…Lo tomó de la mano.- Vamos a buscarte un café y algo
de comer. Te llevaré a casa. Me alegra verte, muchacho. -Le apretó la mano.
Él sonrió.
Algo se quebró.
Algo se movió en el centro de las cosas. La galería se inmovilizó y vibró… Ella ya había desaparecido. El peso de los recuerdos le cayó entonces encima, todo un cuerpo de conocimientos que se le introducía en la cabeza como un microsoft en un zócalo. Había desaparecido.
William Gibson, Neuromancer (via kirafreaky)