Obituario: Oliverio Toscani, el visionario de las emociones visuales.

Obituario: Oliverio Toscani, el visionario de las emociones visuales

El mundo despide a Oliverio Toscani (Milán, 28 de febrero de 1942- Cecina, 13 de enero de 2025), un artista que no solo creó imágenes, sino que generó diálogos en una época donde hacerlo no te llevaba a ser cancelado.

Toscani deja un legado imborrable en el universo de la fotografía y la comunicación visual. Su trabajo trascendió fronteras y desafío cómodas nociones de lo aceptable, convirtiéndolo en una figura icónica del siglo XX.

Toscani fue mucho más que un fotógrafo; fue un provocador, un pensador y un narrador. Conocido por su revolucionario enfoque en la publicidad, especialmente como director creativo de Benetton, llevó la publicidad a un nivel sin precedentes. Las campañas que diseñó no solo promocionaron productos, sino que también confrontaron al público con las realidades de temas sociales como el racismo, el VIH/SIDA, la guerra y la desigualdad.

¿Quién puede olvidar las controversiales imágenes de un cura y una monja besándose, o el estremecedor retrato de un hombre moribundo rodeado de su familia? Cada imagen fue un espejo que nos obligó a cuestionar nuestras creencias y nuestra humanidad.

A lo largo de su carrera, Toscani demostró un dominio magistral del arte visual. Su sensibilidad artística y su compromiso con los derechos humanos le valieron reconocimientos internacionales, pero también generaron polémica. Nunca temió enfrentar las críticas porque comprendía que el verdadero cambio no nace de la comodidad, sino del impacto.

Su influencia se extendió más allá de las campañas publicitarias. Oliverio Toscani también fue un defensor apasionado de la educación y la experimentación artística. Fundó la escuela de comunicación visual Fabrica, un espacio dedicado a fomentar el talento joven y la innovación creativa. Para Toscani, el arte y la comunicación eran herramientas de transformación social, y su legado vive en cada estudiante que pasó por las puertas de Fabrica.

Oliverio Toscani nos enseñó que la fotografía es mucho más que una mera captura de luz y sombra; es una herramienta poderosa para revelar verdades, provocar reflexiones y construir puentes entre mundos aparentemente inconciliables.

En sus propias palabras: “La creatividad no es un don, es una responsabilidad”. Hoy, mientras reflexionamos sobre su vida, recordamos esa responsabilidad que nos dejó como herencia de una época en la que se podía publicar contenido sin que sea reprobado por elementos radicales de la sociedad.

Obituario: Oliverio Toscani, el visionario de las emociones visuales.

Obituario: Oliverio Toscani, el visionario de las emociones visuales.

Obituario: Oliverio Toscani, el visionario de las emociones visuales.

Obituario: Oliverio Toscani, el visionario de las emociones visuales.

Obituario: Oliverio Toscani, el visionario de las emociones visuales.

Obituario: Oliverio Toscani, el visionario de las emociones visuales.

Obituario: Oliverio Toscani, el visionario de las emociones visuales.

Obituario: Oliverio Toscani, el visionario de las emociones visuales.

Obituario: Oliverio Toscani, el visionario de las emociones visuales.

Obituario: Oliverio Toscani, el visionario de las emociones visuales.

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Fin de la noche polar

Fin de la noche polar. Habitantes de la ciudad de Múrmansk presenciaron el primer amanecer después del fin de la noche polar en el Ártico ruso.

Habitantes de la ciudad de Múrmansk presenciaron el primer amanecer después del fin de la noche polar en el Ártico ruso.

Los primeros rayos de sol se pudieron divisar alrededor de las 12:29, hora local, y la luz del día duró poco menos de una hora. Múrmansk es la mayor urbe del mundo al norte del círculo polar ártico.

Habitantes de la ciudad de Múrmansk presenciaron el primer amanecer después del fin de la noche polar en el Ártico ruso.

Habitantes de la ciudad de Múrmansk presenciaron el primer amanecer después del fin de la noche polar en el Ártico ruso.

Habitantes de la ciudad de Múrmansk presenciaron el primer amanecer después del fin de la noche polar en el Ártico ruso.

Fotos: Lev Fedoséyev/TASS

Al borde del Spoiler: ¿Quién la ha visto morir? 1972

¿Quién la ha visto morir? (1972) Aldo Lado

Durante los años 70, el giallo italiano vivió su momento de auge, y ¿Quién la ha visto morir? (Chi l’ha vista morire?), dirigida por Aldo Lado, es una de las cintas más representativas del género. Con una trama que combina elementos de misterio, horror psicológico y drama, una película donde destaca su narrativa atmosférica y su inquietante estética.

¿Quién la ha visto morir? 1972 Aldo Lado

La película sigue a Franco Serpieri, interpretado por George Lazenby, quien fuera conocido por su papel de agente 007. Aquí interpreta a un escultor que vive en Venecia, quien está lidiando con la tragedia del asesinato de su hija, Roberta.

A causa de este evento traumático, lo lleva a buscar respuestas por su cuenta, mientras descubre una red de secretos oscuros y personajes ambiguos en una ciudad que parece tan cómplice como los mismos perpetradores del crimen. La investigación personal de Franco lo enfrenta no solo con la verdad detrás del asesinato, sino también con sus propios demonios.

Aldo Lado recurre a Venecia, no solo como escenario, sino como un personaje más. La ciudad, con sus canales sombríos y faltos de turistas, con su atmósfera húmeda, transmite una sensación de aislamiento y decadencia que refuerza la tensión de la trama. Las calles desiertas y las tomas en contrapicado acentúan la vulnerabilidad de los personajes, mientras que los encuadres cerrados intensifican la paranoia.

El contraste entre la belleza histórica de Venecia y los eventos siniestros que ocurren en la película es una constante. Este enfoque resalta una de las fortalezas del giallo: la capacidad de encontrar horror en lo cotidiano.

George Lazenby, conocido por su papel como James Bond en Al servicio secreto de su majestad (1969) Peter Hunt, ofrece una interpretación sólida como un padre devastado. Su dolor y su obsesión por descubrir la verdad se sienten genuinos y creíbles. La actriz Anita Strindberg, como Elizabeth, su exesposa, aporta un equilibrio emocional y un matiz de complicidad y desconfianza en su relación con Franco.

La música esta compuesta por el maestro Ennio Morricone, que en esta película es una de sus mayores fortalezas. Su composición mezcla coros infantiles inquietantes con melodías minimalistas, lo que crea un contraste perturbador que acentúa la naturaleza trágica y macabra de la historia. El tema principal que suena cada vez que aparece el misterioso asesino se queda grabado en la mente del espectador, aumentando la sensación de incomodidad, y creando momentos incómodos.

¿Quién la ha visto morir? 1972 Aldo Lado

Una de las secuencias que más me llamaron la atención ocurre en una sala de deportes donde los niños juegan al baloncesto. Un lugar extraño para tener un gimnasio, pues en otra escena practican esgrima en ese mismo lugar. Este espacio es extraño, con su arquitectura que evoca a un palacio o iglesia pero con una cancha de baloncesto ubicada en su interior.

He intentado averiguar de que lugar se trataba, y si a día de hoy todavía existe, pero no he podido encontrar información específica sobre la ubicación exacta de la sala y no está claramente documentada en las fuentes disponibles. Es posible que dicha escena se haya filmado en una instalación deportiva local de Venecia o en un set diseñado para la producción. La mayoría de la cinta se filmó principalmente en Venecia, Italia, aprovechando la atmósfera de la ciudad para intensificar su narrativa de suspense. Algunas escenas también se rodaron en los estudios De Paolis en Roma.

Es un lugar, en apariencia inocente, que se convierte en un escenario cargado de tensión. Las luces frías y la arquitectura estéril crean un ambiente que, aunque cotidiano, parece alienante y siniestro. Los ecos de las pelotas y las risas infantiles generan un contraste que presagia el tono oscuro del resto de la película. Esta escena subraya cómo la película utiliza espacios comunes para transmitir un sentimiento de amenaza latente.

Aunque no es tan conocida como otras películas del giallo de directores como Dario Argento o Mario Bava, ¿Quién la ha visto morir? ocupa un lugar especial dentro del género gracias a su enfoque emocional y su cuidada dirección. Es una obra que se aleja de la violencia estilizada de otras cintas para centrarse en el impacto psicológico de sus eventos, lo que la convierte en una experiencia más íntima y perturbadora.

Arte de Iván Babilin

El arte de Iván Bílibin (en ruso: Иван Яковлевич Билибин) estuvo fuertemente inspirado por el folclore eslavo. Nacido en San Petersburgo (16 de agosto de 1876 – 7 de febrero de 1942) fue uno de los ilustradores más influyentes del siglo XX y diseñadores escénicos que tomó parte de la revista y movimiento artístico Mir iskusstva y contribuyó a la iconografía de los Ballets Rusos.

Arte de Iván Babilin
Vasilisa la Hermosa, 1899
Arte de Iván Babilin
Iván Tsarévich atrapando la pluma del pájaro de fuego, 1899
Arte de Iván Babilin
Koschei el Inmortal, 1900
Arte de Iván Babilin
El jinete rojo de Vasilisa la Hermosa, 1899
Arte de Iván Babilin
Los mercaderes visitan al Zar Saltán, 1905
Arte de Iván Babilin
La isla Buyán, 1905
Arte de Iván Babilin
Diseño escénico para la ópera El gallo de oro, 1909
Arte de Iván Babilin
Morozko, 1932
Arte de Iván Babilin
Ilustración para el Cantar de las Huestes de Igor, 1941

Breve Historia Desconocida: Batalla de Rafia.

La Batalla de Rafia, librada en 217 a.C., es uno de los encuentros bélicos más fascinantes del mundo antiguo. No solo fue un enfrentamiento crucial en las Guerras Sirias entre los generales de Alejandro Magno; sino que también fue la única ocasión registrada en la que dos razas de elefantes —los africanos y los asiáticos— se encontraron frente a frente en el campo de batalla.

Este punto de la historia fue parte de la larga rivalidad entre el Imperio Seléucida y el Reino Ptolemaico, tuvo lugar cerca de la ciudad de Rafia (hoy Rafah, en la frontera entre Egipto y la Franja de Gaza). La contienda involucró a dos de los herederos más poderosos del Imperio de Alejandro Magno, por el lado greco-egipcio Ptolomeo IV Filopátor, el faraón de la dinastía ptolemaica, contra Antíoco III el Grande del Imperio Seléucida.

Era parte de la Cuarta Guerra Siria, una serie de conflictos que surgieron a partir de la disputa entre los dos reinos sucesores de Alejandro Magno por el control de la región de Celesiria. Más allá de la lucha entre ejércitos, la batalla de Rafia ha quedado en la memoria histórica por el enfrentamiento de dos especies de elefantes, que actuaron como armas estratégicas en una confrontación decisiva.

Ambos lados hicieron preparativos masivos para la confrontación, pero una de las piezas más espectaculares del arsenal de cada ejército eran los elefantes de guerra. Mientras Antíoco tenía en su poder elefantes indios de la especie Elephas maximus, Ptolomeo contaba con elefantes africanos, presumiblemente de la subespecie Loxodonta africana cyclotis, también conocida como elefante africano de bosque.

Para comprender el papel que los elefantes jugaron en la batalla de Rafia, primero es importante analizar el papel que estos animales desempeñaron como armas de guerra en la Antigüedad. Los elefantes han representado un recurso poderoso y casi mitológico en el campo de batalla. La capacidad de sembrar terror en las filas enemigas, junto con su poder destructivo, hacía de estos animales una herramienta militar sumamente efectiva.

Alejandro Magno fue uno de los primeros generales griegos en enfrentarse a elefantes de guerra durante sus campañas en la India, y su influencia marcó el comienzo del uso de estos paquidermos en los ejércitos helenísticos. Desde los primeros tiempos en la India hasta su adopción en las regiones del Mediterráneo y el Cercano Oriente, los elefantes siempre han simbolizado el poder y la fuerza bruta.

Breve Historia Desconocida: Batalla de Rafia

En la India, los elefantes fueron utilizados desde el siglo IV a.C. como parte integral de los ejércitos reales. En la batalla, los elefantes se utilizaban como plataformas móviles desde las que los arqueros podían disparar y también para destruir la caballería enemiga.

Después de las conquistas de Alejandro Magno, el uso de elefantes se expandió hacia el oeste. Los sucesores de Alejandro, especialmente los seléucidas y los ptolemaicos, los integraron a sus ejércitos, y en algunos casos los elefantes se convirtieron en el núcleo de su fuerza militar.

Los cartagineses, bajo el mando de Aníbal, también utilizaron elefantes durante las Guerras Púnicas contra Roma. La travesía de Aníbal a través de los Alpes con sus elefantes es uno de los episodios más legendarios de la historia militar, aunque pocos de estos animales sobrevivieron al viaje.

El elefante, como arma de guerra, tenía varias ventajas. Era un símbolo de poder y de intimidación psicológica, que podía desmoralizar a los soldados enemigos antes incluso de entrar en combate. Los elefantes cargaban contra las líneas enemigas, aplastando a soldados y caballos, y dispersando formaciones que de otro modo habrían sido difíciles de penetrar.

En la antigüedad, pocos elementos generaban tanto pavor en el campo de batalla como una carga de elefantes. Además, los elefantes eran utilizados como plataformas móviles desde las cuales los arqueros podían disparar o los lanceros atacar desde una posición elevada, lo que les daba una ventaja considerable sobre la infantería enemiga.

Sin embargo, su uso también tenía desventajas. El entrenamiento de los elefantes para la guerra era un proceso arduo. Eran entrenados para marchar en formación, atacar a infantería y caballería enemigas y superar obstáculos como muros o barricadas. Se ignora cómo era el proceso de domesticación, ya que al extinguirse la subespecie en época romana no sobrevivió el oficio y además tampoco ha quedado reflejado documentalmente.

Sin embargo, también eran impredecibles, difíciles de controlar una vez en medio del fragor del combate, cuando eran heridos, el dolor los enloquecía sembrando el caos entre sus propias filas o se asustaban. En ello tuvo mucho que ver su pobre equipamiento; al contrario que en Asia, no se los dotaba de armaduras ni protección alguna, lo que los dejaba muy vulnerables al lanzamiento de jabalinas y otras armas arrojadizas

A pesar de estas desventajas, el prestigio y el impacto psicológico de los elefantes hicieron que continuaran siendo una herramienta esencial en la guerra, especialmente en el contexto de los conflictos helenísticos, donde el símbolo de poder y superioridad que representaban era de gran valor estratégico.

Breve Historia Desconocida: Batalla de Rafia
Tetradracma de Ptolomeo IV

En la Batalla de Rafia, los elefantes de ambos bandos desempeñaron un papel clave, aunque no de la manera esperada.

Ptolomeo IV contaba con alrededor de 73 elefantes africanos  (de los que murieron dieciséis), pertenecientes a la subespecie del elefante africano de bosque, más pequeños que los elefantes de la sabana, pero aún imponentes. Estos elefantes se habían obtenido de las regiones de Nubia y el este de África, y eran utilizados por los Ptolomeos debido a su relativa cercanía y a la dificultad de obtener elefantes asiáticos.

Antíoco III, por otro lado, disponía de unos 102 elefantes indios, más grandes y con mayor experiencia en combate. Los elefantes de Antíoco habían sido traídos de la India y eran, en muchos aspectos, superiores a los elefantes africanos en términos de tamaño y entrenamiento.

Breve Historia Desconocida: Batalla de Rafia
Tetradracma de Antíoco III

La fuente principal de la Batalla de Rafia son los escritos del historiador griego Polibio. Quien en sus textos afirma que la batalla comenzó luchando en los flancos y que los elefantes fueron los primeros en atacar.

Los relatos históricos, como los de Estrabón, Plinio el Viejo, Apio y Filóstrato sugieren que los elefantes asiáticos, al ser más grandes, dominaron rápidamente a los elefantes africanos, que se asustaron y huyeron, desordenando las líneas egipcias. Los elefantes africanos de Ptolomeo se vieron intimidados y, en su mayoría, evitaron el enfrentamiento directo con los elefantes indios, optando por retroceder en lugar de enfrentarse a ellos. Esto provocó que gran parte de la fuerza de elefantes de Ptolomeo fuera inútil en el campo de batalla.

La diferencia en comportamiento y tamaño se debió, en parte, a las características de cada especie. Los elefantes asiáticos son conocidos por ser más dóciles y, debido a su mayor tamaño, eran mejores para intimidar al enemigo y mantener la formación.

Por otro lado, los elefantes africanos de bosque, aunque ágiles, eran más pequeños y menos acostumbrados a los rigores del combate. Esta situación desequilibró la balanza de poder en el campo de batalla, aunque no de forma definitiva, ya que la batalla no fue decidida únicamente por los elefantes.

“Los guerreros montados en elefantes lucharon valientemente desde las torres; actuando con saris a quemarropa, se golpeaban entre sí, pero los animales luchaban aún mejor, arrojándose unos a otros con fiereza. La lucha de los elefantes se lleva a cabo aproximadamente de esta manera: después de clavarse los colmillos y forcejear, empujan con todas sus fuerzas y cada uno quiere mantener su lugar hasta que el más fuerte vence y aparta la trompa del oponente. Tan pronto como el vencedor logra agarrar al vencido por el costado, lo hiere con colmillos, como hacen los toros con los cuernos.

“Los elefantes ptolemaicos en su mayoría tenían miedo a la batalla, lo que suele ser el caso de los elefantes libios. El hecho es que no pueden soportar el olor y el rugido de los elefantes indios, están asustados, según creo, por su crecimiento y fuerza, e inmediatamente huyen desde lejos. Eso es lo que pasó ahora».

Polidio

Como resultado, según Polibio, tres elefantes murieron en el ejército de Antíoco III y dos más murieron a causa de las heridas, el ejército de Ptolomeo IV perdió 16 elefantes muertos y «la mayoría de ellos fueron capturados por el enemigo». Es decir, la “batalla de los elefantes” terminó con una contundente victoria de los animales del ejército seléucida.

A pesar de la debilidad de los elefantes africanos frente a los asiáticos, la batalla terminó con una victoria para Ptolomeo IV. Esto se debió en gran medida a la superioridad numérica de la infantería y la caballería egipcia, así como a la estrategia implementada por el rey ptolemaico.

El ejército de Ptolomeo, compuesto por soldados egipcios, griegos y mercenarios, contaba con una fuerte falange que resultó ser decisiva para mantener la cohesión en el combate. Antíoco, por su parte, trató de utilizar la movilidad de su caballería y la fuerza de sus elefantes para romper las líneas enemigas, pero se vio superado en la parte central del campo de batalla.

Ptolomeo se enfrentaba a un ejército más experimentado, pero su habilidad para mantener la disciplina y el uso efectivo de sus tropas auxiliares le permitió contener la embestida de los elefantes asiáticos. Mientras que el choque de los elefantes resultó ser un fracaso para Ptolomeo, el resto de su ejército logró maniobrar de manera efectiva y derrotar al ejército seléucida, consolidando así el control ptolemaico sobre la región de Celesiria.

Antíoco consiguió los elefantes y Ptolomeo la victoria.

E. Galili

La Batalla de Rafia pone de manifiesto tanto el poder como las limitaciones del uso de elefantes en el combate. Los elefantes eran un símbolo de poder y grandeza, y el hecho de que ambos ejércitos desplegaran estos animales reflejaba la competencia por el prestigio y la legitimidad política entre los dos reinos.

Ptolomeo, al recurrir a los elefantes africanos, buscaba emular a sus rivales seléucidas, pero la naturaleza de estos elefantes los hizo menos adecuados para el combate frente a los más grandes y disciplinados elefantes asiáticos de Antíoco.

Para Ptolomeo y Antíoco, los elefantes no eran solo armas de guerra, sino también una declaración de poderío y de su capacidad para emplear recursos exóticos y formidables en su lucha por la supremacía del mundo helénico.

La derrota de los elefantes africanos frente a los elefantes asiáticos fue interpretada por algunos como una demostración de la superioridad del Imperio Seléucida en términos de recursos y tecnología militar, aunque la victoria final de Ptolomeo mostraba que el resultado de una batalla dependía de mucho más que del enfrentamiento entre dos grupos de elefantes. Aun así, el hecho de que los elefantes africanos fueran superados por sus contrapartes asiáticas tuvo un impacto en la percepción del uso de estos animales en los conflictos futuros.

Después de la batalla de Rafia, el uso de elefantes en la guerra continuó, aunque el resultado del enfrentamiento entre los elefantes africanos y asiáticos dejó claro que estos animales no siempre garantizaban la victoria. Los seléucidas y otros ejércitos helenísticos continuaron empleando elefantes en sus campañas, pero cada vez se volvió más evidente que la logística y el mantenimiento de estos gigantescos animales representaban un desafío significativo.

El uso de elefantes de guerra empezó a decaer en la medida en que las tácticas militares evolucionaron y los ejércitos empezaron a desarrollar nuevas formas de combate y tecnologías que hacían que los elefantes fueran menos efectivos.

Durante las campañas romanas, por ejemplo, los elefantes fueron utilizados ocasionalmente, pero con resultados mixtos, debido a la capacidad de los romanos para adaptarse y encontrar maneras de neutralizar a estos enormes adversarios. Con el tiempo, los elefantes se convirtieron más en una rareza que en una herramienta común en el campo de batalla, siendo finalmente reemplazados por otras innovaciones en tecnología militar.

Al estudiar el uso de elefantes en la Batalla de Rafia nos lleva a reflexionar sobre el papel de los animales en la guerra, y más allá de eso, sobre el costo que la ambición humana ha impuesto sobre otras criaturas del planeta. A lo largo de la historia, los animales han sido forzados a formar parte de los conflictos humanos, ya sea como armas, como transporte o como símbolos de poder.

Los elefantes, al ser criaturas altamente inteligentes y sensibles, son un ejemplo trágico de cómo los seres humanos han explotado la naturaleza en su afán de dominación.

Durante la batalla de Tapso, Julio César fue más drástico ante los elefantes pompeyanos, mandando que les cortaran las patas y trompas a hachazos, fue la última vez que esos animales combatieron en occidente (aunque hay referencias a que Claudio destinó uno a la conquista de Britania por su efecto psicológico).

Los elefantes quedaron postergados como arma de guerra y poco a poco se procedió a reunirlos y trasladarlos a Roma para usarlos en las venationes (luchas con animales en el anfiteatro). Se calcula que sólo durante el mandato de Augusto perdieron la vida unos tres mil quinientos ejemplares.

En la Batalla de Rafia, los elefantes fueron arrojados unos contra otros, forzados a luchar en una confrontación que no les pertenecía. La visión de estos animales enfrentándose en el calor de la batalla es, sin duda, impresionante, pero también profundamente triste.

Nos recuerda que la guerra no solo destruye a los seres humanos que participan en ella, sino también a los animales y a la naturaleza que quedan atrapados en su camino. En la búsqueda del poder y la gloria, la humanidad ha transformado a seres pacíficos en instrumentos de destrucción, una práctica que resuena aún hoy, con los conflictos modernos y el impacto continuo en el medio ambiente y las criaturas que comparten nuestro mundo.

Breve Historia Desconocida: Bessie Coleman.

Bessie Coleman: El Vuelo de una Pionera en la Historia de la Aviación

A lo largo de la historia, hay personas cuyas acciones parecen adelantarse a su tiempo, personas que no solo desafían las normas sociales y culturales que les imponen limitaciones, sino que también inspiran a quienes vienen después de ellas. Bessie Coleman fue una de esas figuras. Su vida no fue solo la historia de una mujer que alcanzó el éxito en la aviación, sino también la historia de una lucha constante contra las barreras raciales y de género, un testimonio de la valentía que requiere soñar y luchar por un lugar en un mundo que parecía decidido a negárselo.

Bessie Coleman fue la primera mujer afroamericana y de ascendencia nativa americana en obtener una licencia de piloto internacional. Su logro no solo rompió barreras en el ámbito de la aviación, sino que también marcó un hito importante en la lucha por la igualdad racial y de género en los Estados Unidos y más allá. Su vida, aunque corta, estuvo llena de determinación, coraje y una inquebrantable creencia en su propio potencial, incluso cuando casi todos a su alrededor dudaban de que alguien como ella pudiera lograr lo que se proponía.

Bessie Coleman nació el 26 de enero de 1892 en en el pueblo de Atlanta, en una pequeña cabaña al este de Texas, en un entorno rural y pobre. Era la décima de trece hijos en una familia de agricultores afroamericanos y nativos americanos. La vida en el sur segregado no era fácil para los afroamericanos, y la familia Coleman no era la excepción. El racismo y la pobreza eran constantes en la vida de Bessie desde una edad temprana, y ella tuvo que trabajar duro para ayudar a su familia. A pesar de estos desafíos, Bessie mostró desde pequeña una gran inteligencia y una fuerte determinación. Asistía a una escuela segregada de una sola habitación, donde destacaba por su habilidad en matemáticas y lectura.

Breve Historia Desconocida. Bessie Coleman

La situación familiar se complicó aún más cuando su padre, harto de la discriminación racial que sufrían en Texas, decidió mudarse a Oklahoma en busca de mejores oportunidades. Bessie, sin embargo, se quedó con su madre y hermanos. Esta separación profundizó en ella el sentido de responsabilidad hacia su familia. Aunque la escuela era un refugio para ella, el trabajo duro no cesaba. Durante su adolescencia, Bessie trabajaba recogiendo algodón y lavando ropa para vecinos blancos. A pesar de todo, nunca perdió de vista su sueño de hacer algo más grande con su vida.

A los 18 años, Bessie se matriculó en la Universidad de Langston, una universidad para afroamericanos en Oklahoma, pero debido a problemas económicos, solo pudo asistir un semestre. La frustración de no poder continuar sus estudios no fue suficiente para hacerla renunciar a sus ambiciones. En lugar de rendirse, decidió mudarse a Chicago en 1915, donde vivía uno de sus hermanos. Allí, trabajó como manicurista en una barbería, un trabajo humilde pero que la expuso a conversaciones sobre la aviación que, poco a poco, despertaron en ella una nueva pasión.

En Chicago, Bessie escuchaba historias de los pilotos que habían regresado de la Primera Guerra Mundial. Algunos de estos hombres se sentaban en la barbería donde trabajaba y hablaban con entusiasmo de sus experiencias volando en aviones durante la guerra. En un tiempo en que la aviación aún era algo novedoso y emocionante, estos relatos encendieron una chispa en Bessie. Quería volar. Pero, como mujer negra, las oportunidades para hacerlo en Estados Unidos eran prácticamente inexistentes.

Las escuelas de aviación estadounidenses se negaban a admitir mujeres, y especialmente mujeres negras. Pero Bessie no era alguien que aceptara un «no» como respuesta. En lugar de resignarse, comenzó a investigar otras opciones. Un consejo repetido fue clave para su futuro: «Si quieres volar, tienes que ir a Europa». Con esa idea en mente, Bessie comenzó a ahorrar dinero para su viaje y, con la ayuda de algunos benefactores de la comunidad afroamericana, logró reunir los fondos necesarios para su sueño.

En 1920, Bessie partió hacia Francia, un país que, aunque lejano, le ofrecía la oportunidad que tanto deseaba. Para poder estudiar en una escuela de aviación francesa, primero tuvo que aprender el idioma. Sin desanimarse, comenzó a estudiar francés, demostrando una vez más su dedicación y tenacidad. En la École d’Aviation des Frères Caudron en Le Crotoy, un pequeño pueblo francés, Bessie se sumergió en el mundo de la aviación.

Breve Historia Desconocida. Bessie Coleman

El entrenamiento no fue fácil. El clima era a menudo duro, y los aviones de la época no eran nada comparado con las máquinas modernas. Eran frágiles y peligrosos, con cabinas abiertas que exponían a los pilotos a los elementos. Pero Bessie no tenía miedo. El 15 de junio de 1921, después de meses de entrenamiento, Bessie obtuvo su licencia de piloto, convirtiéndose en la primera mujer afroamericana y nativa americana en lograr tal distinción.

Pero su historia no terminó ahí. Regresó a Estados Unidos, decidida a utilizar sus habilidades para inspirar y abrir caminos para otros. No solo quería ser una aviadora; quería cambiar el mundo de la aviación para que más personas de color pudieran volar.

Breve Historia Desconocida Bessie Coleman

A su regreso a Estados Unidos, Bessie se enfrentó a un desafío completamente nuevo. Aunque había logrado lo que nadie más de su comunidad había logrado, la segregación y el racismo en su país natal seguían siendo barreras inmensas. Encontrar un lugar en la aviación comercial era prácticamente imposible para una mujer negra, por lo que decidió emprender por su cuenta en el mundo de los espectáculos aéreos, también conocidos como «barnstorming». Estos eventos eran populares en la década de 1920 y permitían a los pilotos demostrar sus habilidades a cambio de dinero.

Bessie se convirtió rápidamente en una atracción en el circuito de exhibiciones aéreas. Su valentía y su habilidad para realizar acrobacias aéreas impresionaban a las multitudes. Realizaba giros imposibles, bucles y otras maniobras que mantenían a la audiencia al borde de sus asientos. Pero Bessie también era consciente del poder que tenía para inspirar a otros. Nunca aceptaba participar en eventos en los que se exigiera la segregación racial entre los espectadores, desafiando así las normas de la época. Su compromiso con la igualdad era tan fuerte como su amor por volar.

A medida que su fama crecía, también lo hacía su deseo de hacer más por su comunidad. Soñaba con abrir una escuela de aviación para afroamericanos, un lugar donde aquellos que, como ella, habían sido rechazados por su raza, pudieran aprender a volar y encontrar su propia libertad en los cielos. Bessie hablaba frecuentemente en eventos comunitarios, iglesias y universidades, alentando a los jóvenes afroamericanos a soñar en grande y a nunca aceptar los límites que otros les imponían.

Lamentablemente, el sueño de Bessie de abrir su propia escuela de aviación nunca se cumplió. El 30 de abril de 1926, mientras realizaba un vuelo de prueba en Jacksonville, Florida, su avión sufrió una falla mecánica. Bessie, que no llevaba puesto el cinturón de seguridad mientras inspeccionaba el terreno para su próxima acrobacia, fue lanzada fuera del avión y murió al caer desde una altura considerable. Tenía solo 34 años.

La noticia de su muerte conmocionó a la comunidad afroamericana y al mundo de la aviación. Aunque su carrera fue corta, su impacto fue profundo. Bessie Coleman no solo rompió barreras raciales y de género; abrió puertas que permitieron a futuras generaciones de aviadores afroamericanos y mujeres seguir sus pasos.

Hoy en día, el nombre de Bessie Coleman es recordado con honor y respeto. Su historia es un ejemplo de lo que se puede lograr cuando se enfrenta la adversidad con coraje, determinación y una visión clara de lo que uno quiere alcanzar. Su legado no solo reside en los cielos que conquistó, sino en los corazones y las mentes de quienes, inspirados por ella, han continuado luchando por la igualdad y las oportunidades en todos los campos, incluido el de la aviación.

Como ella misma dijo: «El aire es el único lugar libre de prejuicios». Bessie Coleman encontró su libertad en los cielos y, con cada vuelo que realizó, mostró al mundo que los límites son solo ilusiones que se pueden romper. A través de su vida y su legado, seguimos aprendiendo que el valor de soñar en grande no tiene límites, y que incluso el cielo no es una barrera cuando uno está decidido a volar alto.

Detrás de las Cámaras: Cazafantasmas (1984)

Detrás de las Cámaras: Cazafantasmas (1984)

Detrás de las Cámaras: Cazafantasmas (1984)

Detrás de las Cámaras: Cazafantasmas (1984)

Producida y dirigida por Ivan Reitman, fue nominada a los premios Oscars con dos nominaciones en Efectos Especiales y Canción original (que luego resultó no ser tan original como se pensaba). El trabajo de efecto recayó en Richard Edlund y su equipo, quienes trabajaron sobre los diseños de Berni Wrightson.