En los rincones más oscuros de la Guerra Fría, donde la paranoia y la carrera tecnológica entre las superpotencias marcaban cada paso, la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos emprendió proyectos que hoy, décadas después, parecen salidos de una novela barata de ciencia ficción. Entre ellos, destaca el enigmático Proyecto Sun Streak, una iniciativa que exploró la posibilidad de emplear la percepción extrasensorial como herramienta de espionaje.
El Proyecto Sun Streak fue una de las múltiples ramificaciones de los experimentos de visión remota que la CIA impulsó en colaboración con el Ejército de los Estados Unidos y otros organismos de inteligencia. Su origen se remonta a los años setenta y ochenta, en el contexto de una carrera no solo armamentística y espacial, sino también psíquica. Impulsados por informes de que la Unión Soviética estaba invirtiendo recursos significativos en investigación parapsicológica, los estadounidenses decidieron no quedarse atrás en la exploración de capacidades que pudieran ofrecer una ventaja estratégica.
La premisa del proyecto era tan ambiciosa como inverosímil: utilizar personas con supuestas habilidades psíquicas para «ver» a distancia lugares, objetos o situaciones de interés para la seguridad nacional. Los participantes, denominados «observadores remotos», eran entrenados para concentrarse en coordenadas geográficas, fotografías o simplemente en la idea abstracta de un objetivo, con la esperanza de que pudieran describir con precisión lo que allí ocurría, sin moverse de una sala de visión remota.
Sun Streak se mantuvo como un programa clasificado durante años, envuelto en el secretismo que caracteriza a las operaciones de inteligencia. No fue sino hasta finales de los noventa y principios de los 2000, tras la presión pública por conocer hasta dónde había llegado el gobierno estadounidense en sus investigaciones paranormales, que los archivos fueron desclasificados. Los documentos revelaron descripciones detalladas de sesiones de visión remota, informes de seguimiento y evaluaciones internas que mostraban un cuadro mucho más complejo que simples ejercicios de adivinación.
Entre los documentos desclasificados en 2000, uno en particular ha cobrado notoriedad en redes sociales. Se trata de un informe fechado el 5 de diciembre de 1988, donde el Observador n.º 32 relató una visión asombrosamente específica de un contenedor sagrado. El documento desclasificado de la CIA, asegura haber confirmado, mediante «visión remota», la existencia de lo que parece ser el cofre sagrado conocido como el Arca de la Alianza, que, según la Biblia, contenía las dos tablas de piedra de los Diez Mandamientos. Considerada el objeto más sagrado del judaísmo antiguo, su paradero tras la destrucción del Primer Templo de Jerusalén en el 587 a.C. sigue siendo uno de los grandes enigmas de la arqueología bíblica.

Según recoge el informe, el objeto parecía un arca de madera y metales preciosos, adornado con serafines, protegido por entidades desconocidas y oculto en algún rincón del Medio Oriente, entre edificios con arquitectura islámica. Asimismo, el documento afirma que el cofre «está protegido por entidades» con «un poder desconocido».
“Este contenedor tiene otro contenedor en su interior… está relacionado con la ceremonia, la memoria, el homenaje, la resurrección”, escribió el observador, en una descripción que no tardó en ser asociada con el Arca de la Alianza bíblica. Incluso llegó a advertir que aquellos que intentaran abrirlo sin la debida autorización serían «destruidos por los protectores mediante el uso de un poder desconocido».
A continuación, afirma que el propósito del cofre «es unir a las personas. Tiene algo que ver con la ceremonia, la memoria, el homenaje, la resurrección. Hay un aspecto de espiritualidad, información, lecciones y el conocimiento histórico mucho más allá de lo que conocemos ahora», y agrega: «este contenedor no podrá ser abierto hasta que se considere el momento correcto. Una vez que sea el momento de abrirlo, la mecánica del sistema de bloqueo se volverá bastante simples». El texto advierte que aquellos que intenten abrir el contenedor a la fuerza «serán destruidos por los protectores mediante el uso de un poder desconocido para nosotros».
El eco de tales palabras resuena hasta hoy, alimentando teorías sobre reliquias perdidas y conspiraciones globales. Pero más allá del impacto mediático, los protagonistas de estos experimentos ofrecen una perspectiva mucho más terrenal.
Joe McMoneagle, suboficial jefe del ejército estadounidense y uno de los pioneros en la coordinación de sesiones de visión remota para la CIA y receptor de la Legión del Mérito por sus contribuciones a la inteligencia militar, fue tajante al calificar esa sesión como «fraudulenta». En declaraciones al New York Post, aseguró que los videntes no conocían el contenido de los sobres con las coordenadas y eran guiados a lo largo del proceso por otra persona. En entrevistas posteriores, McMoneagle se mostró escéptico ante las afirmaciones más sensacionalistas, advirtiendo que muchos informes fueron inflados o malinterpretados para ajustarse a expectativas que nunca se materializaron. No obstante, McMoneagle fue tajante al calificar la sesión sobre el Arca de la Alianza, no valía «ni el papel en el que está escrita».

La conclusión oficial del Proyecto Starge también fue fría. En 1995, tras la revisión del programa Stargate —que consolidaba los esfuerzos previos de Sun Streak—, la CIA cerró definitivamente la investigación. Un informe elaborado por la American Institutes for Research determinó que la visión remota no había producido inteligencia accionable consistente. La inversión millonaria no se tradujo en descubrimientos estratégicos significativos. La información provista por el programa era vaga e incluía datos irrelevantes y erróneos, y había sospechas de poca fiabilidad de los resultados.
Este proyecto apareció posteriormente en el libro de 2004 Los hombres que miraban fijamente a las cabras de Jon Ronson, llevado al cine en la película Los hombres que miraban fijamente a las cabras (2009) Grant Heslov aunque en ambas obras no se cita por su nombre.
Fragmento de un informe oficial que detalla las actividades y hallazgos del programa. Fuente: CIA Reading Room
Hoy, el Proyecto Sun Streak permanece como una curiosidad histórica, más allá de las leyendas que resurgen periódicamente en Internet. En los años recientes, los archivos desclasificados han revivido el interés en foros de Internet y titulares de tabloides y se han convertido en clickbait.