A las nuevas generaciones de informáticos es posible que no les suene AltaVista y que sólo les suene la empresa DEC (acrónimo de Digital Equipment Corporation) como un fabricante de grandes máquinas que se perdió por el paleolítico de la informática. DEC fue una compañía que prácticamente inventó el mercado de los miniordenadores, máquinas mucho menos potentes y pretenciosas que los grandes sistemas de la época pero también muchísimo más económicas y con menos requisitos.
Este mercado, el de los miniordenadores, fue desarrollándose y creciendo, convirtiendo a DEC en la segunda mitad de los 80 en la empresa número 2 en el mundo de la informática (y aquí hablamos de informática en general, tanto software como hardware).
Sin embargo, los 80 vinieron con cambios muy profundos y todo el ecosistema empresarial dio un vuelco ante los nuevos paradigmas y modelos de negocio. Hubo empresas que se adaptaron muy bien (por ejemplo, HP), otras que sufrieron mucho para adaptarse pero que finalmente se transformaron, como IBM, y otras que no supieron adaptarse y con los años fueron empequeñeciendo hasta finalmente desaparecer. Como en el caso de DEC.
La situación de DEC a mediados de los años 90 era un tanto peliaguda. Llevaba ya un par de años sin generar beneficios (sus últimos resultados en 1995 eran de 2.000 millones de pérdidas). Sin embargo, tenían varias tecnologías en su haber que podían dar un vuelco a su situación. Una de ellas era su procesador Alpha. Estos procesadores estaban a años luz en cuanto a tecnología y rendimiento de sus equivalentes x86 y eran en general netamente superiores a sus competidores de Sun o Sillicon Graphics.
Sin embargo, DEC había sido una empresa toda su historia de miniordenadores, por lo que no había sabido aprovechar las ventajas del procesador Alpha (de hecho, llegó a retrasar 18 meses su lanzamiento al mercado por el simple motivo de que un microprocesador, por muy avanzado que fuera, sonaba a ordenador personal o como mucho a estación de trabajo. DEC hacía miniordenadores, no máquinas unipersonales).
Sin embargo, había un proyecto interno que sí podía aprovecharse del gran rendimiento y las posibilidades de los 64 bits del procesador Alpha (sí, seguimos en 1995). Dicho proyecto consistía en, utilizando el enorme ancho de banda que tenía DEC disponible para la época, recorrerse la World Wide Web completamente y crear un índice que podría consultarse en cualquier momento.
Su nombre era AltaVista, y aunque a mediados de los 90 sólo era un proyecto interno, y por lo tanto sólo utilizado desde la intranet de DEC, todos aquellos de la empresa que lo utilizaban estaban enamorados de él. ¿Qué tenía de especial AltaVista? Visto con los ojos de 2012, poca cosa, principalmente porque tanto Google como Bing hacen lo mismo. Pero recordemos que hablamos de 1995, Google aún no existía y a Bing le quedaba más de una década para nacer, así que vamos a ver cómo estaba la situación en aquellos entonces.
El principal sitio web a mediados de los 90 era, sin lugar a dudas, Yahoo. Sin embargo, Yahoo no era un buscador, sino que simplemente era un directorio. ¿Qué significa eso? Pues que no había un spider que analizara la web buscando nuevos enlaces e incluyéndolos en un índice ponderado que posteriormente se podría consultar sino que simplemente era un listado de sitios webs almacenados. Sí, como unas páginas amarillas o un listín telefónico. Para entender el éxito de Yahoo, hay que comprender que antes de que este existiera si querías acceder a algún recurso vía web tenías que saber la dirección del mismo o la de algún sitio que lo enlazase.
Sí había, en cambio, proyectos de crear buscadores. La mayoría de ellos eran proyectos con recursos muy limitados o con objetivos no especialmente ambiciosos. Por ejemplo, había buscadores que sólo procesaban los títulos de las webs y no su contenido, o algunos que sí analizaban los contenidos, pero claro, para poder abarcar toda la web (unos 18.000 sitios a principios de 1995) se necesitaba mucho ancho de banda y también bastante potencia de proceso, pues si no al terminar de procesar todos los sitios web el resultado no serviría de nada por la naturaleza tan cambiante de la misma.
También, por supuesto, era necesario crear un interfaz adecuado para interactuar con todo el sistema para realizar las búsquedas, y la mayoría de los buscadores “puros” de la época eran bastante crípticos (en algunos había que conectarse por telnet y aprenderse unos cuantos comandos para poder realizar una consulta).
AltaVista había solucionado todos esos problemas de los buscadores previos a ella. Contaban con el inmenso (para la época) ancho de banda de DEC, contaban con un potente procesador y varias unidades procesando en paralelo toda la información recogida por los spiders (de forma que el índice no quedaba rápidamente obsoleto) y ofrecían también una interfaz muy limpia para la época. Así que en 1996 DEC consintió en abrir públicamente su firewall para convertir en público el servicio AltaVista. Como toda empresa, el objetivo último de este movimiento era el de ganar dinero, pero… ¿cómo pretendía DEC ganarlo?
Esta es la parte donde se demuestra que lo importante no es tener la tecnología adecuada sino el saber qué hacer con ella. Si no la tienes siempre existe la posibilidad de que la puedes comprar o por lo menos licenciar, pero si la tienes y no sabes qué hacer con ella, se malogrará de mala manera.
Pues este fue el problema de DEC. Para la cúpula de DEC (no para los responsables del proyecto AltaVista), el buscador era una gran oportunidad de conseguir buena publicidad positiva… para poder vender ordenadores equipados con procesadores Alpha. Es decir, para ellos AltaVista no era más que una demo pública de lo genial que era su hardware. ¿Eran ciegos los directivos de DEC? Sí, pero porque el mundo estaba lleno de ciegos por aquellos entonces. Cuando en 1996 Compaq compró a DEC, el monto de la operación fue de unos $9.600 millones, de los cuales, en concepto de la adquisición de AltaVista, se pagó $0.
¿Pudo, pese a la ceguera de sus empresas matrices, AltaVista haberse convertido en Google antes de que Google siquiera hubiera existido? La tecnología estaba ahí, pero no el modelo de negocio. Cuando AltaVista se hizo pública, la mentalidad de la época era captar internautas y mantenerlos dentro todo el tiempo posible. La moda en aquel momento era crear portales donde se aglutinaran todos los servicios que un usuario pudiera necesitar de tal forma que permaneciera siempre dentro del portal.
Estos servicios iban desde el correo electrónico a información del tiempo, noticias, chats y decenas de servicios diversos. Pese a que en AltaVista había quienes abogaban por mantener lo más limpio y sencillo AltaVista, es decir, centrarse en la tecnología de buscador y consultas, triunfó la visión más “tradicional” de crear un portal grande y pesado cargado de multitud de servicios.
¿Y qué fue finalmente de AltaVista? Compaq la vendió a CMGI en junio de 1999 por $2.300 millones, la cual quiso sacarla a bolsa al año siguiente. Sin embargo, la burbuja de las “punto com” ya había estallado, por lo que se interrumpió la salida a bolsa. En el 2003, CMGI vendió el portal AltaVista a Overture Services, Inc por $140 millones. Hoy en día, AltaVista sigue operativa en www.altavista.com, pero como un actor menor sin ninguna importancia dentro del mundo de los buscadores webs.