Reunión del alto mando impeial – Star Wars
Vademécum de Her Doktor: El caballero del dragón (1985)
Es una de las películas más caras del cine español, fue un fracaso estrepitoso que no recaudó ni la mitad de lo que costó. Al contar con un reparto internacional, la película se estrenó, a destiempo, en gran parte del planeta, siendo un fracaso en todos los lugares. En 1993 la película pasa a ser de dominio público, lo que hace que se edite en los Estados Unidos por varias productoras (aunque de manera legal), consiguiendo una galería de carátulas a cual más delirante, destacando una en la que, para aprovechar el protagonismo de Klaus Kinski, roba una imagen de la película “Aguirre, la cólera de Dios” en la que él aparece, la colocan al lado de la nave espacial y se inventan un dragón mecánico.
Director: Fernando Colomo
Nacionalidad: España
Por fin he visto “El caballero del dragón”. Era una película que sabía que existía y no recordaba si la había visto en mi niñez o no. La sensación que sí tenía es que era chunga y prueba de ello son los numerosos blogs que la ponen a la altura del betún.
La historia es una mezcla del mito de San Jorge y “Un astronauta en la corte del Rey Arturo”, y con esto no desvelo nada, porque si algo tiene esta película es falta de emoción, misterio o clímax. La historia va de una princesa pusilánime y tontalaba pero muy buscona (María Lamor) que se enamora tontamente de un Ziggy Stardust enlatado (Miguel Bosé!!) que viene con una especie de nave hecha con las piezas más roñosas que se puedan encontrar en un desguace de gruas de construcción. A todo esto hay un aspirante a caballero (Harvey Keitel) que le hecha los tejos a la princesa continuamente y que trata de salir de su condición de villano a toda costa, ya sea mediante la técnica de braguetazo, chantaje o engaño, eso sí, todo con mucho honor. Como trama paralela está la pretendida mofa a la iglesia y a la superstición (diezmo, gato negro, santería, posesiones, interpretación de las escrituras, demonio…) llevada de forma renqueante por un ambiguo alquimista (Klaus Kinski) y un histérico clérigo (Fernando Rey). Aparece el personaje del caballero que ha jurado no permitir cruzar el puente a no ser que se le derrote en un combate justo, que poco tiempo después será mucho mejor llevado al cine a través de Sir Didymus en la maravillosa “Dentro del laberinto”.
El vestuario y los escenarios están penosamente aprovechados. Se rodó parcialmente en el castillo de Requesens en La Junquera (Gerona). Los actores se pasan la película con cara de “vaya chorradas me hace hacer el director”, aunque se nota el plus aportado por la presencia de Harvey Keitel y, aunque algo justillo, Klaus Kinski (que siempre me gusta ver en la pantalla esa cara de loco psicópata que tiene). La dirección de actores creo que es mala y los toques de humor innecesarios y sin gracia alguna. Sólo me han gustado las escenas en las que el heraldo anuncia edictos reales a los pueblerinos. En si, el título es engañoso, y probablemente haya sido una gran decepción para muchos niños que esas mañanas de verano se hayan dirigido a alquilar el VHS al “Club Yoldan” a alquilar una película de fantasía, espada y brujería. Y es que al fin y al cabo, con todo lo original que Fernando Colomo haya querido ser, y con todo el principal plantel internacional, “El caballero del dragón” es un fistro.
Her Doktor
Vademécum de Her Doktor: Fire a Ice. The Dragon Chronicles (2008)
Película filmada para la televisión. Es la primera producción de Media Pro Pictures que buscaba aprovechar la racha de éxitos de películas de temática fantástica en la pantalla grande, para crear un proyecto que iba más allá de la producción para televisión, desarrollando además un videojuego con el mismo nombre y una adaptación en novela escrita por Stelan Turlea, un famoso escritor de literatura juvenil de Rumania. Traducida en España como El dragón y la princesa.
Director: Pitof
Nacionalidad: Rumania
Vamos a ver… si hasta al director, Pitof, (realizador de la muy interesante “Vidocq” y del bodrio de “Catwoman”) le debió dar vergüenza y firmó con su nombre original no comercial, Jean C. Comar. Menudo fistro de película. Pitof confirma que está acabado.
La historia trata de un dragón-mantarraya que está todo el día en ascuas, que asola periódicamente un reino compuesto por cuatro componentes de la nobleza, veinte soldados y cien villanos; demografía perfecta para convertirse en el primer paraíso fiscal del medievo. Pero cuidado, que en este medievo los hermanos Lumière llegarían con sus truquitos con retraso por culpa de Gimli. Resulta que la princesa, hija de Imhotep, sale en busca de un antiguo héroe para poner remedio al susodicho problemilla incandescente, ya que, en caso contrario, ella misma será ofrecida como canapé.
Durante su búsqueda en el bosque al estilo “The Village”, se encuentra a Gimli y ambos son atacados, en una escena más que lamentable, por los hombres-hojarasca. Menos mal que acude en su ayuda el guaperas de turno que lanza cuchillos a “puñaos” que ya le hubiera gustado a Ángel Cristo contratarlo para su circo. Al poco, la princesa descubre que el lanzacuchillos es el hijo del héroe que buscaba, y que éste está muerto. Pero bueno, como aún queda mucho metraje de película por vomitar, el neo-héroe va al castillo de Imhotep a ver qué leches pasa y a probar una ballesta triple muy chula que tira inventillos de Gimli. A la vez hay una historia paralela en la que el rey Javivi, antagonista de Imhotep, que se quiere, subliminalmente, cepillar a la reina Imhotepa y quedarse con “tó”.
En este punto de la película, el espectador ya sabe a lo que se está enfrentando, y si sigue visionándola, que no diga luego que no se veía venir. Pues resulta que para matar al dragón-mantarraya de fuego lo mejor es sacar de su latencia al dragón-mantarraya de hielo que se las gasta igual que el otro. A partir de aquí, ya no hay historia, si no que se convierte en una metáfora de los créditos finales de Benny Hill en los que corretean la princesa, el neo-héroe, un traidor de la corte, y el dragón-mantarraya de hielo. La escena clímax en el acantilado, en la que el neo-héroe corretea al dragón-mantarraya de hielo llevando en su mano y lanzando al acantilado un canicazo de gasolina, es de las peores escenas que se pueden visionar considerando todos los aspectos técnicos, visuales, narrativos y diarreicos.
Técnicamente, salvo por el uso de la cámara en puntuales momentos, la película es una basura. Se nota que su director era un experto en efectos visuales, pero hasta el resultado de CGI es pobre. Si bien es cierto que los dragones están bastante bien hechos, los escenarios de exteriores y las escenas de acción son un verdadero truño. La iluminación es demasiado artificial y a menudo descuidada. El maquillaje es malísimo, pero malo, malo. Es antimaquillaje. Y ya, lo que es malo con dolor es el vestuario. No sé en qué estarían pensando para ataviar a todo el mundo con las mantillas que se usan para cubrir las mesas de los braseros. Eso sí, de todos los colores y estampados posibles. Ambientación medieval total.
Las interpretaciones… bueno… en general, los actorcillos de poca monta se defienden en algunos pasajes y en otros están simplemente patéticos. Gimli es el único que se salva. Y el que se lleva la palma por su malísima actuación es Arnold Vosloo, que interpreta al rey bueno, rectifico, que se supone que interpreta al rey bueno. Ya estaba sobreviviendo de telefilmes y series, y con este papel se ha garantizado su continuidad en ese sector. Adiós Pitof, adiós Arnold Vosloo.
Las armaduras… ¡pero qué mierda es esta! no sé qué decir, es indescriptible el nivel de cutrez. Mi padre le hizo una vez a mi hermano un escudo, para su disfraz de centurión o sarraceno (ahora no me acuerdo exactamente), pintando de plateado un tapacubos de un coche. Mi hermano lo paseó por Mahón sin problema, gloriosos ochenta. ¡Pues era mejor que las armaduras de esta película! Las armas no están tan mal en general, pero no sé para que las llevan si en los combates sólo se mueve la cámara de un lado a otro caóticamente y no se ve un simple choche de espadas. Los escenarios son escasos, pero hay que reconocer que el salón real está muy currado; aunque a veces se note el carton-piedra de los muretes.
En conclusión, “El dragón y la princesa” es una película irregular, en la que se pueden encontrar momentos aceptables de un minuto de duración total insertados en 84 minutos de basura.
Her Doktor
Marcello Mastroianni y Anita Ekberg en ‘La dolce vita’.
Kerstin Anita Marianne Ekberg, más conocida como Anita Ekberg (Malmö, Escania, Suecia, 29 de septiembre de 1931 – Rocca di Papa, Roma, Italia, 11 de enero de 2015), actriz y modelo italiana.
Su papel más destacado en el cine es el de Sylvia en la película La dolce vita (1960) de Federico Fellini. Pero ya anteriormente, en 1956, ganó un Globo de Oro a la Nueva estrella del año.
ROD TAYLOR (1930 – 2015)
Carteles de sus películas
R.I.P. Mr. Rod Taylor. “I am a poor student sitting at the feet of giants, yearning for their wisdom and begging for lessons that might one day make me a complete artist, so that if all goes well, I may one day sit beside them.” You done well, Rod, you done well.(b. Rodney Sturt Taylor; January 11, 1930 – January 7, 2015)

Detrás de las cámaras: Taxi Driver (1976) Martin Scorsese. De Niro y Cybill Shepherd en el rodaje de ‘Taxi Driver’.



Vademécum de Her Doktor: Tunka el guerrero (1983)
El actor, director, guionista y productor Joaquín Gómez Sáinz o, bajo el seudónimo Dan Barry, continua con la moda de las exploitations sobre bárbaros casposos -antes ya había flirteado con el peplum en Los Cántabros (1981), y Estirpe de Dioses (1982). La película por desavenencias con la productora terminó enlatada y ni siquiera llegó a estrenarse en cines. Cuentan que un operador cegato que destrozó los mejores planos.
Nacionalidad: España
Director: Joaquín Gómez Sáinz
Ufff…. Tunka… qué sufrimiento… “Tunka el guerrero” es una película española ambientada en un futuro postapocalíptico donde el protagonista, un sucedáneo de bárbaro, media entre una sociedad femenina tipo amazonas feas y una sociedad masculina tipo lerdos feos. No voy a entrar en aspectos técnicos ni artísticos. Todos son sumamente pésimos. No se salva nada. Es puro anticine. He leído que ni siquiera se estrenó. Sin embargo, presenta algunos aspectos curiosos. Primero, “Tunca” (con “c” en lugar de “k”) significa en español de México, según la RAE, “puerca”, o “mutilado de algún miembro” o “corto”. Lo cual es un nombre que le va de maravilla al personaje protagonista interpretado por Rosendo, no perdón, por Joaquín Gómez, menudo careto, quien a su vez es el director de este engendro fílmico. Este actor tiene una voz grave característica, que me hizo pensar en José Martínez Blanco, pero se ve que no, que es su genuina voz, la que también salía de la boca de Chiprell en “Los Aurones”. La carrera en el cine de Joaquín Gómez (pseudónimo Dan Barry) no destaca por grandes títulos aunque algunos no dejan de ser curiosos: “Consultorio sexológico” y “Bragas calientes”. En “Tunka el guerrero” sólo aparece un atisbo puntual y casi anecdótico de interpretación, y este viene del actor Tom Hernández (siendo ésta su última película) que da vida a el “Gran Sabio”, una especie de enajenado profeta que aparece a modo de sobresalto entre escena y escena soltando aburridos blablablas. Se ve que este actor era todo un personaje pero no viene al caso. El resto del casting, en la línea del protagonista, está compuesto por ¿actores? tremendamente feos que les da la risa cuando les están apresando o apaleando. Como es costumbre, algunas de las pelucas son antológicas, pero cabe más aún destacar el vestuario… no sé… es pura basura… esas vestimentas de color rojo chillón… esa Dama de Elche…
En resumen, un desfile continuo de cabareteras. Por último, querría comentar algo sobre los exteriores. Señor Joaquín Barry, si va a filmar en el teatro romano de Mérida, ¡¡¡no haga este truño de película!!!
Her Doktor

Cosas de chicas: Sigourney y la reina de ‘Aliens’ (1986) James Cameron.
Stephen Colbert continues his Hobbit coverage by interviewing none other than the chiefest and greatest Calamity himself, Smaug. Check it out! It’s quite amusing.