habían invadido hospitales, escuelas, panaderías, archivos y almacenes de trigo. La solución fue tan pragmática como inusual: se enviaron trenes cargados de gatos desde otras regiones del país, para salvar a Leningrado de los voraces roedores.

Algunos de los gatos fueron liberados inmediatamente en la estación, otros fueron distribuidos a los residentes. Para meter un gato en casa, la gente estaba dispuesta a pagar 500 rublos (se vendía a mano un kilogramo de pan por 50 rublos, el salario del vigilante era de 120 rublos). Incluso después de la victoria, los familiares de Leningrado enviaron no sólo comida y ropa, sino también gatos de otras ciudades de la URSS.

Cuando la situación en la ciudad se estabilizó se produjo un nuevo envío de gatos, esta vez de Siberia, específicamente para proteger las valiosas obras de arte del Hermitage y otros palacios y museos. El más famoso de estos transportes trajo cuatro vagones de gatos ahumados —una variedad rusa de pelaje gris, reconocida por su instinto cazador— que fueron distribuidos entre instituciones públicas y hogares.

Cuenta la leyenda que los gatos de Kazán eran brillantes cazadores de ratones. En 1745, la emperatriz rusa Isabel I encargó 300 gatos, que se convirtieron en su guardia peluda y protegían su habitación de los roedores. Se cree que la estirpe de estos felinos sobrevive hoy en día en los gatos que viven en el Museo del Hermitage de San Petersburgo.

Estos gatos se convirtieron en héroes silenciosos. No sólo acabaron con la plaga de ratas en pocos meses, sino que también restauraron algo intangible: la sensación de normalidad, de vida cotidiana. Volver a ver un gato durmiendo en un alféizar era, para muchos leningradenses, señal de que la vida podía continuar.

Breve Historia Desconocida: Maksim, el Último Gato de Leningrado.
Yeliséi, en las calles de San Petersburgo. Foto Andréi Rumiántsev

La contribución de los gatos al renacimiento de la ciudad no fue olvidada. En el año 2000, San Petersburgo inauguró dos monumentos dedicados a ellos: Yelisey y Vasilisa, dos gatos de bronce emplazados en la calle Malaya Sadovaya y en la cornisa del edificio número 3 de la ciudad. Yelisey mira altivamente hacia abajo, vigilando la calle como si buscara ratas; Vasilisa, en el edificio de enfrente, parece ronronear bajo el sol invisible del norte.

Estos gatos de bronce no son simplemente decoración: son parte del mito urbano. Se dice que quien logra lanzar una moneda que quede sobre uno de los pedestales recibirá buena suerte. Más allá de la superstición, ambos monumentos representan un reconocimiento público a los animales que contribuyeron a salvar a la ciudad.

Breve Historia Desconocida: Maksim, el Último Gato de Leningrado.
Vasilisa

El caso de Maksim nos recuerda algo esencial sobre la guerra: que no sólo se libró entre ejércitos, sino también en las cocinas, en las camas, en las jaulas de loros y debajo de las mantas. La supervivencia fue, en muchos casos, un acto de obstinación amorosa. Proteger a un gato mientras uno mismo muere de hambre es, en cierto modo, un acto de rebeldía: decir que uno todavía tiene alma.

En la historia oficial del sitio de Leningrado, hay poco espacio para los gatos. La épica soviética prefirió destacar los sacrificios humanos, los logros del Ejército Rojo, la resistencia del pueblo. Sin embargo, entre las grietas de esa narrativa, aparecen figuras como Maksim: silenciosas, peludas, persistentes. Seres que no combatieron, pero sobrevivieron. Y en su supervivencia, nos recuerdan que la ternura también puede ser heroica.

Hoy, cuando se piensa en el sitio de Leningrado, se habla de cifras: más de un millón de muertos, tres inviernos sin comida, 872 días de infierno. Pero detrás de cada cifra hay historias individuales. Algunas heroicas, otras desgarradoras. Y algunas, como la de Maksim, profundamente humanas.

Su historia no es sólo una anécdota con animales. Es una ventana hacia una dimensión íntima de la guerra: la del hogar que resiste. Maksim no salvó a nadie de morir, no cazó ratas, no contribuyó a la liberación de la ciudad. Pero fue salvado. Y ese simple acto —salvar a un animal cuando el mundo se desmorona— es también una forma de preservar lo mejor de nosotros.

En tiempos donde la deshumanización parecía total, donde incluso comer carne de gato era considerado una necesidad, alguien decidió que no, que no lo haría, que protegería a ese ser pequeño aunque no ofreciera nada a cambio. Ese gesto vale tanto como una victoria militar.

El último gato del sitio de Leningrado murió en 1957, veinte años después de que se iniciara uno de los horrores más prolongados del siglo XX. Maksim no fue embalsamado, no fue enterrado con honores. Pero su memoria, conservada en testimonios como el de Vera Vologdina, sigue viva.

Hoy, mientras millones de gatos duermen tranquilamente en hogares de todo el mundo, vale la pena recordar que uno de ellos, alguna vez, vivió y sobrevivió entre el fuego y el hielo de una ciudad asediada. Y que su existencia, contra toda probabilidad, fue un pequeño milagro de compasión humana.

Cómo vivir en el Universo Marvel sin ser despedido, demandado o desintegrado

Cómo vivir en el Universo Marvel sin ser despedido, demandado o desintegrado

Dicen que el Universo Marvel es una fantasía de poder. Pues claro que lo es. Y nosotros, humildes mortales, también queremos lanzar rayos por los ojos, seducir alienígenas verdes o, al menos, usar mallas sin parecer una morcilla sudada.

Pero, ¿qué pasaría si intentáramos aplicar las enseñanzas Marvel a nuestra entrañable vida diaria, esa llena de Excel, reuniones que podrían haber sido un e-mail y tu jefe que piensa que “trabajo en equipo” significa “hazlo tú mientras yo miro el LinkedIn”? Vamos a descubrir cómo hacer de nuestro anodino presente una gloriosa epopeya superheroica. O, como mínimo, una menos patética.

1. Empieza con un trauma fundacional

Todo superhéroe tiene uno: a Spiderman se le muere el tío, a Iron Man lleva una linterna en el pecho y Thor… bueno, Thor va al psicólogo con un martillo. ¿Tú qué tienes? ¿Un café que se te cayó en el pantalón en una reunión con dirección? ¡Perfecto! Lo importante no es el trauma, sino convertirlo en excusa vital para todo lo que hagas a partir de ahora.

Frase Marvelizable: «Desde aquel día juré que jamás permitiría que otro PowerPoint me venciera sin pelear.»

2. Diseña tu identidad secreta

Por las mañanas eres Maripili, auxiliar administrativo con tendencia a coleccionar tuppers que no devuelves. Pero por las noches… ¡Eres La AdministRAYORA! Vigilante de la contabilidad y vengadora de los gastos sin justificar.

Clave para lograrlo: gafas de sol, nombre absurdo con prefijo imponente (Capitán, Doctor, El Increíble, Don…), y una coartada decente por si tus vecinos se preguntan por qué sales con una capa hecha con la cortina de la ducha.

3. Construye tu “traje”

¿Lycra? ¿Kevlar? ¿Nanotecnología? No. Aquí vamos con lo que hay: pantalón de chándal, camiseta de la maratón de 2011 y un cinturón con bolsillos donde caben desde bolígrafos hasta la dignidad que perdiste en la última evaluación de desempeño.

Pro tip: si te miran raro en el metro, di que es “moda inspirada en Wakanda”, y el 63% de los hipsters te creerán.

4. Ubica tu “archienemigo”

En el Universo Marvel son dioses nórdicos, titanes genocidas o CEOs con tendencias psicópatas. En tu caso, es la señora de contabilidad que imprime TODOS LOS CORREOS, tu ex que todavía te debe un libro, o el camarero que nunca recuerda que eres alérgico al cilantro.

¿La clave? Elevarlos a categoría cósmica. Porque si vas a tener enemigos, al menos que tengan nombre de saga: La Amenaza de Mariloli, El Regreso del Supervisor Somnoliento, o Endgame: La Cafetera Rota.

5. Ensaya tu monólogo dramático

Todo superhéroe Marvel se suelta un discurso antes de la batalla final. Tú puedes hacer lo mismo cuando te toque pedir aumento.

«Yo no lo hago por el dinero. Lo hago por el honor. Pero también por el dinero. Principalmente por el dinero. ¡Y por justicia tributaria!»

Y si te despiden, recuerda: eso solo te hace más fuerte. Como a Hulk, pero con más paro.

6. Ten tu grupo de apoyo ridículamente diverso

Los Vengadores tienen un dios, un monstruo, un tipo con arco y una bruja interdimensional. Tú tienes a tu colega gamer, tu prima mística que lee las cartas, el cuñado que todo lo arregla con silicona y un gato que probablemente sea más poderoso que tú. Formad una coalición. Haced piña. Llamadlo Los Supervivientes del Lunes.

7. Asume que todo puede acabar con una invasión alienígena

¿Proyecto nuevo en el trabajo? Vendrá una horda interdimensional a arruinarlo. ¿Cita con tu crush? Aparecerá tu ex, Thanos-style, para arrasar con la mitad de tu autoestima. La vida es impredecible, así que ve siempre con tu escudo emocional bien templado y una sonrisa digna de Spiderman (es decir, que oculte el trauma con sarcasmo).

Con todo esto no necesitas superfuerza para vivir como en el Universo Marvel. Solo necesitas una buena narrativa, una pizca de vergüenza ajena y la capacidad de mirar a tu jefe a los ojos mientras piensas: “Tú serás mi Loki, pero yo tengo un martillo invisible y no dudaré en usarlo.” Y recuerda: si todo falla, siempre puedes decir que estás en tu “fase uno”. Ya llegarás a los crossovers.

Aspect Ratios cinematográficos y esos rollos. TDC

Aspect Ratios cinematográficos y esos rollos. Fox y Codón, Críticos del Montón.

Desde el canal de YouTube de TDC (Tiempo de Culto) Fox y Codón, críticos del montón, os dan una turra, esto, una clase magistral de cine (magistral en el sentido del magisterio, no de que sea nada del otro mundo) sobre los aspect ratios o las proporciones de los diferentes formatos cinematográficos. ¡Disfruten!

Escucha TDC Podcast en ivoox: http://www.ivoox.com/podcast-tiempo-c…

Breve Historia Desconocida: Proyecto Sun Streak

En los rincones más oscuros de la Guerra Fría, donde la paranoia y la carrera tecnológica entre las superpotencias marcaban cada paso, la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos emprendió proyectos que hoy, décadas después, parecen salidos de una novela barata de ciencia ficción. Entre ellos, destaca el enigmático Proyecto Sun Streak, una iniciativa que exploró la posibilidad de emplear la percepción extrasensorial como herramienta de espionaje.

El Proyecto Sun Streak fue una de las múltiples ramificaciones de los experimentos de visión remota que la CIA impulsó en colaboración con el Ejército de los Estados Unidos y otros organismos de inteligencia. Su origen se remonta a los años setenta y ochenta, en el contexto de una carrera no solo armamentística y espacial, sino también psíquica. Impulsados por informes de que la Unión Soviética estaba invirtiendo recursos significativos en investigación parapsicológica, los estadounidenses decidieron no quedarse atrás en la exploración de capacidades que pudieran ofrecer una ventaja estratégica.

La premisa del proyecto era tan ambiciosa como inverosímil: utilizar personas con supuestas habilidades psíquicas para «ver» a distancia lugares, objetos o situaciones de interés para la seguridad nacional. Los participantes, denominados «observadores remotos», eran entrenados para concentrarse en coordenadas geográficas, fotografías o simplemente en la idea abstracta de un objetivo, con la esperanza de que pudieran describir con precisión lo que allí ocurría, sin moverse de una sala de visión remota.

Sun Streak se mantuvo como un programa clasificado durante años, envuelto en el secretismo que caracteriza a las operaciones de inteligencia. No fue sino hasta finales de los noventa y principios de los 2000, tras la presión pública por conocer hasta dónde había llegado el gobierno estadounidense en sus investigaciones paranormales, que los archivos fueron desclasificados. Los documentos revelaron descripciones detalladas de sesiones de visión remota, informes de seguimiento y evaluaciones internas que mostraban un cuadro mucho más complejo que simples ejercicios de adivinación.

Entre los documentos desclasificados en 2000, uno en particular ha cobrado notoriedad en redes sociales. Se trata de un informe fechado el 5 de diciembre de 1988, donde el Observador n.º 32 relató una visión asombrosamente específica de un contenedor sagrado. El documento desclasificado de la CIA, asegura haber confirmado, mediante «visión remota», la existencia de lo que parece ser el cofre sagrado conocido como el Arca de la Alianza, que, según la Biblia, contenía las dos tablas de piedra de los Diez Mandamientos. Considerada el objeto más sagrado del judaísmo antiguo, su paradero tras la destrucción del Primer Templo de Jerusalén en el 587 a.C. sigue siendo uno de los grandes enigmas de la arqueología bíblica.

Breve Historia Desconocida: Proyecto Sun Streak
Imprenta J. Marés Madrid 1867

Según recoge el informe, el objeto parecía un arca de madera y metales preciosos, adornado con serafines, protegido por entidades desconocidas y oculto en algún rincón del Medio Oriente, entre edificios con arquitectura islámica. Asimismo, el documento afirma que el cofre «está protegido por entidades» con «un poder desconocido».

“Este contenedor tiene otro contenedor en su interior… está relacionado con la ceremonia, la memoria, el homenaje, la resurrección”, escribió el observador, en una descripción que no tardó en ser asociada con el Arca de la Alianza bíblica. Incluso llegó a advertir que aquellos que intentaran abrirlo sin la debida autorización serían «destruidos por los protectores mediante el uso de un poder desconocido».

A continuación, afirma que el propósito del cofre «es unir a las personas. Tiene algo que ver con la ceremonia, la memoria, el homenaje, la resurrección. Hay un aspecto de espiritualidad, información, lecciones y el conocimiento histórico mucho más allá de lo que conocemos ahora», y agrega: «este contenedor no podrá ser abierto hasta que se considere el momento correcto. Una vez que sea el momento de abrirlo, la mecánica del sistema de bloqueo se volverá bastante simples». El texto advierte que aquellos que intenten abrir el contenedor a la fuerza «serán destruidos por los protectores mediante el uso de un poder desconocido para nosotros».

El eco de tales palabras resuena hasta hoy, alimentando teorías sobre reliquias perdidas y conspiraciones globales. Pero más allá del impacto mediático, los protagonistas de estos experimentos ofrecen una perspectiva mucho más terrenal.

Joe McMoneagle, suboficial jefe del ejército estadounidense y uno de los pioneros en la coordinación de sesiones de visión remota para la CIA y receptor de la Legión del Mérito por sus contribuciones a la inteligencia militar, fue tajante al calificar esa sesión como «fraudulenta». En declaraciones al New York Post, aseguró que los videntes no conocían el contenido de los sobres con las coordenadas y eran guiados a lo largo del proceso por otra persona. En entrevistas posteriores, McMoneagle se mostró escéptico ante las afirmaciones más sensacionalistas, advirtiendo que muchos informes fueron inflados o malinterpretados para ajustarse a expectativas que nunca se materializaron. No obstante, McMoneagle fue tajante al calificar la sesión sobre el Arca de la Alianza, no valía «ni el papel en el que está escrita».

Breve Historia Desconocida: Proyecto Sun Streak
Joe Mcmoneagle

La conclusión oficial del Proyecto Starge también fue fría. En 1995, tras la revisión del programa Stargate —que consolidaba los esfuerzos previos de Sun Streak—, la CIA cerró definitivamente la investigación. Un informe elaborado por la American Institutes for Research determinó que la visión remota no había producido inteligencia accionable consistente. La inversión millonaria no se tradujo en descubrimientos estratégicos significativos. La información provista por el programa era vaga e incluía datos irrelevantes y erróneos, y había sospechas de poca fiabilidad de los resultados.

Este proyecto apareció posteriormente en el libro de 2004 Los hombres que miraban fijamente a las cabras de Jon Ronson, llevado al cine en la película Los hombres que miraban fijamente a las cabras (2009) Grant Heslov​ aunque en ambas obras no se cita por su nombre.

Fragmento de un informe oficial que detalla las actividades y hallazgos del programa.​ Fuente: CIA Reading Room

Hoy, el Proyecto Sun Streak permanece como una curiosidad histórica, más allá de las leyendas que resurgen periódicamente en Internet. En los años recientes, los archivos desclasificados han revivido el interés en foros de Internet y titulares de tabloides y se han convertido en clickbait.

Los Mitos de Cthulhu en la Unión Soviética

Los Mitos de Cthulhu en la Unión Soviética: Recepción, Censura y Reinterpretaciones

Howard Phillip Lovecraft (1890-1937) es conocido mundialmente por su vasto universo de horror cósmico, en el que seres ancestrales y dimensiones paralelas desafían la comprensión humana. Su visión del universo como un lugar vasto, indiferente y habitado por entidades de poder insondable contrastaba directamente con la creencia ilustrada en la racionalidad y el progreso humano.

Anteriormente a la obra del genio de Providence, varios autores rusos se acercan a su obra. El relato más lovecraftiano es probablemente «Viy» (1835) de Nikolái Gógol, aúna todo el género de terror gótico: fatalismo, enloquecer al enfrentarse a horrores más allá de la comprensión humana, una bruja y un ser primigenio. Otro es «La familia del Vourdalak» (1884) de Alexéi Tolstói. Que se adentra sobre la horrible experiencia de un diplomático francés que se topó en su viaje a través de una remota aldea que enfrentaba una infestación de vampiros.

Quizás no otro texto no tan lovecraftiano, «El monje negro» (1893) de Antón Chéjov. Donde detalla la historia de un brillante erudito cuya mente fue infiltrada por las ideas e imágenes de una extraña criatura con forma de monje con una túnica negra, que lentamente lo está volviendo loco.

Sin embargo, la difusión de las obra de Lovecraft en la Unión Soviética fue severamente limitada debido a la censura estatal, la ideología oficial y las prioridades literarias del realismo socialista, que promovía una visión optimista del futuro y del poder de la humanidad sobre la naturaleza. Además, Lovecraft no solo era visto como un autor de terror ajeno a los valores soviéticos, sino que su fuerte inclinación aristocrática, su desdén por la modernidad y sus posturas racistas lo hacían aún menos compatible con el discurso oficial del marxismo-leninismo.

A pesar de ello, sus relatos llegaron a ciertos círculos académicos y literarios mediante traducciones clandestinas y samizdat (la copia y distribución clandestina de literatura prohibida por la censura del régimen soviético), generando interés en escritores de ciencia ficción que reinterpretaron sus temas desde una óptica materialista. Para algunos intelectuales soviéticos, el horror cósmico de Lovecraft podía leerse como una advertencia sobre los peligros del pensamiento dogmático y la insignificancia del ser humano ante las fuerzas del universo, un tema que, aunque reinterpretado, encontraba ecos en la exploración científica promovida por la URSS.

Así, los Mitos de Cthulhu en la Unión Soviética encontraron un nicho entre ciertos escritores, académicos y círculos de ciencia ficción soviética, quienes los resignificaron dentro del marco ideológico del materialismo dialéctico y el ateísmo científico. Autores como Arkadi y Borís Strugatski, Iván Yefrémov y Kir Bulychov exploraron temas que, aunque no eran explícitamente lovecraftianos, contenían paralelismos inquietantes con el horror cósmico, especialmente en la representación de la vastedad del universo y la fragilidad de la humanidad ante lo desconocido.

Aunque estos temas aparecían disfrazado de ciencia ficción «dura», en muchas de sus historias se encuentran elementos cercanos al horror cósmico, especialmente en las representaciones de entidades que operan bajo leyes físicas completamente ajenas a la comprensión humana. Algunos relatos soviéticos desarrollaron la idea de que ciertas formas de vida, aunque explicables científicamente, serían tan extrañas que desestabilizarían la visión materialista del mundo, forzando a los personajes a confrontar una realidad que no se ajusta a su lógica. En este sentido, el terror cósmico soviético no provenía de dioses o demonios, sino de una ciencia que revelaba un universo indiferente y potencialmente hostil.

La ideología soviética promovía la exploración espacial como una empresa optimista, algunos escritores introdujeron la posibilidad de que el universo no fuera solo un campo de conquista humana, sino también un escenario de entidades incomprensibles. Este concepto se refleja en obras donde los exploradores soviéticos descubren fuerzas más allá de su control o comprensión, sugiriendo que el cosmos no es un dominio conquistable, sino un abismo insondable.

Aunque en la literatura soviética se evitaba la visión nihilista de Lovecraft, algunos autores soviéticos planteaban la existencia de civilizaciones extraterrestres tan avanzadas que la humanidad apenas podía comprenderlas. En ciertas historias, estos encuentros derivaban en desastres inevitables, no por hostilidad directa, sino por la incapacidad humana de interpretar sus intenciones o de coexistir con tales entidades sin perder su propia identidad. Este elemento se asemeja a los relatos de Lovecraft donde el simple conocimiento de estas entidades lleva a la locura o la desesperación.

De esta manera, los pocos escritores y filósofos soviéticos que abordaron a Lovecraft lo reinterpretaron bajo una lente materialista, donde los dioses primigenios y entidades cósmicas no eran divinos, sino formas de vida avanzadas cuyo poder parecía mágico solo desde la ignorancia humana. Los Necronomicón y otros textos ocultistas fueron vistos como registros primitivos de conocimientos científicos distorsionados por civilizaciones menos desarrolladas.

El terror cósmico fue reinterpretado como el miedo del hombre ante el conocimiento incompleto, alineándose con la visión soviética del progreso científico como el camino para disipar la ignorancia. Así, algunos círculos de discusión filosófica especularon sobre cómo los Mitos de Cthulhu podían representar el miedo a lo desconocido en la lucha ideológica: el capitalismo podía ser visto como un horror cósmico, una entidad amorfa que corrompe y devora naciones, al igual que los Primigenios devoran la cordura de los individuos en los relatos de Lovecraft. La alienación y el caos social generados por la economía de mercado podían compararse con el caos y la desolación que las entidades lovecraftianas traían consigo.

No hubo autores soviéticos que escribieran explícitamente sobre los Mitos de Cthulhu en la Unión Soviética, sin embargo, varios escritores de ciencia ficción y horror cósmico en la URSS exploraron temas que recuerdan al horror lovecraftiano, aunque desde una perspectiva materialista y científica. Entre los ejemplos más destacados se encuentran:

«Picnic extraterrestre» (1972) – Arkadi y Borís Strugatski, no cuentan como unos alienígenas han visitado la Tierra y dejado atrás una «Zona» llena de artefactos extraños y peligrosos. Los humanos que intentan explorarla no pueden comprender la lógica detrás de estos objetos, y muchos sufren mutaciones, locura o muerte. En los Mitos de Cthulhu, el simple contacto con los Primigenios o sus artefactos puede desestabilizar la mente humana. Aquí, la indiferencia de los alienígenas hacia la humanidad refleja la misma insignificancia cósmica.

«La nebulosa de Andrómeda» (1957) – Iván Yefrémov, era un autor netamente optimista, aunque plantea el universo como un lugar hostil donde los humanos pueden encontrarse con inteligencias completamente ajenas a su comprensión. En su novela, plantea un futuro comunista donde la humanidad explora el cosmos y se encuentra con formas de vida alienígenas que no siguen las mismas leyes biológicas o físicas que conocemos. Aquí los humanos pueden encontrar formas de vida que los superan completamente en conocimiento y poder, como los Dioses Exteriores en Lovecraft.

«Plutonia» (1924) – Vladímir Obruchev, aunque más centrado en la literatura de exploración y ciencia ficción geológica, algunos de sus relatos incluyen la idea de ruinas antiguas y civilizaciones perdidas, elementos clave en Lovecraft, así en su relato de exploración describe un mundo subterráneo donde vive una comunidad de seres extraños entre los humanos, pero poseen comportamientos y habilidades que los hacen inhumanos.

«Los que caminan por la niebla» (1967) – Sever Gansovsky, escribe esta historia sobre un grupo de exploradores que descubren una región subterránea en la Tierra donde habitan criaturas prehistóricas y fenómenos inexplicables. Muy similar a En las montañas de la locura, donde los exploradores descubren una ciudad perdida en la Antártida con vestigios de civilizaciones no humanas. Evoca relatos como La sombra sobre Innsmouth, donde los híbridos de los Profundos pasan desapercibidos hasta que se revelan sus conexiones con entidades cósmicas.

«El último viaje de Alis» (1982) – Kir Bulychov, describe en su novela un viaje espacial, durante el cual, los protagonistas descubren una civilización alienígena extinta, cuyos restos sugieren que fueron destruidos por algo que sigue acechando en las sombras. Este texto tiene similitudes a los antiguos reinos destruidos por los Primigenios, o a El color que cayó del cielo, donde un ser desconocido aniquila lentamente toda forma de vida a su alrededor.

Una figura destacada para hacer visible los Mitos de Cthulhu en la Unión Soviética fue Evgueni Golovin (1938-2010) un poeta, escritor, traductor y ensayista que destacó por su interés en el misticismo, el simbolismo y el ocultismo. Su obra literaria abarcó desde la poesía hasta ensayos filosóficos, explorando temas de la alquimia, la tradición esotérica y la metafísica. Sin embargo, uno de sus mayores aportes culturales fue la promoción y difusión de la obra de H.P. Lovecraft en Rusia, contribuyendo significativamente a la introducción del horror cósmico en el ámbito literario ruso durante el periodo soviético y post-soviético.

Golovin fue una de las figuras clave en la introducción de Lovecraft en los círculos intelectuales rusos. A través de traducciones, ensayos y conferencias, logró que la obra del escritor estadounidense comenzara a ser conocida en Rusia. Su interés por la literatura esotérica y su profundo conocimiento de la filosofía oculta le permitieron reinterpretar a Lovecraft dentro de un marco místico, conectándolo con la tradición simbólica y hermética.

Los Mitos de Cthulhu en la Unión Soviética
Evgueni Golovin

A diferencia de otras figuras de la literatura soviética, Golovin no solo difundió la obra de Lovecraft en círculos académicos y filosóficos, sino que también se involucró activamente en la traducción de sus relatos. Su profundo interés por la literatura esotérica y el simbolismo influyó en la forma en que abordó las traducciones, adaptando el estilo de Lovecraft a un público ruso que tenía poca familiaridad con el horror cósmico.

Golovin realizó traducciones de relatos fundamentales como La llamada de Cthulhu, En las montañas de la locura y El horror de Dunwich, esforzándose por mantener la riqueza del lenguaje lovecraftiano y su atmósfera de misterio y terror. Sin embargo, más allá de una traducción literal, buscó contextualizar los temas lovecraftianos dentro de la cosmovisión rusa, resaltando paralelismos con el misticismo y la literatura oculta que formaban parte de su propio bagaje intelectual.

Durante el periodo soviético, la publicación de literatura de horror y fantasía no alineada con los valores del realismo socialista era difícil, lo que obligó a Golovin a compartir sus traducciones en círculos reducidos y a través del samizdat (publicaciones clandestinas). Con la apertura política y el colapso de la URSS, sus traducciones comenzaron a circular más ampliamente, permitiendo que Lovecraft llegara a una nueva generación de lectores rusos. Sus traducciones y ensayos sobre Lovecraft ayudaron a crear una interpretación única de los Mitos de Cthulhu en la Unión Soviética, donde el horror cósmico se entrelazó con el pensamiento metafísico y la crítica a la modernidad.

La recepción inicial de Lovecraft en Rusia fue mixta: mientras que algunos intelectuales lo consideraban una revelación dentro del género de la literatura de terror, otros lo veían como un escritor demasiado oscuro y poco compatible con la tradición literaria rusa. Sin embargo, gracias al trabajo de Golovin y otros traductores posteriores, Lovecraft se estableció como una influencia clave en la literatura de horror y ciencia ficción rusa contemporánea.

Golovin también analizó su obra. En sus ensayos, sugirió que los Mitos de Cthulhu no solo representaban un horror cósmico irracional, sino que también podían entenderse como una forma moderna de mitología, en la que los Primigenios simbolizaban aspectos ocultos del conocimiento prohibido y la confrontación con lo desconocido.

Desde su punto de vista, Lovecraft no era solo un autor de terror, sino un visionario que capturó la angustia existencial del hombre moderno ante un universo incomprensible. En este sentido, Golovin encontró paralelismos entre la obra de Lovecraft y las tradiciones gnósticas, en las que el conocimiento del mundo real revela su carácter caótico y ajeno a la humanidad.

Con la caída de la URSS en 1991, las obras de Lovecraft comenzaron a traducirse y publicarse ampliamente en Rusia. Actualmente, los Mitos de Cthulhu tienen una presencia significativa en la literatura y la cultura popular rusas. Autores contemporáneos han explorado escenarios en los que los mitos lovecraftianos se combinan con la historia soviética, en relatos que imaginan experimentos secretos del KGB con entidades extradimensionales o la exploración espacial soviética encontrándose con horrores cósmicos.

Breve Historia Desconocida: El Filibustero William Walker

Breve Historia Desconocida: William Walker: El Filibustero Esclavista que Quiso Conquistar Centroamérica

William Walker es una de las figuras más controvertidas de la historia de América. Médico, abogado, periodista y aventurero, Walker se convirtió en el filibustero más célebre del siglo XIX, un hombre que soñó con extender la influencia de los Estados Unidos a Centroamérica a través de la espada y la diplomacia.

Durante el siglo XIX, el filibusterismo fue un fenómeno que reflejaba las ambiciones expansionistas de ciertos sectores de Estados Unidos. Los filibusteros eran aventureros y mercenarios que, sin el respaldo oficial del gobierno estadounidense, organizaban expediciones militares privadas con el objetivo de conquistar territorios en América Latina y el Caribe. Impulsados por la ideología del «Destino Manifiesto» y en muchos casos apoyados por grupos esclavistas del sur de Estados Unidos, estos hombres intentaban establecer regímenes afines a sus intereses políticos y económicos.

Breve Historia Desconocida: El Filibustero William Walker

El filibusterismo tuvo un impacto profundo en la política y la estabilidad de países como México, Nicaragua, Honduras y Cuba. Sus líderes, como William Walker, fueron figuras controvertidas: algunos los veían como héroes expansionistas, mientras que otros los consideraban piratas y enemigos de la soberanía nacional. Sus incursiones causaron conflictos diplomáticos entre Estados Unidos y las naciones afectadas, además de generar una fuerte resistencia de los pueblos latinoamericanos que luchaban por mantener su independencia y autodeterminación.

William Walker nació el 8 de mayo de 1824 en Nashville, Tennessee. Desde una edad temprana mostró una inteligencia excepcional, lo que le permitió graduarse a los 14 años de la Universidad de Nashville. Continuó sus estudios en la Universidad de Edimburgo y en la Sorbona de París, donde estudió medicina, derecho y periodismo. Sin embargo, su espíritu inquieto lo llevó a buscar emociones más allá del mundo académico.

Influenciado por la doctrina del «Destino Manifiesto», Walker vio en la filibustería una forma de cumplir ese propósito. Su vida tomaría un giro radical al involucrarse en expediciones militares privadas con el objetivo de conquistar y gobernar tierras extranjeras.

El Destino Manifiesto fue una doctrina política y filosófica que surgió en Estados Unidos durante el siglo XIX. Se basaba en la creencia de que los estadounidenses estaban predestinados a expandirse por el continente americano y llevar su cultura, sus instituciones y su sistema político a otras regiones. Esta ideología justificó la expansión territorial hacia el oeste y el sur, incluyendo la anexión de Texas, la guerra con México y el intento de influir en territorios como Cuba y Centroamérica.

El Destino Manifiesto tenía raíces tanto en el excepcionalismo estadounidense como en el expansionismo territorial, y a menudo se usaba para justificar la conquista de territorios habitados por pueblos indígenas y naciones extranjeras. Para muchos de sus defensores, la expansión era una misión civilizadora que debía llevar la democracia y el progreso, aunque en la práctica significaba la imposición de un modelo político y económico a costa de otras culturas.

En el contexto de William Walker, esta ideología sirvió como una justificación para su incursión en Nicaragua y otros intentos de conquistar territorios en América Latina. Walker y otros filibusteros creían que estaban cumpliendo con el destino de Estados Unidos al expandir su influencia y establecer gobiernos alineados con los intereses estadounidenses, especialmente con los de los estados esclavistas del sur. Sin embargo, esta expansión encontró una fuerte resistencia en la región.

Breve Historia Desconocida: El Filibustero William Walker

En 1853, Walker organizó su primera incursión filibustera en Baja California, México, con la ambición de establecer un enclave estadounidense en territorio mexicano y expandir la influencia de los estados esclavistas del sur. Con un pequeño grupo de mercenarios, compuesto en su mayoría por aventureros estadounidenses y exmilitares, capturó La Paz y proclamó la creación de la «República de Sonora», fusionando Baja California y Sonora en un solo territorio bajo su dominio. Walker, confiando en que su causa recibiría respaldo de las elites sureñas de Estados Unidos, implementó un sistema de gobierno basado en el modelo estadounidense, con la intención de legalizar la esclavitud y atraer colonos anglosajones a la región.

Sin embargo, su reinado fue breve. Ante la falta de apoyo logístico y el feroz rechazo del ejército mexicano y de la población local, Walker pronto se vio en una posición insostenible. Sus fuerzas, mal abastecidas y numéricamente inferiores, fueron diezmadas por las tropas del gobierno mexicano, obligándolo a replegarse y finalmente a huir de regreso a los Estados Unidos. Allí, fue arrestado y juzgado por violar las leyes de neutralidad, ya que sus acciones iban en contra de los tratados internacionales entre México y Estados Unidos. Sorprendentemente, fue absuelto en un juicio que apenas duró ocho minutos, lo que reflejaba la simpatía de ciertos sectores políticos y de la opinión pública por su causa. Aclamado como un héroe por los círculos expansionistas y esclavistas de su país, su fracaso en México no hizo más que alimentar sus ambiciones para nuevas incursiones en América Central.

El episodio más célebre de la vida de Walker ocurrió en 1855, cuando fue contratado por el político nicaragüense Francisco Castellón para intervenir en la Guerra Civil de Nicaragua. Walker y su ejército de mercenarios, conocidos como Los Inmortales, lograron tomar el poder en un golpe de Estado. En 1856, Walker se proclamó presidente de Nicaragua y fue reconocido oficialmente por el gobierno de los Estados Unidos.

Breve Historia Desconocida: El Filibustero William Walker
Mapa de la República de Sonora

Durante su breve gobierno, Walker implementó políticas alineadas con los intereses de los estados esclavistas del sur de Estados Unidos. No solo restauró la esclavitud en Nicaragua, sino que además estableció leyes que garantizaban la preeminencia de los colonos estadounidenses sobre la población local. Promovió activamente la inmigración de estadounidenses blancos con el objetivo de desplazar y subyugar a los nicaragüenses, estableciendo un régimen basado en la supremacía racial.

Walker veía a Nicaragua como un futuro bastión esclavista y un punto clave en la expansión de un imperio sudista en Centroamérica, lo que lo convirtió en un enemigo de los movimientos antiesclavistas y de los países que defendían su soberanía contra la imposición extranjera.

Sin embargo, su gobierno despertó la hostilidad de los países vecinos y de los magnates comerciales, especialmente Cornelius Vanderbilt, quien controlaba las rutas de tránsito en Nicaragua. Con el apoyo de una coalición centroamericana, Walker fue derrocado en 1857 y obligado a huir del país.

A pesar de su derrota, Walker no abandonó sus ambiciones. Durante los años posteriores a su expulsión de Nicaragua, intentó en varias ocasiones recuperar el control del país, organizando expediciones desde Estados Unidos y otras regiones del Caribe. Sin embargo, todas fracasaron debido a la creciente oposición tanto de los gobiernos centroamericanos como de los magnates estadounidenses, que ya no veían en él una figura útil para sus intereses comerciales.

En 1860, Walker desembarcó en Honduras con la esperanza de iniciar otra campaña militar para establecer un nuevo gobierno bajo su control. Sin embargo, esta vez encontró una resistencia aún más fuerte. Fue capturado rápidamente por la Marina Real Británica, que patrullaba la región para proteger sus intereses comerciales en el Caribe y evitar conflictos que desestabilizaran la zona. Los británicos, en lugar de llevarlo a juicio en su propio territorio o entregarlo a las autoridades estadounidenses, lo remitieron directamente al gobierno hondureño, que lo consideraba una grave amenaza para su soberanía.

La sentencia se dictó el 11 de septiembre, consideró firmemente establecidos los cargos contra Walker, además de referirse a Decreto Supremo del 19 de agosto del mismo año que ponía fuera de la protección de la ley a todo filibustero, así como a la «fatal campaña contra el Gobierno legítimo de Nicaragua» y a los delitos de sangre ocasionados en la toma del Puerto.

Así, la resolución final fue la siguiente:

«…yo, el Comandante de este Departamento… a nombre del Soberano Estado de Honduras y de conformidad con el Decreto Supremo de 19 de Agosto último ya citado, condeno a William Walker a ser pasado por las armas ejecutivamente; y a A.E Rudler a cuatro años de presidio en la capital de la República. – Así lo pronuncio, mando y firmo con el escribano de la Causa. Notifíquese y cúmplase».

La sentencia le fue comunicada de inmediato a Walker por el Escribano Francisco Cruz, en esta notificación el jefe filibustero estampó la que probablemente sería su última firma:

”Yo el escribano de la causa notifiqué la sentencia anterior al reo William Walker y entendido dijo que no le parece justa y firmó: Francisco Cruz W. Walker».

La sentencia fue ejecutada el 12 de septiembre de 1860 a las ocho de la mañana. Walker fue sepultado en el cementerio de Trujillo donde aún se encuentran sus restos.

Breve Historia Desconocida: El Filibustero William Walker

A pesar de su trágico final, la historia de William Walker sigue resonando en Centroamérica. Su figura se ha convertido en un recordatorio del intervencionismo estadounidense en la región y en un símbolo del rechazo a la dominación extranjera. Los países centroamericanos han utilizado su memoria como parte de su identidad nacional y su resistencia contra cualquier intento de control externo.

El expansionismo que representaba Walker sigue siendo un tema relevante en la política internacional, ya que las relaciones entre Estados Unidos y América Latina continúan marcadas por dinámicas de poder similares. Desde el siglo XIX, el intervencionismo estadounidense ha tomado diversas formas, desde la imposición de regímenes afines en la región hasta el control de recursos estratégicos mediante acuerdos comerciales y tratados de seguridad.

En muchos aspectos, las intervenciones militares y económicas del siglo XXI pueden verse como una continuación del mismo espíritu expansionista que Walker encarnó en el siglo XIX. La Doctrina Monroe, el Corolario Roosevelt y la Guerra Fría reforzaron la idea de América Latina como un espacio de influencia estadounidense, una tendencia que se mantiene en la actualidad a través de políticas de cooperación, sanciones económicas y operaciones encubiertas.

La resistencia de los países centroamericanos a la injerencia extranjera, que tuvo su primer gran referente en la lucha contra Walker, sigue siendo un elemento clave en la geopolítica regional, evidenciando que las tensiones entre soberanía nacional e intereses externos permanecen vigentes.

William Walker se veía a sí mismo como un monarca en potencia, un visionario que no solo aspiraba a gobernar Nicaragua, sino a establecer un imperio personal en América Central. Su modelo de dominio estaba inspirado en los regímenes autocráticos europeos y en la expansión estadounidense bajo la doctrina del Destino Manifiesto.

Walker soñaba con una federación de estados centroamericanos gobernados por él y habitados por colonos anglosajones que impusieran una cultura y un sistema económico basado en la esclavitud y la supremacía racial. Su ambición era transformar la región en una extensión del sur esclavista de Estados Unidos, asegurando el control de las rutas comerciales y la explotación de los recursos naturales. Sin embargo, su visión imperial chocó con la feroz resistencia de las poblaciones locales y de los líderes regionales, que lo vieron como un intruso y una amenaza a su soberanía.

Se dice que, antes de su ejecución, Walker lanzó una maldición sobre la ciudad de Trujillo, advirtiendo que ningún gobernante duraría mucho en el poder. Aunque es una leyenda, la inestabilidad política de la región ha alimentado este mito.

El lugar exacto de su tumba en Trujillo es motivo de especulación. Algunos afirman que sus restos fueron trasladados en secreto a los Estados Unidos, mientras que otros creen que fue enterrado en una fosa común.