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Lugares en los que he estado: Patio de los leones

Patio de los leones - Fotografía (c) 1995 Charles A.R. Byrne
Imagen (c) Charles A.R. Byrne

Patio de los leones

Su nombre procede de los doce leones surtidores de la fuente que ocupa el centro del patio, leones sobre los que descansa la gran taza de forma dodecagonal y que la rodean. Esta fuente, de mármol blanco, es una de las más importantes muestras de la escultura musulmana. En en borde de la taza, se encuentra esculpido un poema de Ibn Zamrak. A comienzos del siglo XVII se le añadió otra taza que en la actualidad se encuentra en el jardín de los Adarves, junto con el surtidor que la remataba, que era posterior, como se puede observar en el grabado.

Mandado construir por Mohamed V, su planta es rectangular, y está rodeado por una galería a modo de claustro cristiano, lejos del estilo del típico patio musulmán andaluz, más parecido al que presenta el Patio de los Arrayanes, sostenido por 124 columnas de mármol blanco y fino fuste, los cuales presentan en su parte superior multitud de anillos, y sostienen capiteles cúbicos y grandes ábacos, decorados con inscripciones y ataurique.

El centro del patio era de jardín bajo y el piso de las galerías de mármol blanco. Este jardín ha sufrido muchas modificaciones a lo largo de los años, y actualmente se ha optado por eliminarlo prácticamente con el fin de evitar humedades que aparecieron en otras épocas. Presenta unos canales de mármol blanco que parten del interior de los pabellones y bajo los cenadores, que confluyen en la fuente central en forma de cruz. En los extremos de los canales existen unos surtidores que proveen de agua a la fuente central.

Breve Historia Desconocida: El Emperador de California

La primera pepita de oro de California la encontró por casualidad en 1848 el suizo Johann August Sutter (23 de febrero de 1803 – 18 de junio de 1880), que paradójicamente se arruinó por este descubrimiento, en Coloma, una acerería de su propiedad.

En 1834, Johan August Sutter, suizo-alemán, hijo de un fabricante de papel de Basilea, deja su patria, su mujer y sus hijos, arruinado y deshonrado por una quiebra. A pie cruza la frontera y llega a París. En el camino desvalija a dos compañeros de viaje; en París estafa con una letra de crédito falsa a un cliente de su padre. Luego, en El Havre se embarca para Nueva York. Desembarca el 7 de julio, pero en Nueva York no se retiene por mucho tiempo. Sutter se siente atraído por el Oeste. Parte de nuevo hacia lo desconocido. En Honolulu forma la Sutter’s Pacific Trade Co.

Llegó a California el 2 de julio de 1839 con cartas de recomendación de la Hudson Bay Co. y de la Compañía Ruso Americana, cuando esta región aún pertenecía a México. Llegó a la Alta California después de haber viajado por los Estados Unidos, Hawai y las colonias rusas de Alaska, en donde pudo hacer una pequeña fortuna en el mercado de pieles. El comandante del presidio lo despachó a Monterrey para que hiciera el pago correspondiente en la aduana, y Sutter aprovechó la ocasión para pedir al gobernador, Juan Bautista de Alvarado, autorización para establecerse en el Valle Central, cerca del Río Sacramento, la cual obtuvo fácilmente de un gobernante que ya se había dado a conocer al enajenar de un plumazo todas las islas del Océano Pacífico sin mayores problemas. Por supuesto que Sutter se tuvo que hacer ciudadano mexicano y manifestar su religión católica, lo cual no era un trámite complicado, y junto con varios hawaianos que lo habían acompañado en su viaje y otros seis hombres se embarcaron en tres botes, navegaron varios días por la bahía hasta localizar la desembocadura del río Sacramento, ascendieron hasta donde la corriente del Pluma se incorpora a su caudal, desembarcaron, y cerca de allí empezaron a levantar una casa que tenía el aspecto de un fuerte. Muchos indios y mestizos fueron a trabajar para Sutter, quien se granjeó su amistad por el buen trato y las enseñanzas que les daba, aunque esta opinión no es compartida por todos los historiadores; pronto su propiedad de 8 500 hectáreas se convirtió en un importante centro productor ganadero y agrícola, y el Fuerte Sutter, como se conocía su casa, era escala obligada para los viajeros procedentes del este, que encontraban allí la hospitalidad y el descanso que tanto necesitaban después de prolongadas jornadas por la sierra.

En diez años se apropió de un territorio más extenso que la propia Suiza que denominó “Nueva Helvecia”. Cuando Sutter llegó a California, la ciudad de San Francisco no era más que una pobre misión católica. Se instaló en el valle del río Sacramento con 150 hombres contratados en las islas Sandwich (actual Hawai). Expulsando a los indígenas y negociando con las lejanas autoridades mexicanas, en pocos años se convirtió en el mayor terrateniente de Norteamérica. Su proyecto “Nueva Helvecia” llegó a tener 25.000 hectáreas, 1.000 trabajadores, un ejército privado, 12.000 cabezas de ganado, etc. Fundó un gran rancho que se conocería en inglés como Sutter’s Mill (o Sutter’s Fort) en donde más tarde nacería Sacramento, la capital del estado de California.

Fue uno de los principales conspiradores en favor de la anexión de la Alta California (actual estado de California) a los Estados Unidos. En 1846 con motivo de la guerra entre México y Estados Unidos, inicia la marina de guerra de Estados Unidos la invasión de las Californias, la lucha que se desató, bastante desigual, obligó a México a negociar la forma de concluir la catástrofe. La disyuntiva era aceptar la paz o continuar la guerra. Una vez firmado el armisticio la atención se centró en fijar los nuevos límites, México tras consultar al Congreso y a los gobiernos de la República se vio obligado a firmar el Tratado de Guadalupe-Hidalgo el 2 de febrero de 1848, perdiendo más de la mitad de su territorio, incluidos Alta California, Arizona, Nuevo México y Texas. En contra de lo por Sutter esperado, la anexión a Estados Unidos en lugar de reportarle más riquezas le llevó a la ruina. Es interesante porque fue pieza importante que favoreció la penetración y conquista de la provincia por los norteamericanos, además de que muestra no sólo la ambición y audacia de muchos aventureros como él, sino también la capacidad para reconocer las potencialidades del medio y convertirlas en realidades por medio del trabajo y el mantenimiento de buenas relaciones con los demás. Sus proyectos industriales se vieron truncados por el fenómeno migratorio que siguió al descubrimiento del oro. Sutter trató de reconstruir su imperio mientras luchaba por sus derechos sobre la propiedad del oro en la justicia estadounidense.

Pero un buen día de 1848, uno de sus operarios, James Marshall, trajo en sus manos unas pepitas de oro que había encontrado en un río. Había tantas que con tan sólo remover el lecho del río florecían. Aquella noticia era tan importante que varios hombres, entre ellos el propio Sutter, decidieron mantenerla en secreto. A los pocos meses hordas tumultuosas invadieron las tierras de nuestro protagonista, destrozando sus tierras y su riqueza. Había comenzado la fiebre del oro. La mayoría de sus trabajadores le abandonaron para tratar de enriquecerse buscando oro y las multitudes de buscadores de oro llegadas de todo el mundo destruyeron sus propiedades. En una época en que era muy difícil llegar a California, se calcula que 90.000 aventureros llegaron desde Europa, Asia, Australia y todos los rincones de los Estados unidos en 1849, los que luego serán conocidos como los “forty-niners”. San Francisco que era el punto de partida de toda esta gente, pasó de ser un pueblo a ser una ciudad de 25.000 habitantes.

Ante tal eventualidad, reivindica la propiedad del suelo sobre el cual se ha edificado San Francisco, Sacramento, Ríovista y otras ciudades, reclamando doscientos millones de dólares de indemnización por el despojo. Enjuicia a 17,221 particulares que se han establecido abusivamente en sus plantaciones. Reclama veinticinco millones dé dólares del Estado de California, por haberse apropiado de sus rutas, canales, puentes, esclusas y molinos; y cincuenta millones de dólares del gobierno de Wáshington, por no haber sabido mantener el orden en la época del descubrimiento del oro. Y sostiene su derecho a una parte del oro extraído desde el principio de la explotación. El fantástico proceso consume todas sus utilidades. Sutter tiene a su servicio un ejército de abogados, de peritos y de escribanos. Los Municipios y los particulares enjuiciados tienen a su servicio otro ejército. «Es un nuevo rush, una mina inesperada, y todo el mundo quiere vivir del Pleito Sutter». Y lo ganó, cuando en 1855 el honesto y puritano, juez Thompson falla a favor de Sutter, él era el legítimo propietario de aquellas tierras de California. La noticia corrió entre los miles y miles de cazadores de fortuna, se lanzaron descontrolados a las calles, la ciudad se amotina. Las plantaciones, los establo; los molinos, las fábricas de Sutter son devastados, arrasados, incendiados. Quemaron el Palacio de Justicia y acabaron con la vida de los tres hijos de Sutter. Aquella resolución quedó sin efecto

Sutter fue el caso de un desconocido que arribó a las ya promisorias tierras californianas, y en poco tiempo, llegó a convertirse en el hombre cuya amistad era buscada por los gobernadores mexicanos, por los colonos rusos del norte y los inmigrantes norteamericanos que llegaban del este. Sutter se pasó los años finales de su vida medio loco, viviendo como un mendigo y tratando de exigir el pago de la deuda que contrajo con él el Estado, hasta que un infarto se lo llevó en las escalinatas del nuevo Palacio de Justicia, en Washington, el 18 de junio de 1880, aguardando y reclamando, obstinadamente, justicia. Así es como el dueño de California murió como un mendigo en sus propias tierras a pesar del poder y riqueza que llegó a tener, Sutter murió en la miseria.

@WormHolePro

Edward, the penultimate Anglo-Saxon king of England

 

Edward, the penultimate Anglo-Saxon king of England, was known as ‘the Confessor’ because of his deep piety.

Edward was the son of Ethelred II ‘the Unready’ and Emma, the daughter of Richard I of Normandy. The family was exiled in Normandy after the Danish invasion of 1013, but returned the following year and negotiated Ethelred’s reinstatement. After Ethelred’s death in 1016 the Danes again took control of England. Edward lived in exile until 1041, when he returned to the London court of his half brother, Hardecanute. He became king in 1042.

Much of his reign was peaceful and prosperous. Skirmishes with the Scots and Welsh were only occasional and internal administration was maintained. The financial and judicial systems were efficient and trade was good. However, Edward’s introduction to court of some Norman friends prompted resentment, particularly in the houses of Mercia and Wessex, which both held considerable power.

For the first 11 years of Edward’s reign the real ruler of England was Godwine, Earl of Wessex. Edward married Godwine’s daughter Edith in 1045, but this could not prevent a breach between the two men in 1049. Two years later, with the support of Leofric of Mercia, Edward outlawed Godwine and his family. However, Edward’s continued favouritism caused problems with his nobles and in 1052 Godwine and his sons returned. The magnates were not prepared to engage them in civil war and forced the king to make terms. Godwine’s lands were returned to him and many of Edward’s Norman favourites were exiled.

When Godwine died in 1053, his son Harold took over. It was he, rather than Edward, who subjugated Wales in 1063 and negotiated with the rebellious Northumbrians in 1065. Consequently, shortly before his death, Edward named Harold as his successor even though he may already have promised the crown to a distant cousin, William, Duke of Normandy. He died on 4 January 1066 and was buried in the abbey he had constructed at Westminster.

Article via BBC

Lugares donde he estado: Gibraltar – Logde de Parson

Gibraltar - Lodge de Parson - Fotografía (c) Charles A.R. Byrne
Imagen (c)2014 Charles A.R. Byrne

Gibraltar – Lodge de Parson

Se trata de una antigua fortaleza británica que fue construida para proteger Bahía Rosia (Rosia Bay) y a los galeones navales que solían utilizarla para recoger municiones y disposiciones durante los tiempos de guerra. Después de la victoria de la flota británica en la batalla de Trafalgar en 1805, el buque insignia británico dañado durante el combate, HMS Victory, fue llevado a Rosia Bay. A bordo del buque, fue encontrado el cadáver del almirante Lord Nelson en el interior de un barril de aguardiente, para que se mantuviera incorrupto hasta sus funerales en Londres, y atado alrededor del poste central. Su cuerpo fue transferido a otro barco y llevado a Inglaterra para su entierro.

Breve Historia Desconocida: Bombardeo de La Línea de la Concepción durante la II Guerra Mundial

Searchlights pierce the night sky, Gibraltar, 1942.

BOMBARDEO DE LA LINEA DE LA CONCEPCIÓN DURANTE LA II GUERRA MUNDIAL

El verano de 1941 los linenses se preparaban con ilusión para ver renacer su Velada, unas fiestas cuya última edición se había visto trágicamente interrumpida por la Guerra Civil.

Ahora, cinco años después, la población de La Línea se preparaba para dejar a un lado, aunque sólo fuese por unos días, sus penalidades cotidianas. Las entidades más representativas estudiaban la preparación de sus casetas; los cafés, bares y comercios esperaban que todo aquello se dejase notar devolviendo a la ciudad parte de su perdida vitalidad; y no eran pocos los aficionados ya que habían estado haciendo pronósticos sobre las figuras que podrían componer el siempre atractivo cartel de Toros de la Velada linense, un cartel que al final se montaría con los diestros Vicente Becerra, Juanito Belmonte y Pepe Luis Vázquez.

Simplemente por estar ubicados junto a Gibraltar, separados de un objetivo de guerra por la ilusión de una barrera fronteriza, la noche del 11 al 12 de Julio de 1941, quedaría marcada para siempre en la historia de la ciudad con letras de tragedia.

A más de tres mil kilómetros de distancia, en las pistas de un aeródromo italiano, un solitario Savoia Marchetti SM-82 “Marsupiale” calentaba motores. En su vientre aparecían fijadas tres mortíferas bombas que el aparato debía llevar desde Cerdeña hasta la Bahía de Algeciras.

Sobre las tres de la madrugada del sábado 12 de julio, el SM-82 fue descubierto por los sistemas de detección acústica de la Roca y poco después soltaba sus tres enormes bombas. Tal vez fuese a causa del fuerte viento de poniente, tal vez fue un trágico error de puntería, pero lo cierto es que las tres bombas lanzadas por los italianos aquella noche no cayeron sobre los mercantes ingleses, sino en La Línea de la Concepción.

Dos de ellas no hicieron explosión, quedando medio enterradas en las dunas de la playa de Poniente, pero la tercera haría blanco en la esquina que forman las calles “Duque de Tetuán” y “López de Ayala”, a la altura de los números 10 y 3 respectivamente según la numeración en vigor de entonces.

La explosión afectó a tres viviendas, ocupadas por la familia Caballero, la viuda de Valdés y sus hijos y la familia Ruiz-Sánchez. A pesar de que estas tres propiedades quedaron reducidas a escombros, el hecho de que la bomba cayese dentro de un pozo había evitado un desastre aún mayor. Aún así, la sacudida de la onda expansiva se haría sentir a muchos metros de distancia.

La explosión había destrozado el tendido eléctrico y no había luz. Para facilitar la labor de desenterrar las victimas se sirvieron de los focos de unos camiones militares. Soldados, policías y civiles, algunos de ellos familiares de los que permanecían enterrados, ayudaron en las labores de desescombro. Poco a poco fueron apareciendo las primeras víctimas de aquella tragedia. Los cuerpos de cinco personas: María Caballero Hidalgo, Tomás Caballero Hidalgo, Joaquina Morilla Vega, Julia Rojas Torres y José Luis Valdés Díaz fueron sacados sin vida; también hubo muchos heridos, y los casos más graves, fueron conducidos al Hospital Municipal. El resto fueron atendidos allí mismo.

La Línea quedó conmocionada por la tragedia de aquella noche. Se decretó día de luto, y entre otras resoluciones, se acordó que todos los actos programados con motivo de la apertura oficial de la Velada quedarían aplazados hasta el domingo.

El sábado 12 de julio, con la presencia del Gobernador Civil y las autoridades municipales, tuvo lugar el sepelio de las víctimas en el cementerio de San José. Varios miles de personas acompañaron a La comitiva fúnebre a lo largo de su recorrido por las calles de la ciudad.

Las otras dos bombas arrojadas aquella noche habían caído sin hacer explosión en la playa de Poniente. Sin dar demasiada publicidad al hecho y tras identificar estos artefactos como italianos, las autoridades españolas se limitarían a plantear una protesta oficial ante los representantes de Mussolini.

A pesar de todo, la madrugada del domingo día 13, del lunes 14 y martes 15, el SM-82 repetiría sus incursiones contra la Bahía, fastidiando las tres primeras noches de feria que los linenses vivían desde hacía un lustro. La madrugada del martes 15 los reflectores lograron localizar de nuevo al bombardero enemigo, el cual, ante el fuego antiaéreo, se apresuraría a virar hacia Campamento deshaciendose de su carga. Esta vez dos de las bombas estallaron en las cercanías de las antiguas pistas de Polo, mientras que una tercera quedaba encajada en las arenosas riberas del “Rio Cachón”.

Según fuentes italianas, desde el bombardeo de La Línea, las incursiones posteriores de los SM-82 habían sido contestadas por fuego antiaéreo procedente de territorio español. Según afirman aquello era una muestra de sus deseos de vengar las muertes de sus compatriotas, aunque lo más lógico es pensar de que en realidad no era más que un intento de hacer respetar el espacio aéreo, como se había hecho en ocasiones anteriores con los aviones franceses.

Al finalizar la guerra, el gobierno italiano pagaría una indemnización de 250 mil dólares por los daños causados por la Segunda Guerra Mundial a personas y bienes de nacionalidad española en La Línea de la Concepción, así como otra clase de daños causados por hechos de guerra a personas y bienes españoles en el territorio de soberanía española o en el mar. Esta cantidad serviría para amortizar parte de la deuda contraída por España ante Italia durante la Guerra Civil. En consecuencia, el Estado español se tendría que hacer cargo de hacer efectivo el pago de las indemnizaciones a las familias de los fallecidos, de los gastos médicos de los heridos y a la restitución a los afectados por la pérdida de sus bienes.

The history of summer camp

 

The history of summer camp is way more political than you realize.

America’s first private camps started in the 1870s, at the end of the country’s first wave of mass urbanization — the idea being to give overstimulated urban children a chance to commune with nature. As Dr. Joseph Trimble Rothrock, founder of a private summer camp for boys in 1876 near Wilkes-Barre, Pa., put it, the idea was to take “weakly boys out into camp life in the woods … so that the pursuit of health could be combined with the practical knowledge outside the usual academic lines.” For the privilege, he charged youths from Philadelphia and Wilkes-Barre $200 for four months of “physical culture.” And for “tired young women wearing out their lives in an almost endless drudgery for wages that admit no thought of rest or recreation,” there was the first Young Women’s Christian Association camp, offered during the summer of 1874. In an illustration of the common gender stereotypes of the time, the first women’s camp was offered not in the woods, but at a boarding house in Asbury Park, N.J., and called “Sea Rest.”

US President James K. Polk spoke before Congress

 

On May 11, 1846, US President James K. Polk spoke before Congress, urging the country’s legislators to declare war on neighboring Mexico:

…Mexico has passed the boundary of the United States, has invaded our territory and shed American blood upon the American soil. She has proclaimed that hostilities have commenced, and that the two nations are now at war.

As war exists, and, notwithstanding all our efforts to avoid it, exists by the act of Mexico herself, we are called upon by every consideration of duty and patriotism to vindicate with decision the honor, the rights, and the interests of our country…

In further vindication of our rights and defense of our territory, I invoke the prompt action of Congress to recognize the existence of the war, and to place at the disposition of the Executive the means of prosecuting the war with vigor, and thus hastening the restoration of peace… .

The United States would officially declare war on Mexico two days later. The Mexican-American war, which would go on to cost Mexico much of its northern territory, had begun.

Doctor Who Theme

For years, I thought I was the only one that sang along to the semi-melodious tones of things like scanners, printers, and floppy drives. The recent glut of floppy drive music proves I was wrong, and this latest video featuring the Doctor Who theme song played by eight drives is a real high-water mark. Maybe its the weird techno-y feel, or the ancient technology resurrected, but it just seems to work.