Detrás de las Cámaras: US actress Jayne Mansfield and Soviet actress Tatyana Samoylova at Cannes Film Festival, France, 1958 via Ser Barsa
The Lord of the Rings de J.R.R. Tolkien filmada en la URSS.
El señor de los Anillos de J.R.R. Tolkien fue adaptada en la Unión Soviética por la televisión de San Petersburgo en 1991. Tras años olvidada recientemente fue encontrada después de 30 años. La televisión de San Petersburgo la ha subido en 2 partes a su canal de Youtube.
Este telefilm basado en la novela de J.R.R. Tolkien fue filmado en 1991 por la televisión de Leningrado (actual San Petersburgo). El telefim dividido en dos parte Хранители (1991) fue dirigido por Natalia Serebryakova, y cuenta con la participación de los actores Valeriy Dyachenko, Viktor Kostetskiy, Georgiy Shtil.
Es otra adaptación soviética de la obra de Tolkien, pues anteriormente ya se adaptó la novela The Hobbit en 1985.
Al borde del Spoiler: El hombre anfibio
El melodrama “El Hombre Anfibio” (Человек-амфибия) (1961), filmado por los directores Vladimir Chebotarev y Gennady Kazansky en 1961, basado en la novela de Alexander Belyaev, que supuso la base de esta legendaria película.
La película nos emplaza a Buenos Aires (el rodaje se realizó en la bahía de Laspi, en Crimea). Un científico brillante salva la vida de un niño y le trasplanta las agallas. Ichthyander (Vladimir Korneev) puede vivir tanto en la tierra como debajo del agua.
Pasan los años y el niño se convierte en un hermoso joven, pero la existencia de un ser, mitad hombre mitad pez, no pasa desapercibida: los rumores sobre el demonio marino que habita en las aguas locales comienzan a expandirse por la ciudad. El empresario emprendedor Pedro Zurita (Mikhail Kozakov) decide atrapar a la extraña criatura y ganar dinero con ella. Mientras, el «demonio del mar» (Ichthyander), vive tranquilamente en la casa de su padre adoptivo, evita a las personas y hace amistad con los delfines. La situación cambia cuando el joven salva a una hermosa chica que está a punto de ahogarse (Anastasia Vertinskaya) y se enamora de ella sin remedio.
El autor de la novela, Aleksandr Románovich Beliáyev (Smolensk, 4 de marzo (jul.)/ 16 de marzo de 1884 (greg.) – Pushkin, 6 de enero de 1942) fue un escritor ruso de ciencia ficción.
Su trabajo durante los años 1920 y 1930 le valió muchos premios y la crítica lo llama aún hoy, el Julio Verne ruso. Este escritor soviético abarcó sin embargo una mayor variedad de temas, incluso aquéllos que Verne no consideraba científicos, como la telepatía y la levitación.
De niño se lastimó la columna vertebral al caer después de haber trepado a un tejado. En su veintena, a menudo convaleciente, leía a Julio Verne, H. G. Wells o Konstantín Tsiolkovski y empezó a escribir novelas.
Estudió derecho y música, fue director de un orfanato, músico de orquesta, escenógrafo, periodista, inspector de policía, bibliotecario, jefe del departamento jurídico de un ministerio. Y en 1925, decidió dedicarse enteramente a escribir. Toda la obra de Beliáyev es un ejemplo de seriedad y minuciosidad científicas, aunque de cuando en cuando asoma en él un notable poeta lírico.
En 1928 Alexander Belyáyev publicó la novela “El hombre anfibio”, la historia de Ijtiandre, un joven a quien siendo niño le trasplantaron las branquias de un tiburón. Según el argumento, Ijtiandre pasaba mucho tiempo en el mar con un fino traje ceñido al cuerpo, aletas, guantes y gafas de gruesos cristales. Hoy en día este equipo resultará familiar a todo aquel que se dedique al buceo, el surf o la caza submarina. Los trajes de buceo modernos de neopreno, parecidos a una segunda piel y que conservan la temperatura, empezaron a aparecer en los años 50 en EE UU. En 1962, los directores Vladimir Chebotaryov y Gennadi Kazansky rodaron una película homónima que obtuvo un gran éxito en la URSS.
A la edad de 32 años contrajo tuberculosis ósea, y tuvo que pasar seis años en cama. La enfermedad se agravó varias veces, y Beliáyev, al fin, no pudo sobrevivir a las penurias de la guerra, murió cerca de Leningrado durante el cerco nazi. Su esposa y su hija fueron llevadas por los nazis a Polonia.
A través de la historia de una pareja de jóvenes y sus desavenencias durante la competición, Vsevolod Poudovkine decidió hacer una sátira de la fiebre por el ajedrez que se desató en Moscú con motivo del Torneo Internacional de Ajedrez de 1925.
“De todas las artes, para nosotros el cine es la más importante”, dijo Lenin en una ocasión, y tenía toda la razón. Los rusos imitaban a sus personajes favoritos del cine, se comportaban y se vestían como ellos, leían los mismos libros y escuchaban la misma música. Una lista con las películas de éxito que más influyeron en la mentalidad rusa.
1.Noche de carnaval (comedia musical, 1956, 49 millones de espectadores)
Mientras los empleados de un club de una ciudad soviética se preparan para la fiesta de fin de año, un viejo y ostentoso burócrata apellidado Ogurtsov intenta aguar la fiesta convirtiéndola en una aburrida conferencia. Ahora la trama resulta trivial, pero en 1956 era bastante innovadora. Tras la muerte de Stalin tres años antes, llegó una política conocida como el ‘deshielo’. Por fin se permitió cierta libertad de expresión a los directores y Noche de carnaval se convirtió en uno de los hitos de los nuevos tiempos. Ogurtsov pasó a ser el símbolo negativo de una época pasada, y es que la diversión era ya una parte importante de la mentalidad rusa.
Por primera vez desde 1930 los espectadores pudieron escuchar a una auténtica banda de jazz en una película soviética: en los años 40 y a principios de los 50 la música de jazz fue declarada ‘inapropiada’ por el gobierno y algunos cantantes fueron víctimas de la represión.
2.El sol blanco del desierto (western, 1970, 50 millones de espectadores).
Durante el estancamiento de la década de 1970, el pueblo soviético necesitaba urgentemente una figura heroica en la pantalla. El soldado del Ejército rojo Fiódor Sujov, protagonista de El sol blanco del desierto, apareció justo a tiempo. El director, Vladímir Motil, quería rodar un auténtico western soviético, y lo logró: creó una pieza muy discreta, conmovedora y profundamente patriótica. Al finalizar la guerra, Sujov emprende el camino de regreso a casa a través de un desierto asiático, donde se encuentra el harén del delincuente local Abdullah y decide proteger a las mujeres de ser asesinadas por su cruel marido. A lo largo de la película mueren muchos personajes, pero las honorables intenciones de Sujov siempre llegan a buen puerto. Sujov también es un héroe romántico: sueña con volver a ver a su amada esposa Katerina Matvéyeva, que simboliza el hogar y la propia Rusia.
La banda sonora de la película, compuesta por el famoso cantautor Bulat Okudzhava y el compositor de música de cine Isaak Shwartz, adquirió una gran popularidad, sobre todo una canción titulada «Su señoría doña Fortuna» (en ruso Vashe blagorodie gospozha Udacha) Sin embargo, los jefes del estudio no estaban conformes con la película y enviaron la cinta a montaje en varias ocasiones, cortaron algunas escenas e incluso se plantearon dejarla en el armario. Afortunadamente, el entonces líder soviético Leonid Brezhnev vio la película por casualidad, le encantó y ordenó que se estrenara.
3. Iván Vasílevich cambia de profesión (comedia y ciencia ficción, 1973, 60 millones de espectadores).
No hay nadie en el espacio postsoviético que no conozca a Leonid Gaidai, un director recordado por sus películas inspiradas de la gente más auténtica. Especialmente popular fue la trilogía cómica formada por Operación Y y otras aventuras de Shurik, La prisionera del Cáucaso e Iván Valílievich cambia de profesión.
En realidad, en lo que a la trama se refiere, no es ninguna trilogía, pero el estilo del director y el género sí que coinciden. En la primera película, el joven físico Shurik se echa novia y consigue su primer trabajo; en la segunda, viaja al Cáucaso, conoce a otra chica y la rescata de sus secuestradores; y en la tercera, basada en una obra de Bulgákov (el autor de la novela de culto «El maestro y Margarita»), el joven científico crea una máquina del tiempo que intercambia por error a Iván el Terrible con el aburrido oficial soviético Bunsha. La película es una típica comedia de situación, con malentendidos, gritos, carreras, caídas, etc., pero resulta muy ingeniosa y cuenta con magníficas canciones y momentos conmovedores. Muchas frases hechas actuales provienen de estas tres películas.
4. Nunca cambies el punto de encuentro (policíaca, series de TV, 1979, 80 millones de espectadores).
Esta serie de cinco capítulos cuenta la historia de dos detectives de Moscú a quienes, en 1946, se les encarga atrapar al bandido Gato Negro, un conocido ladrón y asesino. El joven policía Sharápov acaba de regresar de la Segunda Guerra Mundial y sigue siendo un hombre honesto y valiente, un romántico bastante ingenuo. Su jefe Zheglov es un personaje controvertido, capaz de cualquier cosa (rozando la ilegalidad) para conseguir sus propósitos. Su lema, tan pegadizo como para seguir usándose hasta nuestros días (incluso por el presidente Putin), era el siguiente: “El sitio de un ladrón está en la cárcel”. A pesar de la ambigüedad del personaje, el público sentía predilección por Zheglov, caracterizado por el ingenioso y carismático artista soviético Vladímir Visotski.
La tasa de criminalidad en la URSS se redujo drásticamente durante las cinco noches en que se emitió la serie, pues todo el mundo se quedó en casa viendo como Zheglov perseguía a las redes criminales.
5. Hermano (suspense, 1997, 146.000 espectadores en cine, millones de copias de VHS y DVD vendidas).
Esta película del director de culto Alexéi Balabánov se distingue de las otras de la lista porque simboliza una nueva era, la Rusia postsoviética. Gracias a su representación de Danila Bagrov, el protagonista de la serie, Serguéi Bodrov hijo se convirtió en el héroe de la nueva generación. Un exsoldado viaja a San Petersburgo para visitar a su hermano, quien le pide que mate a un jefe de la mafia; entonces se desata una vorágine de asesinatos y tiroteos. Esta película explota un tipo de personaje nuevo muy representativo de la Rusia de los años 90: el del delincuente honesto. El aspecto moral desaparece de la trama: Danila mata personas y tiene un comportamiento agresivo, pero también tiene su verdad y su propio código de honor, el cual queda recogido en estas palabras: “quien tiene la verdad tiene la fuerza”.
En el año 2000 apareció la secuela Hermano 2. En esta ocasión Danila viaja a EE UU y se enfrenta a numerosos problemas para descubrir que ningún país es mejor que Rusia, mientras que su hermano, atraído por el sueño americano, decide quedarse en EE UU. Además, la música despierta el lado más emocional del personaje, en especial su grupo favorito, Nautilus Pompilius, cuyas canciones se incluyen en la banda sonora. La música es como un faro en medio de este océano de violencia.
1. Kin-dza-dza! (Кин-дза-дза!) 1986
Grotesca, irreverente y sobre todo divertida. Giorgi Danielia, director de “Mimino”, “Afonia” o “Yo paseo por Moscú”, realizó en el ocaso de su carrera su película más rara: Kin-dza-dza, una parodia de la naturaleza humana en forma de distopia cinematográfica. Vladimir Moshkov, constructor, y Gedevan Aleksidze, estudiante, son tele-transportados al planeta Kin-dza-dza por error y para volver a la tierra tendrán que cambiar fósforos por “gravidsapas”. Los diálogos de la película son tan disparatados que con frecuencia aparecen en conversaciones cotidianas. Una advertencia: no salgas a la calle después de ver Kin-dza-dza ya que corres el riesgo de abrir los brazos y gritar “ku!”.
2. Yo soy Cuba (Я Куба) 1964
“Yo soy Cuba” es a la revolución de los barbudos lo que “El Acorazado Potemkim” a lo bolchevique: una obra de arte que casi nos convence de la legitimidad del cambio de régimen. La película cuenta con una importante participación cubana, y sobre todo con dos de las figuras más importantes del deshielo cultural soviético de los 60: Mijaíl Kalatozov (director) y Evgueni Evtushenko (co-guionista). Tras la disolución de la Unión Soviética personalidades como Martin Scorsese, Francis Ford Coppola o Guillermo Cabrera Infante expresaron su admiración por una película exquisita pero olvidada por el devenir de la historia humana.
3. El hombre anfibio (Человек-амфибия) 1962
La película vendió 66 millones de tickets en 1962, para preocupación de las autoridades soviéticas. Consolidó la tendencia marcada por “Los tres mosqueteros” y “La reina de las gitanas”: la gente prefería ver películas divertidas con romances entre guapos protagonistas antes que aburridos films sobre la vida de Lenin.
La película está basada en la novela homónima de Alexánder Beliaev y se rodó en Crimea y Bakú; la historia va sobre un humano que habita en el fondo del mar y decide abandonar su hábitat natural para conquistar a su amada.
4. Sobre monstruos y hombres (Про уродов и людей) 1998
Entre “Brat” y “Brat 2”, Alexéi Balabanov realizó una película marcadamente extraña y repleta de simbología, erotismo y elementos post soviéticos. En tonos sepia y lenguaje alegórico, “Sobre monstruos y hombres” refleja las lesiones espirituales producidas por el auge del capitalismo y la decadencia social en Rusia. Una obra maestra con seductores elementos masoquistas y perversos.
5. Ciudad Cero (Город Зеро) 1988
Película desconcertante y seminal. El ingeniero Varakin se traslada de Moscú a provincias para una “komandirovka” (viaje de trabajo) y tras enigmáticos episodios descubre que no le va resultar fácil salir de allí.
6. El circo (Цирк) 1936
Las dos estrellas de los musicales soviéticas, Grigori Alexandrov (director) y Liubov Orlova (actriz) brillaron en la sui generis “El circo”. Marion Dixon, artista norteamericana, tiene que huir de Estados Unidos y Alemania, donde es perseguida por haber tenido un hijo negro. En un gesto de generosidad, será el pueblo soviético quien la acoja sin hacer distinción étnica alguna.
7. Vokalnye Parallelli (Вокальные Параллели) 2005
Producción kazajo-rusa, dirigida por Rustam Jamdamov y escrita y protagonizada por Renata Litvinova. La trama gira en torno a una joven cantante que va encontrándose con viejas glorias de la ópera soviética. No obstante, la porosa historia transpira erotismo y plasticidad, y el mayor logro de la película es su magnetismo estético.
8. Los primeros en la luna (Первые на Луне) 2005
Falso documental de Alexéi Fedorchenko sobre el supuesto intento soviético de llegar a la luna en los años 30. Durante la producción de la película algunos medios de comunicación rusos especularon sobre la autenticidad de la historia, e incluso ganó el premio al mejor documental del Festival de Venecia. “Los primeros en la luna” es una ficción en forma de documental, en la que se caricaturiza sobre la creación y destrucción de héroes durante el régimen soviético.
9. Polvo (Пыль) 2005
Otra película desconcertante, aunque en este caso con un tono post-moderno y low-fi. Grabada con cámara digital y sin apenas presupuesto, el resultado es admirable y el monólogo final de Piotr Mamonov es de los que no se olvidan. Dirigida por Serguéi Loban y con guión de Marina Potapova, la historia va de un obeso de 24 años que se vuelve adicto a unas pantallas donde aparece musculoso y delgado.
10. Síndrome de astenia (Астенический синдром) 1989
Película incómoda de ver a pesar de la seducción estética de sus imágenes. Kira Muratova muestra la fatiga del pueblo soviético a través de varias historias cargadas de decadencia y debilidad humana.
11. Particularidades de la pesca nacional (Особенности национальной рыбалки) 1998
Antes de conseguir el éxito comercial con “Kukushka”, Alexander Rogozhkin realizó varios ensayos cinematográficos con el argumento común “Particularidades nacionales” de la política, la caza o la pesca. Esta última es la más divertida: un joven investigador finés interesado en la tradición rusa de caza y pesca participa en una excursión organizada por militares y policías en Karelia. Durante el largo fin de semana no logran pescar ni un pez, pero acaban con 15 cajas de vodka.
12. Ménage à trois (третья мещанская) 1927
En un pequeño piso de Moscú vive una joven pareja; sin embargo el marido no presta mucha atención a su mujer y ésta no soporta las tareas domésticas. Tras encontrarse con un viejo amigo sin alojamiento, el marido invita a éste a que duerma unos días en el sofá de su casa. La historia a tres acabará con un aborto, tema por primera vez mostrado en el cine. Dirigida por el lituano Abram Room, y prohibida en Inglaterra, la película retrata la clase urbana soviética y sus comportamientos sexuales con una franqueza desconocida en la época.
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Tras la Revolución de Octubre de 1917, las juventudes soviéticas proclamaron un concepto de libertad sexual conocido como la teoría del “vaso de agua”. Tener relaciones sexuales no debía ser más complicado que beber un vaso de agua. No obstante, los líderes del partido de mediana edad no parecían apoyar esta idea en concreto. En 1924 se publicó un libro titulado “12 leyes sexuales del proletariado revolucionario”, en el que se condenaba la poligamia y los excesos sexuales.
Películas mudas, escenas elocuentes
La primera escena soviética en la que aparece un desnudo acabó siendo censurada. Se encontraba en la película muda Tierra, (1930) de Alexander Dovzhenko. La prometida de un campesino socialista asesinado por el hijo de un rico terrateniente lo vela fervientemente, desnuda durante más de un minuto en pantalla. Al parecer, esta escena resultó demasiado rompedora para el año 1930, cuando se estrenó Tierra. Seis años después, la película Un joven serio, (1934) en la que aparece una mujer nadando desnuda y un joven comunista en tanga (¡en 1934!) fue censurada por completo. Aunque en los años siguientes esta situación fue cambiando.
La regla “sin sexo” no siempre implicaba “sin desnudos”. En este sentido, las películas soviéticas de finales de los años 30 hasta los años 60 fueron mucho más sugerentes que las películas estadounidenses que se rodaban siguiendo el estricto código Hays, que prohibía completamente cualquier desnudo (“a toda visión o en siluetas”). La definición del “erotismo” para los censores soviéticos no implicaba “desnudo”, sino “cualquier cosa directamente relacionada con la actividad sexual”: besos demasiado largos, escenas de cama o bailes eróticos.
En los dramas, los pechos y los traseros aparecían de forma ininterrumpida. Uno de los primeros ejemplos de ello es el drama con tintes ideológicos Tania (título original El camino luminoso, 1940), en el que unas mujeres desnudas, vistas a través de un cristal semitransparente, se duchan en los vestuarios de una fábrica.
El amor en las películas bélicas y en las comedias
Por alguna razón, las películas bélicas eran particularmente ricas en este tipo de escenas: una mujer cambiándose cuyos pechos se ven claramente a través de un espejo El reloj se detuvo a medianoche, (1958), una joven duchándose en un cuartel militar durante la Segunda Guerra Mundial (Los cuatro vientos del cielo, 1962) y, por supuesto, la escena de la sauna del drama bélico Los amaneceres son aquí más apacibles (1972), en la que aparecen casi una docena de hermosas actrices desnudas.
Según confiesan algunos padres y abuelos soviéticos, el contexto dramático nunca les privó del placer que provocaba observar los encantos de las actrices. La gente iba a ver las películas en la que aparecían desnudos una y otra vez.
En algunas ocasiones, las escenas eróticas conseguían evitar la censura disfrazándose de comedia. La escena en la playa nudista de la película El camino del Calvario (1957) se añadió para satirizar a la clase alta de la Rusia de 1914. Un momento bufonesco de la película Sol blanco del desierto (1970) muestra a las mujeres de un harén musulmán levantándose las faldas y mostrando sus pechos para ocultar sus rostros de un soldado del Ejército Rojo.
Pero el ejemplo más famoso es el striptease de Svetlana Svetlíchnaya en la exitosa comedia El brazo de brillantes (1969). Esta escena relativamente moderada fue un auténtico shock para la gente soviética. ¡Era algo “realmente erótico”, un striptease de verdad mostrado en la gran pantalla!
El crítico de cine Grigori Tarasevich comenta: “Generalmente, las escenas de sexo en las películas despiertan ciertos sentimientos naturales, el observador también desea participar en la actividad sexual. Desafortunadamente, el cine soviético no despierta este tipo de sentimientos. Incluso cuando hay un desnudo, está representado de forma mundana y ordinaria, lo cual excluye cualquier tipo de excitación”.
Desnudos para la exportación
Al margen del cine de masas soviético se encuentran directores más serios como Andréi Tarkovski o Serguéi Paradzhánov. Estos directores estaban catalogados oficialmente como alborotadores y sus películas, que contenían muy frecuentemente desnudos y referencias sexuales, perdían alguna escena por la censura (como la película de Paradzhánov Sombras de los ancestros olvidados, 1964) o no llegaban a estrenarse en la URSS. Sin embargo, al mismo tiempo, las obras de Tarkovski y Paradzhánov representaban con éxito a la Unión Soviética en los festivales de cine internacionales.
El desnudo más conocido del cine de autor soviético es el ritual pagano eslavo de la película Andréi Rubliov, en el que docenas de hombres y mujeres desnudos corren por el bosque observados por el monje y pintor de iconos Andréi Rubliov. Durante la década de los 70, la censura soviética había perdido su peso. Lenta pero inexorablemente, los directores de cine fueron expandiendo los límites del erotismo permitido. El hito de aquella década fue la película-catástrofe de gran presupuesto La tripulación (1979), en la que se muestra una pareja desnuda en la cama. Esta escena se volvió escandalosamente famosa. La tripulación abrió la veda.
Durante los años 80, los aficionados al cine tenían total libertad para disfrutar de todo tipo de escenas eróticas, aparte de la pornografía. La última barrera se derribó en 1988 con La pequeña Vera. En este drama social bastante deprimente se muestra finalmente al público soviético una escena de sexo real. Irónicamente, el eslogan “En la Unión Soviética no hay sexo” mencionado al principio de este artículo fue pronunciado sólo dos años antes de esta película, en 1986, y en aquel momento, después de tantos años, quedaba un poco anticuado.
Tras la caída de la URSS, la demanda popular de desnudos y sexo en las pantallas de cine quedó totalmente satisfecha por las películas extranjeras, que ya habían comenzado a invadir los cines y reproductores de video caseros rusos a finales de los 80.
Al mismo tiempo, la ausencia de una censura seria supuso para los directores contemporáneos un alto grado de libertad en el rodaje de escenas eróticas. En la actualidad, todo el contenido “para adultos” del cine y la televisión de Rusia se emiten únicamente con mensajes de restricción de edad.
Por Elena Korenevskaya
Breve Historia Desconocida: 3D – Un recorrido por la tercera dimensión.
Vamos a hacer un pequeño repaso a la historia esta tecnología, que dicen ha salvado el cine de la lacra de la piratería, y a servido para inflar las recaudaciones en taquillas para los grandes estudios. Parece que el 3D llego de la mano de James Cameron y su Avatar (2009). Pero no es totalmente así.
Gracias a la invención de la estereoscopía (1838), William Friese-Green realizó en 1899, los primeros experimentos de cine en 3D. Patentó el primer sistema cinematográfico en 3D, y se convirtió en pionero, pero no tuvo éxito debido a lo complejo del mecanismo.
El siguiente paso dado por Frederick Eugene Ives llegó diez años después, 1900, con su cámara de dos lentes, que no tuvo tampoco ninguna repercusión práctica. También experimentaron en 1915 con 3D, sin éxito, Edwin S. Porter y William E. Waden, que se basaban en imágenes de un sistema de separación de imágenes basada en los colores rojo y verde, donde cada color era «leído» por sólo uno de los ojos, gracias a unas gafas con cristales rojo y verde.
La primera proyección con ese sistema fue el 10 de junio de 1915, en el Teatro Astor, de New York. Se proyectaron tres cortometrajes, uno de escenas rurales, una selección de escenas de la película Jim the Penman (El rey de la estafa, 1915), película de cinco rollos de la Famous Players, con John Mason y Margerite Leslie, dirigida por Hugh Ford y Edwin S. Porter, y un documental sobre las cataratas del Niágara. El experimento fue un fracaso, porque las imágenes se difuminaban bastante y los asistentes a la función acababan con dolores de cabeza.
El 27 de septiembre de 1922, en el Ambassador Hotel, fue cuando llegó la primera película en 3D a las salas comerciales de Los Ángeles. La Perfect Pictures presentó Power of Love (El que ella quiere, 1922), dirigido por Nat C. Deverich y protagonizado por Elliott Sparling, Barbara Bedford y Noah Beery (padre), sobre un capitán de navío en California. El productor Harry K. Fairall y el cámara Robert F. Elder, para lograr el efecto tridimensional, utilizaron la doble proyección a partir de 2 tiras de película y, de nuevo, separando la imagen mediante los colores rojo y verde, proyectada con los lentes anaglifos (cartón rojo y azul).
Ese mismo año, se estrenó Radiomanía (1930), de R. William Neill, con Grant Mitchell, Margaret Irving y Gertrude Hillman, sobre un un inventor que logra hacer contacto con Marte a través de un sistema de televisión.
En 1934, tras la gran depresión que frenó también los experimentos en 3D, Metro Golden Mayer realizó algunos cortos y Louis Lumière presentó el remake tridimensional de su película Llegada del tren, rodada con una cámara estereoscópica.
La primera película hablada en tres dimensiones fue una película italiana, Nozze vagabonde (Bodas vagabundas, 1936) realizada por Guido Brignone, interpretada por Leda Gloria, Maurizio D’Ancora y Ermes Zacconi. El director de fotografía fue Anchise Brizzi.
En 1938 comenzaron a experimentar los rusos con su Stereokino, un sistema en relieve sin gafas coloreadas, que tuvo su primera demostración pública en enero de 1941. En 1946 se estrenó Robinzon Kruzo (1941), de Aleksandr Andriyevsky, primer largometraje en 3D, sonoro y en color, protagonizado por Pavel Kadochnikov e Y. Lyubimov, utilizando el Stereokino de S.P. Ivanov. Los espectadores tenían la sensación de estar ellos mismos en medio de la selva, entre pájaros y monos salvajes que les rozaban la cabeza. Se proyectaba sobre una pantalla de metal, con unas aristas que reflejaban dos imágenes separadas, una para el ojo derecho y otra para el izquierdo, dando la sensación de relieve.
Arch Oboler, un guionista, novelista, productor y director, creó el primer largometraje estereoscópico en color, a partir de película y filtros Polaroid, Bwana Devil, Bwana, (El diablo de la selva, 1952), una película que a pesar de sus fallos de sincronización fue un éxito de taquilla. Era una cinta de aventuras en la que una de sus más espectaculares secuencias, un león daba la impresión de atacar a la audiencia.
Durante 1953 se estrenaron 27 películas en 3D, siendo seguidas por otras 16 al año siguiente. Norman Mc Laren, en 1951, en Londres, presentó dibujos animados en relieve.
Tras años de investigación en 1953 Warner Bros estrenó House of wax, (Los crímenes del Museo de cera, 1953), el primer largometraje en 3D con sonido estereofónico, dirigida por André de Toth, que nunca llegó a ver el efecto tridimensional pues solamente tenía un ojo. La película fue protagonizada por Vincent Price, Phyllis Kirk, Frank Lovejoy, Carolyn Jones y Paul Cavanagh. Vincent Price es el actor que más veces actuó en cine en relieve, pues además protagonizó The Mad Magician (1954), Dangerous Mission (1954) y Son of Sinbad (1955).
La primera película que se exhibió en Cinemascope y tres dimensiones fue September Storm, (Un Septiembre Borrascoso, 1960), dirigida por Byron Haskin e interpretada por Joanne Dru, Mark Stevens y Robert Strauss. Se realizaron a partir de esta numerosas películas, casi todas ella del género de cine de terror.
Arch Oboler, creó el sistema Space-Vision 3D, en el que las dos imágenes que antes debían reproducirse cada una en un proyector, se superponían en una sola cinta de celuloide, por lo que era suficiente con un solo proyector al que se le insertó una lente especial. Realizó el largometraje The Bubble (1963), sobre una invasión fantástica a la Tierra, muy bien acogido por el público aunque mal por la crítica.
En 1970, la marca Stereo-Vision desarrolló otro sistema, las imágenes eran comprimidas una al lado de la otra sobre una misma tira de película de 35 mm. y proyectadas mediante una lente anamórfica a través de filtros Polaroid. Con este sistema se eliminaba el peligro de la desincronización.
Con este formato se produjo la comedia erótica, con desnudos, The Stewardesses (1969), de Al Silliman Jr., protagonizada por Christina Hart, Michael Garrett y Paula Erikson, siendo la película en relieve más rentable, tal fue su éxito económico que la reeditaron en gran formato. Al Silliman colaboró años más tarde en Tiburón 3-D (1983), de Joe Alves.
Por fin, volvemos a James Cameron, quien editó en formato 3D-IMAX, en 2003, Ghosts of the Abyss, (Misterios del Titanic, 2003). Fue el primer largometraje en editarse con el sistema «Reality camera», con formato HDTV en lugar de película.
Al Borde del Spoiler: Хоббит (El Hobbit, a secas) o ”Skazochnoye puteshestviye mistera Bilbo Begginsa Khobbita (El viaje de cuento de hadas del hobbit Bilbo Bolsón)“ (1985) dirigida por Vladimir Latyshev. La televisión de Leningrado produjo, en 1985, una curiosa adaptación con actores de carne y hueso.
Filmada durante los primeros años de la Perestroika, no disponía ni del presupuesto ni del equipamiento con el que contó Peter Jackson para su versión del Hobbit. Así, se tuvieron que obviar algunos detalles con el objetivo de representar fílmicamente la diversidad del libro.
Un curioso JRRR Tolkien, interpretado por el actor Zinovi Gerd, era el narrador que guiaba a través de la historia, permitiendo generosos saltos en la acción sin que los espectadores perdieran el hilo conductor. Por eso, cualquier fanático echará a faltar los capítulos de los encuentros con los trolls, los elfos o Beorn.
Tanto hobbits, como enanos fueron representados por actores dentro del estudio a través de cámaras estáticas. Los fondos de bastidores disponibles, pintados o por vídeo composición, sólo permitían limitados cambios de perspectiva.
El dragón Smaug y la araña del bosque oscuro eran títeres. Gollum y los orcos fueron personificados a través de actores de carne y hueso con relativamente poco maquillaje y sin ningún tipo de prótesis.
Sin embargo, el guion se atuvo a los diálogos, a menudo de manera muy fiel, al texto del libro. También la música juega un papel importante similar a la que tiene en el libro. Los cantos de los enanos se apoyan en varias voces y cuando los orcos hacen prisioneros a los enanos en la montaña, realizan toda una coreografía.
Al Borde del Spoiler: Aelita (Аэлита) (1924) Yákov Protazanov
Película muda dirigida por Yákov Protazanov en los estudios Mezhrabpom-Rus, también conocida como “Aelita: Reina de Marte”, y estrenada en 1924. Está basada en la novela del mismo nombre escrita por Alekséi Nikoláyevich Tolstói.
Es con probabilidad la primera película que trata por completo sobre viajes espaciales, la parte más notable de la película son los escenarios y vestuarios constructivistas Marcianos diseñados por Aleksandra Ekster. Su influencia puede verse en varias películas posteriores, incluso en las series de Flash Gordon y probablemente en la película “Metropolis” de Fritz Lang. Muy popular al principio, la película no fue muy favorecida por el gobierno soviético y por eso ha sido muy difícil de ver hasta después de la Guerra Fría.
La película de Protazanov no ve la revolución como una herramienta para el desarrollo, sino de reconstrucción, la Revolución Rusa no es el telón para la película, sino la Nueva Política Económica de Lenin, el apacible período de capitalismo que usó para la reconstrucción tras la Primera Guerra Mundial y la Guerra Civil Rusa.
Basado en la novela homónima de Alekséi Nikoláyevich Tolstói (10 de enero de 1883 – 23 de febrero de 1945), escritor ruso-soviético autor de escritos de muchos géneros pero especializado en la ciencia ficción y novelas históricas.
De familia noble, nació en Nikoláievsk en 1883. Sobrino de León Tolstói, cursó escuela secundaria en Samara y los estudios superiores en el Instituto Tecnológico de San Petersburgo, tras terminar la carrera se dedicó a la literatura. En un principio cultivó la poesía de tendencia simbolista (Lírica, 1907). Posteriormente se apartó de ella (Los ríos azules, 1912).
Destacó, no obstante, como prosista, sobre todo con sus relatos del ciclo La Región del Volga (1910-1911), para los cuales tomó como modelos literarios a Iván Turguénev, a Lev Tolstói y a Gógol. Entre 1914 y 1916 fue corresponsal de guerra. Luego se dedicó a la comedia (La fuerza demoníaca, Oscurantistas, 1917).
Hostil a la revolución de Octubre, en 1918 emigró, pero en 1923 rectificó su posición, volviendo a su país. Entre los otros escritores soviéticos su mote era ‘El conde camarada’, y fue uno de los pocos nobles a los que se permitió el uso de su título durante la época de Stalin.
Escribió la Infancia de Nikita, novela autobiográfica; la trilogía Peregrinación por los caminos del dolor (1920-1941); relatos sobre el paso de la guerra a la vida civil (a este tipo pertenece La víbora); el drama Iván el Terrible, y su gran novela histórica (cuya tercera parte quedó sin terminar) Pedro I, en la que estuvo trabajando diez y seis años, de 1919 a 1935. Su auténtica relevancia fue como escritor de ciencia ficción. Mezclas de utopía y comentario social,destacan dentro del género El hiperbólido del ingeniero Garin (1925), La rebelión de las máquinas (1924) y sobre todo Aelita (1923) son obras pioneras de este género.
Aelita es la novela de aventuras espaciales de la revolución soviética. Es como una princesa de Marte pero sin John Carter. Cuenta la historia del ingeniero Loss y del revolucionario Gúsev, ardiente sóviet, que, tras recibir unas supuestas señales de radio de Marte, se embarca en un viaje a este planeta, donde se encuentra con una civilización semi-desarollada, y bajo el reinado de Aelita.
Como historia de aventuras comparable con los clásicos de Julio Verne o Las minas del rey Salomón, la obra de Tolstói consigue mezclar supersticiones y teoría social, el futuro, el viaje interplanetario, y la luchas de clases. Escrita en 1923, la novela plasma de manera definitiva lo que se esperaba de una utopía dramática revolucionaria. La novela de Tolstoi, lejos de exportar la revolución a otros países del mundo, la manda al espacio, para empezar, al cercano Marte, poblado por una raza de descendientes de los atlantes que acogerá con alegría a los viajeros y se dejará influenciar por sus ideas y avances.
En la novela no hay la menor traza de marxismo y sólo el hecho de que la literatura soviética no pueda pasar de los clásicos explica que Aelita haya sido reconocida oficialmente como la primera obra maestra de la ciencia-ficción soviética.