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The Man in the High Castle

The Man in the High Castle

David Semel (Director), Frank Spotnitz (Guionista), 15/01/15

Amazon ha publicado pilotos de ocho series. Hay un poco de todo pero entre todas ella hay una que destaca sobre el resto por su planteamiento y sí, tiene potencial para hacerle sombra a lo que sea que esté preparando Woody Allen: una adaptación de la novela “El hombre en el castillo” de Philip K. Dick.

Obituario: Glen A. Larson. La ciencia ficción en tv.

Glen A. Larson. La ciencia ficción en tv.

La noche del pasado viernes 14 de noviembre falleció a los 77 años el mítico productor y guionista Glen A. Larson, una de las figuras más importantes del mundillo durante las décadas de los 70 y 80. Larson, cuyo fallecimiento fue anunciado por su hijo James, nos dejó en el centro médico de la UCLA, en el distrito de Santa Mónica, perteneciente a la ciudad de Los Angeles.

Se da la circunstancia de que antes de ser guionista, Larson comenzó su carrera artística como cantante en el grupo pop The Four Preps, una experiencia que no cayó en saco roto, pues él mismo compuso algunas de las sintonías de sus series, como la de «El coche fantástico».

Como escritor debutó en la mítica serie de «El fugitivo», pistoletazo de salida para una carrera fulgurante donde comenzó a trabajar en series como «Ladrón sin destino» o «Los dos mosqueteros». No sería hasta 1978 (con la fiebre Star Wars en pleno apogeo) cuando crearía “Battlestar Galactica”, de la que también sería productor, y que luego fue revisitada por Ronald D. Moore para el canal Syfy, un clásico para los amantes del género.

Ya en la década de los 80 su talento se desbordó para ofrecernos seres médicas como «Trauma Center» (una avanzadilla de lo que luego fue Urgencias), “Quincy” (una de asesinatos tipo CSI) o Automan.

Sin embargo, por la que será eternamente recordado es por “El coche fantástico”, serie que llegó en 1982 y que marcó un antes y un después en la televisión. David Hasselhoff interpretaba a Michael Knght, un hombre que trabajaba para una organización secreta cuya misión es hacer el bien, y que cuenta con la ayuda de KITT, el coche con inteligencia propia. La calidad de la serie puede ser discutible, pero para la época fue pionera, además de ser realmente entretenida. Tampoco tenía mayores pretensiones.

Tampoco podemos olvidar «Magnum P.I.“, la serie en la que Tom Selleck daba vida a un investigador privado de Hawaii, que se mantuvo ocho temporadas en antena. Como curiosidad, Selleck rechazó el papel de Indiana Jones al no poder compatibilizarlo con su trabajo en la serie, por lo que fue sustituido por Harrison Ford.

Larson hacía series que divirtieran al público. Esa era su filosofía de trabajo, como quedó claro en una declaraciones que éste realizó para la revista TV Archive: «Mis series eran divertidas, tenían una dosis de humor bastante razonable y todas tocaron la fibra en la corriente mainstream. Lo que no íbamos a hacer era llenar un estante de premios Emmys, teníamos un montón de nominaciones, pero nuestras series estaban hechas para llegar al corazón de la audiencia. Me gustaría pensar que al menos llevamos una gran cantidad de entretenimiento a las salas de estar”.

Doctor Who la serie clásica: Del Primer al Séptimo Doctor. El Cuarto Doctor (del especial Revista Magnolia)

Si el cuadrado de la hipotenusa es igual a la suma de los cuadrados de los otros lados, ¿por qué es un ratón cuando gira?

Con esta frase, que marca bastante bien su carácter, hacía entrada Tom Baker como encarnación del Doctor. De personalidad a veces impredecible, por momentos tan distante que acentuaba su naturaleza alienígena, su interpretación contiene momentos de burlesca chispa fantasiosa y humor -cuanto menos- excéntrico, impregnados por una característica sonrisa maníaca. El cuarto Doctor continuaba teniendo un fuerte código moral, muestra una profunda candidez al considerar a los companions como sus mejores amigos y se esfuerza en cierta forma en complacerlos, e incluso en preocuparse por ellos, pero tiene un componente  sombrío que lo diferenciaba de sus encarnaciones anteriores.

El Doctor ha tenido diferentes companions a lo largo su etapa; durante unos seriales fue acompañada Leela, una primitiva de gran inteligencia pero nada sofisticada, que a modo de alumna iba aprendiendo del Doctor y parecía no tener problemas para comprender conceptos avanzados. La idea del Doctor era poder “civilizarla”, sin embargo Leela poseía una gran fuerza de voluntad, lo que le permitía seguir con su comportamiento salvaje. Otra característica que destacaba en ella era el escaso vestuario de cuero que vestía, gracias al que los “papás” vieron la serie en compañía de sus hijos pegados a la pantalla.

Otra de su acompañantes en la TARDIS fue Romana, abreviatura de Romanadvoratrelundar, es la segunda de los dos únicos miembros de la raza del Doctor que viajan con él en la serie original. La otra fue su nieta Susan Foreman. Durante su aparición tuvo su propia regeneración, con cierta controversia entre fans. Comienza siendo altiva y algo arrogante, mirando por encima del hombro al Doctor al que no considera su igual, pero su personaje va evolucionando hasta convertirse en la recurrente damisela en apuros. Con su segunda regeneración ella adquiere una relación mucho más íntima con el Doctor que su predecesora, hasta el punto que algunos fans asumieron una relación romántica entre ambos, algo que nunca se vio en pantalla. Su relación es tan próxima que ella adquiere mucho de los tics del Doctor e incluso empuña su propio destornillador sónico. Al final se marcha junto al perro robótico K-9 para seguir su propio camino en el universo paralelo del E-Espacio.

Si habéis leído bien, perro robótico. K-9 fue adquirido por el Doctor durante uno de su viajes y tuvo incluso varias encarnaciones. En los seriales donde aparecía demostró cierta utilidad, ya que portaba una poderosa arma laser en su nariz y disponía de un vasto conocimiento enciclopédico al igual que una enorme inteligencia informática. Este perro robótico llegó incluso a tener su propia serie, un spin-off llamada K-9 and Company (1981). Pero su andadura fue corta, tan sólo se emitió un episodio piloto donde el perro robótico aparece junto a otra antigua acompañante del Doctor, Sarah Jane Smith.

Qué decir de Sarah Jane Smith. La companion más famosa y conocida de toda la serie clásica ya había ejercido este papel con el Tercer Doctor, pero es a raíz de los seriales de esta etapa cuando se vuelve otro de los iconos de la serie. Presentada inicialmente como una periodista de investigación, encendida feminista, logró infiltrarse en UNIT fingiendo que era su tía, Lavinia Smith, una famosa viróloga, acabando en el interior de la TARDIS. A partir de este momento empezará a colaborar con la organización secreta acompañando al Doctor en su viajes. Tiempo después, cuando el Doctor recibe una llamada para que regrese a su planeta natal, Gallifrey, toma la decisión de dejarla de nuevo en su casa. ¿El motivo? La renuncia de la actriz, Elisabeth Sladen al considerar que su personaje cada vez se estaba volviendo más insulso y plano. La relación con Sarah Jane Smith fue de autentica amistad, con implicaciones más profundas que las relaciones que había tenido con otras acompañantes hasta aquel momento. Incluso lo afirma el Décimo Doctor en el episodio School Reunion, en el que pese a haber pasado tantos años se muestra a Sarah todavía afectada emocionalmente por la separación

Y por último, en este repaso de los que han compartido vivencia con el cuarto Doctor, además de algunos otros que se quedan en el tintero, se encuentra uno de esos personajes recurrentes en la serie clásica: El Brigadier Sir Alistair Gordon Lethbridge-Stewart. De nombre rimbombante, fue uno de los fundadores de UNIT, una suerte de organización internacional dedicada a la defensa de la Tierra de posibles amenazas alienígenas. Interpretado durante más de 20 años por Nicholas Courtney, fue uno de los personajes secundarios más populares de la serie. Durante el episodio La boda de River Song, el Undécimo Doctor telefonea a la enfermería de Sir Alistair para que se prepare para un viaje, pero una enfermera le dice con pena que el Brigadier ha muerto en paz “hace unos meses”, recibiendo así su merecido homenaje. Durante el episodio El poder de tres  e presenta a la hija del brigadier, Kate Stewart, que trabaja como asesora científica de UNIT. Kate ya había aparecido en un spin-off sin licencia de 1995 titulado Downtime, donde también aparecían el Brigadier y Sarah Jane Smith.

Durante la etapa correspondiente a las peripecias de este Doctor, la más prolífica, se pueden encontrar si cabe los mejores seriales de toda la historia de la serie. Cuando la ciencia ficción vivía una de sus mejores épocas, de la plumas de los guionistas surgieron episodios míticos. Recurriendo a una fuerte temática de terror gótico, creando intensas historia muy enmarcadas en la producciones de la Hammer, mientras la serie continuó haciendo uso de el sentido del humor e introduciendo nuevos conceptos propios de la ciencia ficción. Aunque con el paso de los seriales la calidad de los guiones fue decayendo, se recurre a un extraño  humor sombrío por parte del Doctor y elementos surrealistas, incluso oníricos, así como saltos temporales. El final de la etapa se caracteriza por llegar a ser muy sombría, casi siniestra. La decadencia y muerte son elementos casi constantes en las historias, con la inclusión de un heraldo de la muerte del cuarto Doctor. Durante el periodo del Cuarto Doctor las historia no suelen recurrir a los conocidos enemigos recurrentes de las etapas anteriores. Los Daleks nada más aparecieron dos veces y los Cybermen sólo tuvieron un serial. Pero por su parte se incluyeron nuevas líneas argumentales, estableciendo gran parte de la mitología en torno a la relación de los Señores del Tiempo y el planeta Gallifrey, convirtiéndose en elementos esenciales durante el resto de la serie clásica, proyectando su influencia aún en la serie actual.

El cuarto Doctor traspasó las barreras de la serie hasta formar parte la cultura popular. Es sin lugar a dudas la encarnación más conocida y la más longeva en pantalla de toda la historia, con un total de 181 episodios, logrando ser el primero en ser emitido en los EEUU. Su excéntrica forma de hablar, el uso de una infinita cantidad de trastos aparentemente inútiles que aparecían de sus bolsillos o su particular forma de vestir, en concreto esa absurdamente larga bufanda multicolor, le convirtieron en un icono rápidamente reconocible en cualquier medio, recordado en otras series como Los Simpsons, Robot Chicken, Futurama o American Dad.

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Doctor Who: ¿Qué fue del Octavo Doctor? (del especial Revista Magnolia)

Llegó un momento en la historia de la serie Doctor Who que el público comenzó a desencantarse con ella. Las nuevas tramas no gustaron y los espectadores consideraban que se había vuelto muy oscura para tratarse de una serie juvenil. Con protestas de padres incluidas, Doctor Who fue cancelada en 1989. Por una parte, el causante de la cancelación fueron la falta de carisma de los actores en la última época, pero también se vio afectada por la ausencia de ideas en el género de ciencia ficción que los propios años ochenta trajeron consigo en todos los ámbitos.

Como era inevitable, en 1996 se intentó resucitar enfocándola a un mercado más internacional, lo que implicaba mayoritariamente las antiguas colonias de su graciosa majestad. Así que los productores al pensar en relanzar la serie lo hicieron a la americana, con un episodio piloto creado entre la BBC, Universal y Fox que fue estrenado en televisión el 27 de mayo de 1996, la misma semana que fallecía Jon Pertwee, tercera encarnación del Doctor. La recepción fue más tibia de lo esperado, sólo consiguió un 5,5% de audiencia entre los estadounidenses, aunque su estreno en Gran Bretaña se cifró en más de 9 millones y tuvo críticas muy positivas.

Para este relanzamiento se contó con Sylvester McCoy, que volvía a retomar el papel de séptimo Doctor en su despedida, ocupando la introducción y sirviendo de presentación a quien debería ser su sustituto: Paul McGann, la octava encarnación. En el reparto también aparecía un descontrolado Eric Roberts, que terminaría encarnando a The Master (el Amo, en las versiones españolas). La historia estaba firmada por Matthew Jacobs, guionista de Las aventuras del joven Indiana Jones, mientras que el director fue el realizador televisivo Geoffrey Sax, cuyo correcto trabajo no solventa los problemas del guión en su intento por narrar una historia oscura y retorcida.

La película, como es conocido este episodio dentro de la cronología, se desarrolla en los Estados Unidos, concretamente en San Francisco, y está ambientada en 1999. Contiene todos los elementos de cualquier film de su época, así que podemos encontrarnos pandillas juveniles callejeras conformadas por asiáticos y dosis de inocente violencia noventera, incluido un absurdo tiroteo en el que el Doctor es una de esas llamadas víctimas colaterales. Por consecuencia, el Doctor es trasladado a un hospital donde muere en quirófano mientras la doctora Grace Holloway le atienda. Una vez alcanzada su octava regeneración, el Doctor se ve envuelto en una confrontación con The Master, cuyos restos transportaba a Gallifrey tras su ejecución en el planeta Skaro. Pero el Doctor no es consciente que parte de la esencia había sobrevivido y consigue huir hasta apoderarse del cuerpo de un conductor de ambulancia llamado Bruce. A sabiendas de que el cuerpo humano no puede contener su esencia mucho tiempo, The Master intenta usar el Ojo de la Armonía en la TARDIS para robarle al Doctor el resto de sus encarnaciones, estando a punto de destruir el planeta Tierra en el proceso. Sin embargo, con la ayuda de la doctora Grace Holloway, el Doctor logra detener los planes de The Master, que termina siendo absorbido por el Ojo, aparentemente muriendo de una vez y para siempre, ya que volvería a aparecer en la serie actual, al final del tiempo, en el episodio de la tercera temporada Utopía.

McGann realiza una buena aproximación al personaje, caracteriza a un Doctor entre estrafalario y romántico, con un punto de Lord Byron, sufriendo una amnesia que casi le cuesta la regeneración, y que será parte de la identidad del personaje en posteriores tramas. A diferencia de muchos de sus predecesores y sucesores, esta encarnación se comporta de manera más humana. Esto se ve más claramente en el deseo que muestra hacia Grace Holloway, aunque de una manera inocente, casi infantil. Estas escenas conllevaron cierta controversia, por el hecho de romper el antiguo tabú sobre relaciones románticas con sus acompañantes, al besar por primera vez a una companion. Igualmente, se desató otra polémica al afirmar en una línea de diálogo que era mitad humano, por parte de su madre. En posteriores aventuras se justificó este hecho, al afirmar que la octava encarnación había engañado a The Master para hacerle creer que era mitad humano.

Para su caracterización de la octava encarnación, el Doctor vestía ropa de la época victoriana, con pelo largo y ondulado. Llevaba una chaqueta larga de terciopelo verde, un chaleco con un reloj de bolsillo, un pañuelo. Cuenta Paul McGann que en su interpretación del Doctor tuvo que llevar una peluca que le parecía desagradable. El propio actor sugirió que el personaje llevara el pelo corto y una chaqueta de cuero, pero los productores lo rechazaron; a pesar de esto, curiosamente sus ideas se incorporaron años después al vestuario del Noveno Doctor.

El intento fallido de regenerar al personaje y su mitología en televisión supuso el fin de la presencia de Doctor Who en las pantallas hasta 2005. Fue con Russell T. Davies como jefe de máquinas, ya sin McGann, cuando la serie regresó en todo su esplendor. Pese a ello, el Octavo Doctor es el más prolífico en cómics, novelas y programas de radio, creando en torno a su personaje una suerte de madejas de historias que en ocasiones se llegan a contradecir, resultando complicado establecer un arco conciso de su historia. A pesar de no llegar a cosechar la misma fama que el resto de encarnaciones, se la ha tenido en cuenta en la nueva serie, siendo mencionado en los episodios Human Nature –donde aparece en el Diario de cosas imposibles- The Next Doctor o The Eleventh Hour.

Las circunstancias exactas de la muerte del octavo Doctor son desconocidas. El décimo Doctor afirmó que había estado solo cuando murió, pero no literalmente. A posteriori, declaró que la muerte de su octava encarnación se debió a los acontecimientos de la última gran Guerra del Tiempo. Nunca hemos visto, por tanto, más aventuras televisivas de este octavo Doctor, ni tampoco la regeneración de Paul McGann en Christopher Eccleston. Eso sí, al menos tuvieron el detalle de no obviar el brevísimo pase por las pantallas del octavo Doctor, aunque siempre nos quedaremos con las ganas de ser testigos del épico enfrentamiento final entre los Daleks y los Señores del Tiempo.

NOTAEl artículo se actualizó tras la emisión de The Night of the Doctor que en un giro imprevisto de los acontecimientos nos trajo de vuelta al Octavo Doctor.

Steven Moffat encuentra al perdido Doctor para devolverlo a la pantalla en la precuela de The Day of the Doctor. En este breve corto el Doctor, por avatares del destino, volverá al planeta Karn y a encontrarse con la Hermandad de Karn, que aparecieron en The Brain of Morbius en los tiempos del Cuarto Doctor. Esta secta era la protectora de la Llama Sagrada que producía el Elixir de la Vida y que los Señores del Tiempo usaban en los casos en los que tenían dificultades con sus regeneraciones. Este episodio convierte en canon los audio del Octavo Doctor al nombrar a sus companions durante esas aventuras y al fin veremos la escena de regeneración que tanto se le debía… en un nuevo Doctor de la Guerra.

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