Donbass y 8 años de crisis ucraniana.
En el año 2010 Ucrania vota dos modelos políticos: Por un lado la corrupta y multimillonaria Yulia Timoshenko, nacionalista ucraniana de derechas. Y por otro lado al autonomista y prorruso Victor Yanukovich, también de derechas pero descentralizador.
La situación de Ucrania se presenta como un país diverso, con importantes minorías, como la rusa, que representaba el 25%, la búlgara, la tártara, la rumana, la húngara y la griega.
Durante la década de 2010 se contraponen dos modelos políticos en la esfera internacional: El de Yanukovich, que quiere buenas relaciones con Rusia; y el de Timoshenko, amiga de Bush, que quiere una alianza con Occidente. En las elecciones celebradas ese año de 2010, el resultado es una victoria de Yanukovich, gracias al voto en el sur y del este diverso.
El resultado de las elecciones nunca fue aceptado por los sectores nacionalistas, de derechas ucranianos y sobre todo de ultraderecha, que como ya venían haciendo desde 2004, buscaban la forma de alzarse. Para ello, cuentan con financiación occidental de forma descarada.
Tras varios intento , por fin encuentran la oportunidad en noviembre de 2013, cuando el Gobierno ucraniano suspendió un tratado de librecomercio con la UE. Automáticamente, se iniciaron las protestas del mal llamado «Euromaidán». La excusa: el rechazo al libre comercio y la corrupción.
La manipulación informativa en Occidente para presentar a los manifestantes del Maidán como corderos fue digna de Goebbels, ocultándose de manera deliberada quienes estaban detrás. No faltó un periodista occidental allí.
La mayoría de manifestantes en el Maidán eran rabiosamente derechistas, revisionistas de la historia. Y las verdaderas tropas de choque del Maidán fueron los nazis y fascistas, dato que se ocultó en medios occidentales. Como fueron denunciados en 2014.
Durante las protestas se llegaron a poner francotiradores para matar en directo a manifestantes, que luego después se supo que eran miembros de la misma oposición, matando a sus manifestantes, para así derrocar al gobierno ucraniano elegido en 2010. Actos que llegó a denunciar el ministro estonio de Exteriores.
Debido a estos acontecimientos, se instaló en Kiev una junta compuesta por derechistas y ultraderechistas, con gente de partidos nacionalistas abiertamente contrarios a las minorías jamás elegida por nadie y solo con apoyo del norte y oeste de Ucrania. Pero reconocidos por Occidente.
Una de las cosas que garantizó el nuevo régimen del Maidán es IMPUNIDAD a los elementos más ultraderechistas: Y desde entonces se sucedieron los asaltos, ataques y agresiones a partidos como el PCU (Partido Comunista de Ucrania), el PR o a las minorías rusa y húngara, además de otras.
De hecho, como reconoce años después un medio poco sospechoso de afinidad a Moscú, como El Diario (dulcificando la situación), los grupos neonazis marcan la agenda en Ucrania desde entonces. Hasta vigilan a la policía y forman parte del Ejército.
En mitad de este contexto, de agresiones y ataques de las «nuevas autoridades» y ultraderechistas de Kiev, aupados por Occidente ocurre la masacre de Odessa en mayo de 2014.En la casa de los sindicatos de Odesa, 48 personas murieron en el incendio y más de 250 sufrieron heridas algunos de ellos menores de edad.
Es en esta situación, donde ya está rota la legalidad constitucional en Ucrania por el Maidán, que las autoridades de Crimea celebran un referéndum de secesión, donde arrasa el sí y la participación es altísima. Nunca fue reconocido por la «comunidad internacional».
Y es también en este contexto, rota la legalidad constitucional en Ucrania por el Maidán, pasándose por el forro el sufragio, y con el contexto de violencia nacionalista ucraniana desatada, que Donetsk y Lugansk declaran su separación de Ucrania.
Los rebeldes tomaron edificios gubernamentales en las regiones de Donetsk y Luhansk y proclamaron la creación de repúblicas populares, no reconocidas por ningún estado hasta que el lunes 21 de febrero de 2022, y se enfrentaron con tropas y batallones de voluntarios ucranianos.
Con esta situación lo que existe en Ucrania es un régimen que ataca a su propio pueblo. Los bombardeos y ataques contra la población civil son constantes desde 2014 en Donbass. Las escenas, siempre silenciadas en Occidente, terribles. En los medios occidentales se llega a usar el lenguaje belicista de Ucrania, hablando de «operación antiterrorista», pero lo que hay es un verdadero caso escandaloso de guerra contra civiles desarmados por parte del Ejército Ucraniano.
Unas republicas secesionadas compuestas de población rusa donde Kiev y el régimen de Maidán está cometiendo un verdadero genocidio y limpieza étnica, ocultada por los medios occidentales durante 8 malditos años.
A consecuencia de ellos, se estima en millón y medio las personas que han huido del Este de Ucrania, ante la limpieza étnica realizada con esmero por el Ejército ucraniano y grupos nazis como Azov y SD, que les acompañan. Solo el primer año se marcharon 750.000 personas.
Y las denuncias de limpieza étnica son constantes. No es algo que se diera solo en 2014, ha sido constante. El Ejército ucraniano y los nazis de Azov, valga la redundancia, se esmeran en limpiar de «cerdos» aquellas aldeas y ciudades que caen en sus manos.
Con este contexto en 2015 se firmaron los acuerdos de Paz de Minsk, forzados por Rusia, ante la matanza que estaba teniendo lugar en el Donbass y ante la posición de Rusia, no partidaria de intervenir militarmente en las republicas secesionadas (que en aquel momento ni siquiera las había reconocido).
Pese a los acuerdos firmados, estos acuerdos son constantemente violados por el gobierno ucraniano, pero en los medios occidentales o no se dice quien, o se responsabiliza a los grupos armados que asisten a las Repúblicas secesionadas, omitiendo que es Ucrania quien en la mayoría de casos viola los acuerdos y tiene un Ejército armado.
De hecho, una de las razones que explica -no es la única- la decisión rusa de concentrar tropas en la frontera, según Moscú, es la cada vez más escandalosa violación de los acuerdos de paz de Minsk por parte del régimen del Maidán de Kiev.
Todo esto en un contexto ucraniano desde 2014 donde los grupos ultraderechistas y nazis que reinan en las calles de Ucrania pueden señalar comercios donde se habla ruso poniendo imágenes de cerdos y amenazando al linchamiento. Donde las minorías son señaladas, no solo la minoría rusa. Se señala también a otras minorías, donde grupos fascistas ucranianos amenazan a la minoría húngara con envenenarlos y acuchillarlos. «Nunca hay detenciones».
Así, la nueva Ucrania resultante del Maidán, comienza a limitar la enseñanza de las lenguas minoritarias y pone trabas a su uso, vetando canales de TV por la lengua. De la misma forma se ha denunciado la política de genocidio cultural contra las minorías del régimen del Maidán. El ucraniano ha pasado a ser la única lengua oficial.
Junto a esto realizan una serie de ilegalización de partidos políticos. De esta forma Ucrania ilegalizó a uno de los partidos más votados en el este y sur del país, al Partido Comunista de Ucrania, el PCU(r) y el PCTCU. Además, una de las cosas que más rechazo genera del régimen del Maidán en el este de Ucrania es que se están derribando estatuas de héroes en la guerra contra los nazis y convirtiendo en héroes a colaboracionistas nazis y fascistas como Stephan Bandera.
El revisionismo histórico a favor del fascismo que las autoridades ucranianas están realizando es tan escandaloso que incluso ha motivado sanciones del Gobierno ucranio a historiadores por denunciarlo y protestas de países como Polonia.
Dentro de este contexto a situación socioeconómica de Ucrania es desastrosa, la inflación está disparada, las protestas, incluso, se intensifican. ¿Cuál es el recurso de los ultraderechistas y derechistas ucranianos? Usar el fantasma de la invasión rusa. Llevan haciéndolo desde 2014. Ucrania aprovecha estas falsas invasiones para armarse hasta los dientes y usar esas armas en Donbass contra su propio pueblo. De hecho, hasta ha planteado comprar armamento nuclear, lo que, evidentemente, inquieta a Rusia.
Por si fuera poco Reino Unido, que tiene metidas sus zarpas en Ucrania más incluso que EEUU, no deja de armar y ganar dinero con esto, y los comisionistas ucranianos del Maidán embolsándose jugosas mordidas.
La posibilidad de Ucrania de entrar en la OTAN es una amenaza directa a la seguridad rusa, sería poner misiles para bombardear Moscú a 600 kms de la ciudad. En este contexto, presentar a Ucrania como una víctima es tener la cara muy dura. Si a eso le sumamos los intereses de la familia Biden en Ucrania desde el Maidán y la baja popularidad de Biden, tenemos algunos motivos para la crisis, además de la necesidad de Putin también de ganar popularidad en su país.
No podemos olvidar del interés económico y geoestratégico que tiene Ucrania y como Occidente ha hecho el agosto desde que colocó a las marionetas del Maidán en 2014 y es el principal responsable de la crisis.
Y entonces Rusia comienza a mover ficha frente a esta situación, la Duma Rusa vota una proposición de ley presentada por el Partido Comunista (oposición) para que Rusia reconozca las dos repúblicas del Donbass, Donetsk y Lugansk, algo a lo que Rusia y Putin, desde el inicio del conflicto en 2014, nunca habían accedido.
En Febrero 2022 la Duma Estatal de Rusia (Parlamento) aprueba por mayoría absoluta la solicitud para el reconocimiento oficial de las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk, secesionadas tras el Golpe de Estado del Maidán en 2014. Rusia además de reconocer la independencia de la República Popular de Donetsk y la de Lugansk, firma una alianza defensiva.