Mes: julio 2018

Tovarich Puigdemont (una ucronía catalana)

Tovarich Puigdemoint Una ucronía Catalana - Charles AR Byrne -

Tovarich Puigdemont (una ucronía catalana)

Los guardamarinas rusos bebían vodka desinteresados de lo que ocurría en la calle. Por el tono rojizo de la piel, se notaba que eran recién llegados, y que el sol de la Costa Brava les había bañado pese a las fechas otoñales.

Brindaban con cada nuevo trago, mientras en la calle el gentío agitaban las senyeras al paso del desfile. Las calles estaban engalanadas con los colores nacionales. El amarillo, rojo y azul destacaban en los balcones y en los mástiles por toda la ciudad.

La presencia de los soldados rusos, ya no sorprendían a nadie y los tiempos en los que se les vitoreaban habían pasado. La consolidación del Estado había olvidado en parte su importante participación en la enseña nacional. Todavía algunos viejos veteranos de la guerra de la independencia los saludaban con gesto marcial, pero muchos de los jóvenes reclutas eslavos desconocían la importancia y el honor de aquel gesto de respeto.

Los rusos llegaron para quedarse, y su llegada fue muy celebrada. Y no era para menos, con su participación cambió para siempre el curso del enfrentamiento y le dio pujanza internacional a los deseos de independencia. La llegada de los primeros barcos rusos al puerto de Barcelona fueron una sorpresa, y ni las protestas internacionales ni los intentos de bloquear la situación impidieron el desembarco de las primeras unidades y de los, ya por aquel tiempo, obsoletos sistemas de defensa S-400. Pese a su antigüedad, su fiabilidad cambiaron el sentido del enfrentamiento. Los aviones de la OTAN dejaron de sobrevolar la ciudad Condal. Los residentes pudieron descansar sin los frecuentes bombardeos de la aviación aliada. Los barcelonenses volvieron a salir a la calle sin miedo y quizás fue el día que lo cambió todo.

El bloqueo naval se rompió y empezaron a llegar los alimentos rusos. Los niños volvieron a comer chocolate, y hoy en día «alenka» es como se le llama al chocolate en catalán. La llegada de los rusos trajo consigo el reconocimiento internacional, que tanto necesitaba la independencia. El primero fue Putin, y rápidamente los estados satélites del club de Valdai fueron reconociendo el derecho de independencia. Al final la simbiosis ruso-catalana favoreció a ambos. El estado eslavo afianzó su control del Mediterráneo con su triangulo Siria-Libia-Cataluña y los catalanes consiguieron las bases para obtener su independencia.

En las calles, el jolgorio aplaudía el desfile de la unidades aeroespaciales rusas. Los guardamarinas brindaban a su paso y bebieron un trago. Los catalanes conocen la importancia de la intervención de las tropas aeroespaciales, impidieron las operaciones de la OTAN y permitieron la apertura de vías para liberar las regiones sitiadas por las tropas españolas.

Las detenciones de los algunos miembros del Govern, y exilio de otros, provocaron protestas iniciadas en los ambientes universitario, que fueron extendiéndose a distintos sectores de la población. La intervención de las organizaciones sociales que pedían la independencia calaron entre los distintos sectores de la población, prácticamente dividida en dos bandos. Internacional mente a estos disturbios se le conoció como el Maidan Catalán. En los meses anteriores, el presidente del Gobierno de España puso en marcha el artículo 155 de la Constitución que permitía suspender la autonomía de la comunidad y la anulación del Parlament, lo que llevó a convocar elecciones.

Estos movimientos alentaron los movimientos sociales y generaron olas de confrontación que obligaron a la movilización por parte del Gobierno español de unidades del ejército. A partir de aquel momento el enfrentamiento militar comenzó. Varios ayuntamientos se alzaron y rompieron relación con el estado español. Las organizaciones sociales, poco a poco, se fueron reorganizando en brigadas sociales con un marcado organigrama militar. La escala del conflicto terminó en un enfrentamiento armado abierto. Las fuerzas separatistas consistían en un número muy significativo de población que esperaban obtener la independencia. A pesar de la intervención militar española, el número de enfrentamientos directos fueron mínimos. Desde el Gobierno español no se quería acentuar el conflicto y atraer a más ciudadanos catalanes a las filas del independentismo.

Debido a esto, se creó un estado de stand by, con zonas bajo control del estado de la República Catalana y otras gestionadas por la República de Tabarnia, un ente pro español utilizado para enfrentarse a las unidades independentistas sin que el Estado español se viese implicado. Los enfrentamientos continuaron pese a los distintos llamamientos por parte del Parlamento español para que las partes negociaran un acuerdo de desmovilización.

Pero todo ello cambió con un acontecimiento inesperado. Fue durante el entierro de J.M. Aznar cuando el congresista A. Rivera dio su discurso soberanista que sirvió de base para reunir a las fuerzas nacionalistas bajo una voz. Un discurso que parafraseaba las palabras de otro Rivera. Un año después se convertía en el nuevo presidente del Gobierno de España y su política hacia Cataluña y los territorios sublevados fue radical. Con un decreto prohibió los partidos políticos subversivos que apoyaban a los movimientos independentistas y envío a las tropas militares a territorio catalán y movilizó las fuerzas de seguridad del estado. Emitió órdenes para detener a los cabecillas de las organizaciones sociales, lo que radicalizó aún más a las brigadas sociales. Se asaltaron cuarteles militares y se sustrajo armas lo que provocó los primeros enfrentamientos armados entre ambos bandos.

Los aliados de la OTAN apoyaron las acciones del Gobierno español, lo que suscitó grandes debates y empezó a posicionar el bloque ruso de parte del movimiento independentista catalán. El resto, es historia ya sabida por todos…