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Breve Historia Desconocida: Brandán el Navegante.

Breve Historia Desconocida: Brandán el Navegante

Brandán el Navegante (Ciarraight Luachra, Irlanda, c. 484 – Enachduin, c. 578), en irlandés Breandán, o Brendán, también llamado Brandano, Barandán o Borondón, fue uno de los grandes monjes evangelizadores irlandeses del siglo VI. Tomó renombre por formar parte de una leyenda medieval sobre un abad, natural de la lejanísima Irlanda, que, junto a catorce de sus compañeros, había realizado un largo viaje por el temido, furioso e impenetrable Océano Atlántico.

En ese viaje divisaría multitud de islas maravillosas y territorios legendarios, viviendo una serie de aventuras que lo convirtieron en uno de los personajes más conocidos de la Europa medieval, convirtiéndose en protagonista de uno de los relatos de viajes medievales más famosos de la cultura gaélica medieval, relatado en la Navigatio Sancti Brandani, una obra que fue redactada en torno a los siglos X-XI.

Históricamente, no sabemos demasiado acerca de él. Brandán nace a finales del siglo V en Tralee, en el condado irlandés de Kerry. Oerteneció a la tribu de los altraiges de Kilkenny, descendiente de la estirpe de Edganacht. Fue bautizado por el obispo Erc de Dungarvan en el condado de Waterford, quien se aseguró de que un año más tarde fuera entregado para ser cuidado por la monja Ita de Hibernia.

A los 16 años volvió con Erc para continuar por varios años su educación, a quien años más tarde, ordenara como sacerdote, después de estar bajo Finnian de Clonard, Enda de Aran y Jarlath de Tuam.​ Con una sólida educación cristiana, solo comparable a su inquebrantable fe, pronto Brandán comenzó a difundir la palabra de Dios a lo largo y ancho de las islas británicas, fundando enclaves monásticos en las islas de Arán y predicando el Evangelio por las islas escocesas, Gales y Bretaña.

Desde principios del siglo V era habitual que comunidades monásticas enteras se lanzaron a la mar en curraghs para predicar el Evangelio hasta los confines de la tierra, siguiendo la tradición misionera del cristianismo irlandés, de la que los conocidos santos Colimba y Colimbano fueron claros exponentes.

Durante su periplo marinero estableció varios monasterios, en Kerry, Ardfert, Annaghdown, Arran siendo el más famoso el de Clonfert. Alrededor del año 558 o 564 fundó un monasterio en Clonfert (Galway, Irlanda), se menciona que las reglas fundacionales fueron dictadas por un ángel, convirtiéndose en su abad y permaneciendo ahí hasta su muerte. Y ahí, en ese monasterio, es donde comienza la leyenda.

La historia que hizo que la figura de Brandán traspasara las fronteras de las islas británicas y recorriera la Europa medieval comienza en la noche que recibe la visita de un anciano monje, de nombre Barinto, en el monasterio de Clonfert. El anciano le relata con detalle la existencia de una serie de islas maravillosas en el océano occidental, más allá de los límites del mundo conocido.

Brandán, maravillado por el relato del anciano y con la convicción de evangelizar esos desconocidos territorios, convence a catorce de sus monjes para construir un curragh (sencilla embarcación tradicional irlandesa hecha de madera y cuero). De acuerdo con la Navigatio Sancti Brendani, Brandán partió el 22 de marzo del 516 con otros catorce monjes, a los que se suman tres advenedizos. Una vez está terminada la embarcación emprenden la navegación por el océano en busca de aquellas islas. Se hacen a la mar, a menudo ordena el monje soltar los remos y dejar la embarcación sin gobierno para que se cumpla la voluntad de Dios; es ésta la que les mantiene vivos y alimentados.

Durante largos de siete años, Brandán y sus compañeros navegan por las aguas del Atlántico, divisando un gran número de islas maravillosas a las que les dan nombre e incluso enfrentándose a algunos monstruos marinos.

En su navegación arribaron primero a la isla del castillo deshabitado, en la que fueron recibidos por un perro que los guio hasta una villa despoblada. Allí permanecieron durante tres días, encontrando siempre comida preparada para ellos, aun cuando fueron incapaces de ver a una sola persona, excepto un diablo etíope. Uno de los advenedizos muere tras admitir haber robado. Luego llegan a una isla con un joven que les trae pan y agua. Las siguientes estaciones fueron la isla de las ovejas, donde pasan la Semana Santa, y la isla-pez, que posteriormente sería conocida como Isla de San Brandán.

En su periplo, Brandán el Navegante, la siguiente etapa del viaje transcurrió en el Paradisus Avium («Paraíso de los pájaros«), habitada por pájaros de todo tipo en la que cantan salmos y alaban a Dios y se unieron a los monjes en sus oraciones. Uno de ellos confiesa al santo que los pájaros habitantes de la isla son ángeles que se mantuvieron neutrales en el enfrentamiento entre el arcángel san Miguel y Lucifer.

Vueltos a la mar, navegaron durante tres meses hasta que, exhaustos, alcanzaron la isla de Ailbe, habitada por monjes que habían realizado un estricto voto de silencio y que habían residido allí durante ochenta años, sin padecer enfermedad o desgracia alguna. El viaje continúa, retornando a algunas de las islas por las que ya han pasado, hasta alcanzar una isla con tres anacoretas, donde se pierde el segundo de los monjes advenedizos.

Luego visitan la isla de las uvas, donde obtienen el vino necesario para la consagración. Retornan a Ailbe para pasar la Navidad. Tras el abandono de este lugar llega la prueba más terrible que tuvieron que afrontar Brandán y sus compañeros: el paso del infierno. Monstruos sinnúmero se acercaron a la nave escupiendo enormes ráfagas de fuego. Los monjes reemprendieron el rumbo a toda prisa pero no pudieron evitar que el tercero de los frailes advenedizos fuera devorado por una de esas criaturas.

Durante su navegación encuentran sentado en un peñasco en mitad del mar a Judas, quien descansa azotados por las olas del mar de sus tormentos eternos todos los domingos desde Navidad hasta la Epifanía.

Su viaje prosiguió, y la siguiente etapa tuvo lugar junto a un enorme pilar de cristal que tardaron casi tres días en bordear, a través de un mar escondido de densas nieblas que impide el retorno a quienes no van en nombre de Dios, la expedición llegó a una isla envuelta en la niebla, con una muralla defendida por dragones que custodiaban un territorio del que, paradójicamente, no sabemos nada: la isla del paraíso terrenal. Tras ser recibidos en este lugar por san Pablo el Ermitaño que había vivido en su isla sesenta años y admirar las bondades de esa Tierra Prometida, navegan de vuelta a Irlanda, donde Brandán el Navegante, fallece tiempo después.

Breve Historia Desconocida: Brandán el Navegante

Esta historia fue registrada por escrito por primera vez en el siglo X, en una obra denominada Navigatio Sancti Brandani (“La Navegación de San Brandán”), convirtiéndose en un auténtico best-seller durante siglos.

Aunque son numerosas las islas mencionadas en la Navigatio, la tradición se ha centrado en la isla-pez, completamente desprovista de vegetación, que aparece y desaparece. En ella San Brandán y sus compañeros celebraron la misa de Pascua, pero al encender el fuego para asar un cordero la isla despertó, dándose cuenta entonces de que en realidad se trataba del pez gigante Jasconius, que más adelante, obediente a Brandán, le conducirá hasta las proximidades del Paraíso. Esta sería la posteriormente identificada como Isla de San Brandán, que como el pez Jasconius aparece y desaparece, ocultándose a los ojos de quienes la buscan.

Siguiendo las indicaciones de la Navigatio latina, más precisa en sus orientaciones que el poema de Benedeit, se ha trazado una posible ruta de navegación afirmado que tras su partida de Clonfert habría alcanzado primero las islas Feroe, que serían la llamada isla de las ovejas en la Navigatio, pasando luego por Islandia, Groenlandia, Florida y las islas del mar Caribe, lo que convertiría a Brandán en el primer europeo en alcanzar el continente americano, en tanto otros sitúan el final de su recorrido en Terranova o en las islas Canarias. Conforme a esta hipótesis, la aparición de la «columna de cristal» descrita en la Navigatio sería un iceberg, el «mar coagulado» un mar helado, Jasconius una ballena, y los «frutos maravillosos» frutas tropicales.

​El poema anglo-normando de Benedeit, representa esta misma leyenda como un viaje simbólico en el que Brandán viaja en círculo durante siete años, durante los que, cíclica y milagrosamente, retorna la nave a los mismos cuatro lugares en las cuatro festividades mayores del calendario cristiano, antes de alcanzar el séptimo año el Infierno y el Paraíso en el mismo centro del círculo.

El viaje de San Brandán enlaza con relatos viajeros propios de la mitología irlandesa, los llamados «immrama», como el Viaje de Mael Dúin, compuesto en el siglo VII-VIII, a su vez, el mítico viaje influiría sobre otras narraciones hagiográficas difundidas por toda Europa occidental, como las narraciones viajeras de Saint-Malo en Bretaña o san Amaro en España.​

No faltaron desde el mismo siglo XII espíritus críticos como el de Vicente de Beauvais, que en su Speculum historiale calificaba los viajes de san Brandán de «delirio apócrifo» inútil para la historia y la geografía,​ como más adelante harían también los bolandistas, que encontraban la verdad histórica oscurecida por la leyenda. Aun así, la narración alcanzó notable popularidad en sus muchas versiones manuscritas y en alguna temprana edición impresa en latín, llegando a más de 100 los manuscritos conocidos de esta historia, y se llegó a traducir a la mayoría de lenguas vernáculas europeas. Un verdadero fenómeno literario que traspasó fronteras, tanto geográficas como culturales.

A raíz de este relato su fama creció, al igual que la leyenda sobre su pericia como navegante y descubridor de tierras para la fe. En gran parte de los mapas medievales y modernos había un espacio en el Atlántico dedicado al recuerdo de San Brandán. Lo que hizo crecer su popularidad rápidamente y muchos discípulos llegaron buscando formar parte de su congregación, hasta 3,000 entre irlandeses escoceses, ingleses, galeses, bretones y otros.

Breve Historia Desconocida: Brandán el Navegante
Detalle del mapa de África de Guillaume Delisle mostrando la isla de San Borondón al Este de las Canarias, 1707. Library of Congress, Geography and Map Division.

El Brandán histórico, abad de Clontarf, estaría acreditado por el testimonio de Adamnano, que redactó una Vida de san Columbano aproximadamente cincuenta años después de la muerte del san Brandán El Navegante legendario. ​En ella cuenta que el santo visitó la isla de Iona (en el occidente de Escocia) donde se encontró con san Columbano. También se cree que conoció en la isla de Hynba a San Columba. Que acompañó al monje galés a San Malo. Y que realizó varios escritos sobre la vida y obra de otra santa irlandesa, Santa Brígida.

Llegó con sus exploraciones hasta las islas Hébridas al oeste y las islas Shetland al norte, e incluso es posible que haya llegado a las islas Feroe e Islandia.​ Abades irlandeses posteriores completarían su obra y establecieron nuevas comunidades cenobíticas y abrieron el camino para la colonización posterior por gaélicos y noruegos. Se ha discutido acerca de la historicidad de este religioso, y, aunque fue eliminado del santoral en tiempos del papa Pablo VI, no cabe duda de que se trató de un abad irlandés que llevó a cabo tareas de evangelización en las aguas del mar del Norte.

En la actualidad varios lugares incorporan el nombre del santo, como la catedral de San Brendan de Clonfert, el monte Brandon en el condado de Kerry, en el río Shannon.

En las islas Canarias aún persiste una leyenda popular de una isla que aparece y desaparece desde hace varios siglos que fue bautizada como isla de San Borondón. Según los testigos que dicen haber visto la isla, normalmente la sitúan en extremo occidental del archipiélago, entre las islas de La Palma, La Gomera y El Hierro.

Hay relatos desde siglos que narran la aparición de dicha isla, de la visión por muchos testigos y de su posterior desaparición, mientras otras personas atribuyen la extraña aparición debido a alguna acumulación de nubes en el horizonte o a un fenómeno de espejismo.

La leyenda de San Borondón llegó a adquirir tal fuerza en Canarias que durante los siglos XVI, XVII y XVIII la Corona española incluso organizó expediciones oficiales para llegar a esa isla y desembarcar en ella y conquistarla. Incluso Leonardo Torriani, ingeniero encargado por Felipe II para fortificar las Islas Canarias a finales del siglo XVI, describe sus dimensiones y localización y aporta como prueba de su existencia las arribadas fortuitas de algunos marinos a lo largo del siglo XVI.

Breve Historia Desconocida: Operación Algeciras

Breve Historia Desconocida: Operación Algeciras

Operación Algeciras.

En 1982 con el conflicto por las islas Malvinas (Falklands Islands) desatado, la Armada Argentina evaluó y ejecutó operaciones de inteligencia para conocer los movimientos de la Flota Inglesa y de distracción para dificultar el despliegue de su fuerzas hacia el Atlántico Sur. Entre otras operaciones, se planificó atacar un objetivo inglés en Europa, con la idea de mostrarle a la Organización del Atlántico Norte (OTAN) y a sus integrantes en Europa, los riesgos de tener a una parte importante de la flota de la OTAN (la Inglesa), operando tan lejos de sus apostaderos habituales.

Un comando secreto de la Marina Argentina, llegó a España con la misión de sabotear la Base Británica de Gibraltar con minas submarinas recibidas por valija diplomática a través de la Embajada Argentina en Madrid. Estos sucesos tienen lugar siendo en España Presidente del Gobierno, Leopoldo Calvo Sotelo.

La Operación Algeciras, fue aprobada por el Almirante argentino Jorge Isaac Anaya, a la sazón mentor de la recuperación del archipiélago malvinense, quien la guardó en secreto a la mayor parte de sus camaradas. El comando estaba formado por 3 hombres, dos montoneros, especialistas en buceo, y un oficial de enlace argentino.

Estuvieron supervisando el tráfico naval británico alrededor de Gibraltar, preparándose para atacar un navío inglés, de la mayor categoría posible y para aumentar el impacto del incidente, este debía ser un buque de guerra, evitando así, además, posibles condenas internacionales por atacar un navío civil. Cuando un blanco de interés se hubiera puesto a tiro en la zona de Gibraltar, el comando de buzos argentinos tenía que actuar y colocar unas minas submarinas de fabricación italiana.

En cuanto a la elección de la base naval inglesa, no era factible una en el Reino Unido, ya que unos argentinos deambulando en sus proximidades levantarían demasiadas sospechas, por lo que se encontró como aceptable la base naval ubicada dentro de la colonia inglesa del territorio español de Gibraltar, en proximidades del puerto español de Algeciras.

Además, la elección de ésta ofrecía la ventaja de un entorno mucho más favorable al operar el comando desde España, un país donde no tendrían problemas de idioma y llamarían mucho menos la atención. Según Anaya si la Operación Algeciras tenía éxito, nadie culparía a la Argentina:

“Todos sospecharían de los enemigos de la OTAN, la Unión Soviética y sus aliados del telón de acero, los islámicos del Líbano, o del Coronel Gadafi”, presidente de Libia.

Pese a esto, con esta Operación Algeciras, Argentina pudo implicar a España en el conflicto de las Malvinas, justo en el momento que España era finalmente aceptada como miembro pleno de la OTAN.

El Almirante Anaya confió la planificación de la operación y el armado del grupo comando al Contralmirante Girling, quien designó al mando al Capitán de Corbeta Infante de Marina y Buzo Táctico Hector Rosales, junto a tres guerrilleros ex Montoneros, Máximo Nicoletti, Antonio Nelson Latorre alias “el Pelado Diego” y otro experimentado alias “el Marciano”, todos con experiencia en buceo, además el hecho de ser antiguos guerrilleros y no miembros de las fuerzas armadas argentinas.

En caso de ser capturados, debían afirmar que pertenecían a un comando de Montoneros que actuaba «patrióticamente» sin contar con apoyo de su gobierno. En caso de ser descubiertos, el gobierno Argentino podría negar cualquier relación con ellos.

Nicoletti, quién declaraba ser hijo de uno de los miembros de los comandos submarinos de Mussolini que hundieron el HMS Valiant y el HMS Queen Elizabeth en el puerto de Alejandría en 1941, había adquirido notoriedad tras atentar en 1974 contra un destructor argentino en los Astillero Río Santiago, poniéndole una carga explosiva bajo la línea de flotación.

Conformado el grupo comando, se diseñó la operación Algeciras cuyo plan era trasladarse y montar la base en la ciudad portuaria española de Algeciras, ya que dada su cercanía geográfica, era la localización ideal. Allí pasarían por inofensivos turistas, aficionados a la pesca, teniendo así una excusa para pasar horas en su embarcación pescando, y analizar cuidadosamente los movimientos dentro de la base naval inglesa de Gibraltar.

Para hundir el blanco seleccionado, se recurriría a tres minas magnéticas de fabricación Italiana cada una con 25 kilogramos de Trotyl, en la planificación se había desechado las minas magnéticas de fabricación argentina para eliminar toda pista del origen del atacante. El problema de introducirlas en España se solucionó recurriendo al sistema de la valija diplomática de la embajada argentina.

Desde el aeropuerto de Ezeiza, en Buenos Aires, se enviaron vía aérea las tres minas magnéticas disimuladas dentro de una boya marítima, dirigida a la embajada argentina en Madrid, evitándose así cualquier intromisión aduanera. Conocido el plan y ajustados lo detalles, el grupo comando destacó la acción planeada por el mando naval:

“La decisión de Anaya es una de las más revolucionarias que se tomaron en la Argentina, porque íbamos a atacar a la OTAN, a Estados Unidos; atacar en Europa era una decisión muy pesada, había que rescatarla desde ese punto de vista. Lo más importante era que mostraba hasta dónde quería llegar la Armada en su enfrentamiento con Inglaterra”. “Era una operación para llegar, ejecutarla en dos días e irse”.

Finalizada la planificación y la organización logística de la operación, solo restaba iniciarla, a partir del 24 de Abril del 82 el grupo de cuatro buzos tácticos viajó hacia Europa desde el Aeropuerto de Ezeiza en dos vuelos de Aerolíneas Argentinas diferentes, el Capitán Rosales y El Marciano volaron directamente a Madrid, en cambio Nicoletti y Latorre partieron hacía París, donde transbordarían de vuelo para llegar a Málaga y luego por tierra a Madrid.

El grupo de Latorre y Nicoletti, en lo que se supone que debía ser una mera escala en París, tuvo el primer contratiempo. Para desvincular totalmente la operación con el gobierno argentino, se recurrió a pasaportes falsificados. Estos fueron confeccionados por otro ex-montonero, Víctor Basterra, aunque los talentos del falsificador eran muy respetados, todo indica que en este trabajo no se habría alcanzado la calidad suficiente.

Cuando llegaron a la capital francesa, oficiales de inteligencia sospecharon de los argentinos, los pasaportes falsos llamaron la atención, no parecían totalmente auténticos y la cooperación francesa hacia Inglaterra había comenzado, todos los argentinos arribados eran verificados especialmente. Luego de demorarlos un buen rato, se resolvió dejarlos continuar viaje. Aunque el incidente no pasó a mayores, siempre quedó la sospecha de que la inteligencia francesa pudo haber alertado a los servicios ingleses y españoles sobre la presencia de los argentinos.

Breve Historia Desconocida: Operación Algeciras
El Almirante de la Armada Jorge Anaya, cerebro de la acción terrorista planificada desde Buenos Aires; Leopoldo Calvo-Sotelo Presidente del Gobierno de España en 1982 y el montonero Máximo Alfredo Nicoletti, jefe del comando enviado en secreto por la Armada Argentina para volar la Royal Navy.

Una vez en España, se hospedaron en un hotel en Estepona. Tras unos días empleados en preparar el terreno y observar el entorno, se dirigieron a Madrid donde pasaron unos días y se encontraron con Rosales y el Marciano. Tras ello se dirigieron a la oficina del Agregado Naval Argentino en Madrid, que ya había recibido las minas magnéticas italianas desde la embajada.

El comando tenía que transportar en un largo viaje de más de 550 kilómetros los 75 kilogramos de alto explosivo en forma de minas submarinas, que además eran bastante voluminosas (60 centímetros de diámetro). En aquel año se celebraría el mundial de fútbol en España 82 y las autoridades españolas temían por la concreción de un atentado de la banda terrorista ETA, por lo que se había incrementado la seguridad y por ende los controles policiales en todas las carreteras.

En ese ambiente especial de inteligencia y contraterrorismo debía moverse el grupo comando argentino, sin la información previa de la que sí disponían para otros blancos. Para moverse por España, el capitán Rosales había alquilado dos autos en Madrid y Nicoletti uno en Málaga.

Para evitar ser descubiertos habían decidido hacer el traslado en silencio sin usar las radios para no ser detectados en el trayecto, en cambio para superar los controles carreteros, el grupo estableció un sistema de viaje seguro, el primer automóvil hacía las veces de vigía seguido por el segundo a 10 minutos de distancia y finalmente el tercero, en el cual se transportaban camufladas las minas, a otros 20 minutos.

El viaje de Madrid hasta Algeciras se desarrolló sin incidentes y allí se alojaron en un hotel. Para moverse por la costa compraron en el Corte Inglés un bote inflable a motor y que posteriormente usarían para realizar el minado del objetivo. En sus salidas de pesca, en las que se movían con total libertad por la zona, comprobaron que las medidas de seguridad eran bastante escasas y por tanto estimaron que la operación era finalmente realizable.

El primer objetivo que cumplía parte de los requisitos (buque militar ingles importante) era un pequeño minador atracado en puerto, pero por un lado se trataba de un objetivo bastante modesto, y por otro, en aquellos momentos, Argentina buscaba una solución diplomática al conflicto, que habría fracasado en el momento que se produjese el ataque a la base inglesa; la mediación del Presidente Peruano Dr. Fernando Belaunde Terry, estaba muy avanzada y había alcanzado un gran consenso en la comunidad internacional.

Es por esto que a pesar de la llegada a puerto de otros posibles objetivos que sí cumplían los requisitos planificados, como un destructor ingles y algunos buques logísticos, siempre que el comando solicitaba permiso para ejecutar la operación, éste le era denegado desde Buenos Aires.

Todo cambió cuando a las 16:01 del 2 de Mayo el Crucero ARA “General Belgrano” de la Armada Argentina fue torpedeado y hundido por el Submarino atómico ingles HMS “Conqueror” encontrándose fuera del área de exclusión establecida por Reino Unido, sin ser un riego para la flota inglesa y alejándose de la zona del conflicto navegando a baja velocidad, lo que cumplió con la meta política inglesa de destruir cualquier posibilidad de solución pacífica y obligar a la argentina a meterse en una guerra.

Al no haber vuelta atrás y quedando claro el fracaso de la vía diplomática, el 3 de Mayo Anaya dio luz verde al Capitán Rosales para atacar al primer blanco que cumpliera los requisitos, a partir de ese momento, el primer barco militar inglés que entrase en Gibraltar sería minado. Tras el visto bueno para la operación, llegó a la base de Gibraltar la Fragata HMS “Ariadne” que se convirtió en el objetivo. La noche del lunes 8 de Mayo, la fragata entró en el puerto y se fijó para la noche del 9 el ataque en caso de que continuase ahí.

El 10 de Mayo por la mañana, el Capitán Rosales y Latorre fueron a renovar el alquiler de los coches que, con tantos retrasos en obtener la luz verde para la operación, se había vencido el día anterior y era necesario para garantizar la huida sin problemas en los controles ruteros, mientras que Nicoletti y El Marciano permanecerían durmiendo para estar descansados para la noche del ataque ya que les tocaba el trabajo más duro al tener que bucear un tramo prolongado.

Para pagar el alquiler utilizó dinero en efectivo, pagaban en dólares americanos en los establecimientos españoles. En Argentina era normal que la gente pagara tanto en dólares como en pesos, pero en España nadie pagaba en dólares, sino en pesetas en aquella época, y la policía española andaba tras la pista de unos argentinos y uruguayos presuntos planificadores y ejecutores de un asalto a un banco local.

Así que, tras haber pagado en efectivo al alquilar el primer coche en su llegada a España, la policía solicitó a la empresa de alquiler que les avisasen si volvían por sus oficinas, y así lo hicieron la mañana del 10 de Mayo, donde finalmente detuvieron a Rosales y a Latorre, luego, 4 agentes despertaron a Nicoletti y al Marciano a las 12:30 mientras aún descansaban en el hotel.

En la detención solo participaron efectivos españoles, los que propinaron un trato ejemplar a los argentinos. Cuando la policía española detuvo a los argentinos, estos trataron de continuar la operación a cualquier precio. Fue por eso que el capitán de la operación pidió hablar a solas con el comisario, con quien tuvo la siguiente conversación:

«Soy el capitán Fernández, de la Armada Argentina, y estoy en una misión secreta. Desde este momento me considero prisionero de guerra y no diré una palabra más”. “Si tú eres marino argentino, yo soy sobrino del Papa” le contestó risueño el comisario y ordenó a la policía que detuviera a los otros dos argentinos que esperaban en el hotel en el pueblo de San Roque.

Cuando los miembros de la operación fueron capturados se dieron cuenta de que el trámite de detención se iba a demorar mucho, por lo que les pidieron a los policías almorzar con ellos. Según relataron los mismos miembros de la operación; “Fue un almuerzo muy divertido, los policías españoles lamentaban que este hecho hubiera llegado a sus superiores, y de no haber sido así, los hubiesen dejado libres”, recuerdan los miembros de la operación.

Posteriormente al almuerzo, el capitán y los ex guerrilleros miembros de esta operación fueron transportados por tierra hasta Málaga, donde en aquellos momentos se encontraba en el presidente del gobierno español, Leopoldo Calvo Sotelo, quien regresaba a Madrid, tras un mitin de la UCD, ya que se encontraba en la zona en plena gira de campaña electoral, y que para evitar cualquier fuga de información y que el asunto trascendiese más, ordenó desembarcar la custodia de su avión, embarcar a los 4 argentinos y a otros 4 efectivos policiales y despegar inmediatamente rumbo a Madrid.

Eso fue a las cuatro de la tarde, poco más de 3 horas tras la detención. Una vez en la capital, salieron desde el aeropuerto de Barajas rumbo a las Islas Canarias acompañados de la policía, donde hacían escala para su destino final, Buenos Aires, viaje que ya harían los cuatro buzos argentinos, solos hasta Ezeiza. Para salir de España, utilizaron los mismos pasaportes falsos con los que entraron.

El incidente se saldó a satisfacción de todos: los argentinos porque, aunque no lograron su objetivo, preocuparon seriamente a sus enemigos y no se vieron envueltos en ningún escándalo internacional; los españoles evitaron problemas con sus recién estrenados socios en la OTAN sin tener que enfrentarse con sus hermanos latinoamericanos, y los ingleses, felices también porque que no se produjo el atentado y evitaron un papelón militar.

Con esto finalizaba la Operación Algeciras, quedando en el aire grandes incógnitas, tales como, ¿qué fue lo que puso tras la pista del grupo comando a la policía española? y más importante aún, ¿si Anaya estaba acertado en su planteamiento de atacar a la Marina Británica en Europa, con la posibilidad de dejar a España muy complicada con sus aliados de la OTAN? y ¿Cuál hubiera sido la reacción de Inglaterra al mostrarse vulnerable en su territorio?

De lo que no hay dudas, es que militarmente, hubiera sido un golpe magistral al corazón británico. Las razones por la cual esta operación no pudo ser llevada a cabo son muchas, se dice que si el grupo hubiese sido provisto de un mapa militar en lugar de un mapa turístico, hubieran llevado pasaportes falsificados de buena calidad (no como los que llevaron, que ya generaron sospechas en Francia, primer destino de los miembros de la operación), y hubiera utilizado tarjetas de crédito en lugar de dinero en efectivo, la historia hubiera tenido otro desenlace.

Coca-Cola Sign in Piccadilly Circus

 

Coca-Cola Sign in Piccadilly Circus

Great archival images from 1954 of the creation of the neon Coca-Cola sign in Piccadilly Circus. The history of the brand’s 125 year-old identity, explored in a show at the Design Museum. One of the highlights of the display is a book documenting the design and build of their first neon sign for Piccadilly Circus, in 1954…

The Battle of the Ice

 

The Battle of the Ice, also known as the Battle of Lake Peipus, was a battle between the Republic of Novgorod and the Livonian branch of the Teutonic Knights (on April 5, 1242, at Lake Peipus). The battle is notable for having been fought largely on the frozen lake and marked the end of Catholic campaigns against the Orthodox Novgorod Republic and other Russian territories for the next century.

According to the Livonian Order’s Livonian Rhymed Chronicle, written years later:

“The [Russians] had many archers, and the battle began with their bold assault on the king’s men [Danes]. The brothers’ banners were soon flying in the midst of the archers, and swords were heard cutting helmets apart. Many from both sides fell dead on the grass. Then the Brothers’ army was completely surrounded, for the Russians had so many troops that there were easily sixty men for every one German knight. The Brothers fought well enough, but they were nonetheless cut down. Some of those from Dorpat escaped from the battle, and it was their salvation that they fled. Twenty brothers lay dead and six were captured.”

Lugares donde he estado: Atenas

Atenas desde la Acrópolis - Fotografía (c) Charles A.R. Byrne
Imagen (c) Charles A.R. Byrne

Atenas desde la Acrópolis

Atenas es la capital de Grecia y la ciudad más importante del país, pero sobre todo es la cuna de la civilización occidental y el origen de la democracia.
Con tres millones y medio de habitantes, casi un tercio de la población de Grecia vive en Atenas. Su área metropolitana ocupa una llanura de 427 km2 en la península del Ática.
En Atenas hay muchas colinas, las más importantes son: Licabeto, Acrópolis, Filopappos y Tourkovounia.

Armenian Genocide , April 24 1915-1923

 

Armenian Genocide , April 24 1915-1923
1.5 Million slaughtered

First of all I’d like to apologize to those whom those pictures might disturb.

Some of you may or may not know how sensitive when i start talking about this event in history that doesn’t seem to meet many eyes of the people of the world today.
This event as previously stated is known as the “Armenian Genocide” which is only recognised in 21 countries, 43 states in the USA, 3 regions of spain and 2 states in Australia . Sure when you read those numbers you may think wow that’s a lot when really it’s only 11.8% of the world. Turkey refuses to recognise it after 97 years.

So lets get straight to the questions many seem to ask .

  1. What is the Armenian Genocide?
    The Armenian Genocide was centrally planned and administered by the Turkish government against the entire Armenian population of the Ottoman Empire. It was carried out during W.W.I between the years 1915 and 1918. The Armenian people were subjected to deportation, expropriation, abduction, torture, massacre, and starvation. The great bulk of the Armenian population was forcibly removed from Armenia and Anatolia to Syria, where the vast majority was sent into the desert to die of thirst and hunger. Large numbers of Armenians were methodically massacred throughout the Ottoman Empire. Women and children were abducted and horribly abused.
  2. How many people died in the Armenian Genocide?
    It is estimated that one and a half million Armenians perished between 1915 and 1923. There were an estimated two million Armenians living in the Ottoman Empire on the eve of W.W.I. Well over a million were deported in 1915. Hundreds of thousands were butchered outright. Many others died of starvation, exhaustion, and epidemics which ravaged the concentration camps.  
  3. Were there any witnesses ?
    There were lots of foreigners in the Ottoman Empire who witnessed the deportations. Foremost among them were U.S. diplomatic representatives and American missionaries.  Also reporting on the atrocities committed against the Armenians were many German eyewitnesses. Many Russians saw for themselves the devastation wreaked upon the Armenian communities when the Russian Army occupied parts of Anatolia. Many Arabs in Syria where most of the deportees were sent saw for themselves the appalling condition to which the Armenian survivors had been reduced. Lastly, many Turkish officials were witnesses as participants in the Armenian Genocide.

Key facts:

  • Armenians all over the world commemorate this great tragedy on April 24, because it was on that day in 1915 when 300 Armenian leaders, writers, thinkers and professionals in Constantinople (present day Istanbul) were rounded up, deported and killed. Also on that day in Constantinople, 5,000 of the poorest Armenians were butchered in the streets and in their homes.
  • The Armenian Genocide occurred in a systematic fashion, which proves that it was directed by the Young Turk government.
  • Most Armenians in America are children or grandchildren of the survivors, although there are still many survivors amongst us.
  • Some righteous Ottoman officials such as Celal, governor of Aleppo; Mazhar, governor of Ankara; and Reshid, governor of Kastamonu, were dismissed for not complying with the extermination campaign. Any common Turks who protected Armenians were killed.
  • First the Armenians in the army were disarmed, placed into labor battalions, and then killed.

    Then the Armenian political and intellectual leaders were rounded up on April 24, 1915, and then killed.

    Finally, the remaining Armenians were called from their homes, told they would be relocated, and then marched off to concentration camps in the desert between Jerablus and Deir ez-Zor where they would starve and thirst to death in the burning sun.

  • Despite Turkish denial, there is no doubt about the Armenian Genocide. For example, German ambassador Count von Wolff-Metternich, Turkey’s ally in World War I, wrote his government in 1916 saying: “The Committee [of Union and Progress] demands the annihilation of the last remnants of the Armenians and the [Ottoman] government must bow to its demands.”