A principios de semana saltaba la noticia a los titulares del secuestro de un numeroso grupo de niñas de una escuela nigeriana, debido al secuestro realizado por una organización islámica terrorista que opera al norte del país. Rápidamente la noticia ocupó los titulares de todos los medios mundiales y todos los líderes de las naciones occidentales acudieron al rescate de las niñas. Se orquestó una gran campaña viral y rápidamente, los líderes de las naciones democráticas ofrecieron su ayuda en forma de “ayuda logística militar” para encontrar a las cautivas.
Pero más allá del revuelo inicial, la noticia de impacto mundial deja importantes fisuras. En primer lugar la información contaba que eran 200 niñas, posteriormente pasaron a ser 233 y finalmente los medios optaron por dejar el número en 275 niñas. Usualmente este extraño engorde de cifras es un claro síntoma de ser un “evento organizado”, y que no se parte con una fuerte original clara. Seguidamente la noticia ya encontró al culpable de dicha acción. La organización terrorista islámica Boko Haram y en todos los medios decían que tendrían intenciones de venderlas en el mercado internacional, por precios que fluctuaban según la información de 8 a 15 $, o retenerlas como esclavas sexuales.
Boko Haram organizó a sus milicianos militares y se acercó a una escuela de niñas y secuestró a 200 de ellas. Pero por curioso que parezca, no hay ni testimonios ni pruebas que certifiquen este hecho. Tan sólo, el testimonio de una única alumna que consiguió escapar de la escuela salvo una “niña” de 19 años, concretamente la estudiante de ciencias Sarah Lawan, quien declaró a “un medio de comunicación” lo siguiente:
”Me duele que mis otras compañeras no se atrevieron a escapar conmigo”.
Desde Nigeria las noticias son escuetas, y apenas apuntan a nada. Los medios hablan de un país del tamaño de Venezuela, como si fuera una pequeña localidad. Desde allí, el fundador de Niger Delta Peoples Volunteer Force, Alhaji Asari Dokubo ha descrito el alboroto generado como una estafa. El polémico activista ha publicado un escueto mensaje exhortando a sus amigos sobre la circunstancia “de que ninguna niña ha sido secuestrada”. Asimismo, acusa de manifestaciones que pide literalmente la intervención de fuerzas internacionales con una riada de carteles en ingles muy bien montados y ampliados a todo color. Y en donde se llega a acusar a Xi Jinping, presidente de China de culpable indirecto del incidente.
Qué tiene que ver el presidente de China en esta historia. Curiosamente Goodluck Jonathan, Presidente de Nigeria, hace pocos meses comenzó un importante proceso de cooperación y contratos con conglomerados públicos chinos para realizar nuevas inversiones en infraestructuras nigerianas, de hecho mantuvo una importante entrevista con Xi Jinping, sobre estos acuerdos. Encuentro y decisión que no gustó en algunos países occidentales.
Así llegamos a una parte importante de esta historia. Tras casi un mes desde el secuestro, fuerzas nigerianas y con la colaboración extranjeras van a comenzar esta semana la búsqueda con equipos de alta tecnología niñas secuestradas en el estado de Borno, en el norte de Nigeria. Pero la operación comienza con numerosas críticas al gobierno nigeriano por no saber actuar ante una crisis de tal magnitud, a ojos de occidente.
Supuestamente, Boko Haram habría trasladados a las niñas a la región de Borno, en algún lugar del bosque Sambisa, cerca de la frontera con Camerún, y al norte de Nigeria. Una región que describen como de muy dificil acceso, y controlada en parte por los paramilitares de la organización.
Boko Haram fue fundado en 2002 por el clérigo musulmán Mohamed Yusuf, quien en Maiduguri, la capital del estado de Borno (noreste), llegó a construir un complejo religioso que incluía una mezquita y una escuela islámica, donde muchas familias musulmanas de bajos recursos inscribieron a sus hijos. Pero los objetivos, cual villano de película, eran mucho mayores, no era realmente establecer un centro educativo, sino un campo de reclutamiento de jóvenes que posteriormente lucharían contra el Gobierno nigeriano para instaurar un Estado regido por la “sharía” o ley islámica. Así pues en 2009 la organización islámica comenzó una campaña de atentados contra edificios gubernamentales en Maiduguri y comisarías de policía. A causa de la oleada de atentados, el gobierno nigeriano inicia una campaña militar que como resultado llevan a la detención de Mohamed Yusuf y posterior ejecución. Aunque las autoridades nigerianas aseguraron que aquello era el fin de Boko Haram, los islamistas volvieron a unirse bajo la tutela del teólogo Abubakar Shekau, actual líder de la organización, al que EEUU ha llegado a ofrecer una recompensa de 50 millones de dólares.
Desde entonces, en el noreste del país, base espiritual y de operaciones del grupo, mantienen una sangrienta campaña de ataques y atentados que han causado más de 3.000 muertos.
El conflicto con Boko Haram ha llegado a ser una de las principales críticas que tiene que aceptar el Gobierno de NIgeria, por parte de la propia sociedad civil nigeriana. Y ahora, además, por parte de la comunidad internacional. Principalmente por la pasividad pasividad sobre el rapto de las niñas. Organismos, como Amnistía Internacional acusan a las fuerzas militares de Nigeria de ignorar varios avisos sobre la entrada de la secta radical en Chibok, cuatro horas antes de que se produjera el secuestro de las niñas.
Los cuarteles del Ejército nigeriano en Damboa, ciudad a unos 35 kilómetros de Chibok, y en Maiduguri, a 130 kilómetros, recibieron avisos entre las siete de la tarde y las dos de la madrugada (hora local) del 14 al 15 de abril sobre la amenaza del grupo islamista. Sin embargo, la imposibilidad de reunir tropas debido a los escasos recursos y el temor a enfrentarse a grupos armados, a menudo mejor equipados que ellos, desalentó al Ejército, que decidió no desplegar refuerzos en Chibok esa noche, aseguró Amnistía. A esto hay que unir, que los estados del noreste, donde Boko Haram tiene más fuerza, están controlados por opositores al gobierno, por lo que existe una gran desconfianza entre los líderes locales y el gobierno central, con poco margen de maniobra en ciertas materias como la seguridad.
Ahora , con el secuestro Nigeria se encuentra en una tesitura que debe afrontar, hasta ahora ha rechazado toda las peticiones para tener bases del Africom, las Fuerzas Armadas de Estados Unidos en África, mientras favorece el desarrollo, todavía sin éxito, de su propio programa de drones. Así con la resiente campaña de apoyo y solidaridad por las niñas secuestradas, se está presionando al propio gobierno nigeriano internacionalmente, con la presencia de delegaciones de muchos países en Abuja, la capital, con motivo del Foro Económico Mundial celebrado en África esta semana. Como resultado de esto, Nigeria ha cedido y ha permitido la participación de asesores extranjeros en materia de seguridad para participar, inicialmente, en la búsqueda de las niñas. Se da la curiosidad que durante años, el presidente Goodluck Jonathan ha pedido a los gobiernos extranjeros, que ahora presionan y se preocupan por la seguridad de las niñas “apoyar los esfuerzos del Gobierno nigeriano” contra Boko Haram, “ayuda” entendida como fondos económicos que nunca han llegado. Y pueden que lleguen acompañados de contingentes humanitarios internacionales, que permanecerán en el país.
Como ya ocurrió hace cuatro años en Kenia, y la campaña medíatica contra Kony, por causas muy similares a esta. la presencia de tropas de EEUU estarán justificadas como una parte de la campaña humanitaria.