Al Borde del Spoiler: Krakatic (1947).
Video con un fragmento de “Krakatit” (1947) dirigida por Otakar Vávra y protagonizada por Karel Höger, Florence Marly, Eduard Linkers, Jirí Plachý, Natasa Tanská, Frantisek Smolík.
Esta película checoslovaca adapta la novela Krakatit (o “La Krakatita” en español) del escritor checo Karel Capek, su novela más inclasificable, escrita en 1924.
Subtitulada «Una fantasía nuclear», esta novela de Karel Čapek puede hacer las delicias de los aficionados a la ciencia ficción, aunque La krakatita es una obra compleja que no se deja encasillar fácilmente en un único género.
En el argumento el excéntrico Prokop inventa la krakatita, una sustancia explosiva que libera la energía oculta de la materia. Prokop sufre un accidente, cae en un estado alucinatorio y revela la fórmula de la krakatita al intrigante Tomeš. Mientras intenta dar con él, otros buscan a Prokop, emprendiendo una carrera contra el tiempo en la que se enfrentará a un siniestro directivo, será apresado en un palacio, seducirá a una princesa y se topará con un grupo de anarquistas que —desde una emisora pirata— bloquea las ondas de Europa cada noche de martes y viernes.
De “La krakatita” impacta la capacidad de Capek para combinar ciencia ficción, humor, crítica social, reflexión filosófica y placer narrativo puro y duro. Advertencia sobre los peligros de la ciencia y la tecnología modernas, “La krakatita”.
Esta novela ha sido adaptada al cine en 1948 y con un posterior remake en 1981, bajo el título Temné slunce (Sol oscuro en español) por el mismo director, Otakár Vávra; y se la considera inspiradora de «¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú«, de Stanley Kubrick; es una de las mayores obras antiutópicas de Karel Capek.
El autor checo destacó por sus obras fantásticas y de ciencia ficción, considerándole uno de los fundadores del género; de hecho, acuñó el término “robot” en su pieza teatral R.U.R. (1920). Sus principales obras, “La Fábrica del Absoluto” (1922), “La krakatita” (1924) o “La guerra de las salamandras” (1936), poseen un trasfondo político y filosófico característico por su fina ironía y la sutil denuncia que realiza de la ascensión del totalitarismo y la deshumanización radical de las sociedades modernas. Una curiosidad: su periplo por nuestro país durante 1929 y 1930, reflejado en “Viaje a España” (1930).